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Cierran la causa del gendarme y su novia

Jueves, 26 de junio de 2014 01:15

A pocas horas de haberse hallado en la vía pública los cuerpos de Carla Aponte y del gendarme Nicolás Paredes, la Justicia provincial recaratuló el hecho de doble homicidio a homicidio seguido de suicidio, a pesar del informe del jefe de la Brigada de Investigaciones de la Policía local, subcomisario Mario Alberto Gómez. Según Gómez, tras los allanamientos en el domicilio del gendarme y el rastrillaje en la calle donde se produjo la tragedia, los resultados fueron negativos con respecto a las armas -un cuchillo y una pistola- que terminaron con las vidas de la pareja.

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A pocas horas de haberse hallado en la vía pública los cuerpos de Carla Aponte y del gendarme Nicolás Paredes, la Justicia provincial recaratuló el hecho de doble homicidio a homicidio seguido de suicidio, a pesar del informe del jefe de la Brigada de Investigaciones de la Policía local, subcomisario Mario Alberto Gómez. Según Gómez, tras los allanamientos en el domicilio del gendarme y el rastrillaje en la calle donde se produjo la tragedia, los resultados fueron negativos con respecto a las armas -un cuchillo y una pistola- que terminaron con las vidas de la pareja.

Luego de días de marchas y contramarchas, la salida elegante fue echarle la culpa al fallecido. El gendarme es ahora el homicida. Una fuente policial confirmó ayer la recaratulación de la causa a homicidio seguido de suicidio, “una hipótesis políticamente correcta a los tiempos que se viven”, confió ayer a El Tribuno una alta fuente investigativa.

El fiscal penal en turno, Julio Mendía Campos, solicitó el cambio de carátula al juez de Garantía Fernando Mariscal Astigueta,a pesar de que nunca se hallaron las armas homicidas ni se probaran desaveniencias en la pareja.

El hecho

Alrededor de las 23.30 del 15 de junio pasado, el cabo de la Gendarmería, el formoseño Rodolfo Nicolás Paredes y su novia, la joven mosconenses Carla Aponte, fueron supuestamente asesinados en la puerta del domicilio en el que residía la chica, junto a su madre. A los pocos minutos que se escucharan los disparos, un móvil del sistema de emergencias 911 llegó al lugar. A partir de allí los peritos de Criminalística buscaron afanosamente elementos que pudieran clarificar el hecho que generó una verdadera conmoción en General Mosconi. La policía halló las vainas servidas y un plomo encamisado desnudo de un arma de 9 milímetros en el interior de un automóvil Chevrolet estacionado en el garaje de una casa vecina. Pero nunca pudieron encontrar ni el arma blanca ni el arma de fuego. Policías confiaron a este medio que la bala le ingresó al gendarme por el parietal, casi sobre la mollera de atrás para adelante, un lugar harto difícil para un suicida. La sangre manchó posteriormente el borceguí de una persona que caminó por la vereda. Un vecino relató que a los pocos minutos de producido el hecho de sangre “esto (por la propiedad donde se encuentra el monoambiente) se llenó de gendarmes”, dijo azorado. Paredes era casado y separado y al llegar para prestar servicios en la unidad de lucha aérea contra el narcotráfico, vivió con su esposa en el monoambiente.

 

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