Desde el principio todo fue remar y remar. La anécdota del estreno de Cabeza de chorlito, una tarde de inusual nevada en Salta, en plena pandemia de gripe A, muestra clarito el empinado camino recorrido por La Morisqueta: “Estrenamos la obra en la sala Mecano de la Casa de la Cultura. Los papás preferían llevar a los chicos a ver la nieve y nuestra sala era una desolación. Si no hubiésemos nacido del palo del teatro independiente, hubiésemos echado todo por la borda. Tirábamos azúcar en la puerta, prendíamos sahumerios... Hasta que después de un par de funciones se activó el boca a boca. A partir de entonces, La Morisqueta ha presentado una obra por año”, contó Cristina Idiarte, directora del grupo de teatro infantil que acaba de estrenar Despistados, nuevamente en la Casa de la Cultura. Pero esta vez el elenco sube a escena en la sala mayor de Caseros 460, porque La Morisqueta ya tiene un público cautivo y es marca registrada de espectáculos infantiles de calidad creados en Salta.
inicia sesión o regístrate.
Desde el principio todo fue remar y remar. La anécdota del estreno de Cabeza de chorlito, una tarde de inusual nevada en Salta, en plena pandemia de gripe A, muestra clarito el empinado camino recorrido por La Morisqueta: “Estrenamos la obra en la sala Mecano de la Casa de la Cultura. Los papás preferían llevar a los chicos a ver la nieve y nuestra sala era una desolación. Si no hubiésemos nacido del palo del teatro independiente, hubiésemos echado todo por la borda. Tirábamos azúcar en la puerta, prendíamos sahumerios... Hasta que después de un par de funciones se activó el boca a boca. A partir de entonces, La Morisqueta ha presentado una obra por año”, contó Cristina Idiarte, directora del grupo de teatro infantil que acaba de estrenar Despistados, nuevamente en la Casa de la Cultura. Pero esta vez el elenco sube a escena en la sala mayor de Caseros 460, porque La Morisqueta ya tiene un público cautivo y es marca registrada de espectáculos infantiles de calidad creados en Salta.
Despistados: el misterio de Ciudad Chiquita se presentará en la Sala Juan Carlos Dávalos todos los días a las 18, hasta el 20 de julio, en el marco del ciclo Cultura a la vista. Los protagonistas de la obra son Laura Casco (se pone bajo la piel de Vaca y Lupín), Felipe Lamas (encarna a Piruchis, Lupa y Pelucheitor) y Samanta Scala (se calza el traje de Esqueleto). Completan el elenco Zoe Subelza y, con un pequeño pero tiernísimo bolo, las mellizas Mía y Manuela Subelza (6 años). Son las tres hijas de Cristina Idiarte y Fernando Subelza (encargado del diseño sonoro). Zoe, la mayor, tiene 15 años: exactamente la misma edad de La Morisqueta. “El grupo nació cuando nació Zoe. Decidí empezar a hacer cosas para chicos porque quería que ella viera el mundo que yo le quería contar”, narró la directora teatral. “Primero le escribía historias y su papá les ponía música. Después me encontré haciendo títeres y escribiendo algunas cosas en tono de clown. Y así surgió La Morisqueta”, resumió.
Por el elenco pasaron muchos actores, la mayoría de ellos alumnos del taller de actuación de Idiarte: “Muchos llegaron y se fueron. Otros se quedaron, como Andrea Di Salvo, que es la encargada de la estética, escenografía y vestuario. Zoe comenzó alcanzándome los títeres y un día me dijo: ¿por qué yo no puedo actuar? Entonces le escribí unas líneas. Siempre tratamos de mostrarle que el teatro era un juego”. Hoy Zoe es figura principal de La Morisqueta. Se mueve sobre el escenario con la soltura y la energía que, seguramente, lleva en los genes. Después de aquel aciago estreno de Cabeza de Chorlito, el elenco salteño presentó Me lo contó un pajarito, Alicia en el país de las zapatillas, Momo: libera tus sueños, Monstrópolis, La imaginación al rescate y Despistados. Y seguramente habrá más estrenos. Aunque nieve.
Lucas: “Me gustaron todos los personajes, pero más el Esqueleto del Terror porque baila bien y porque se transformó en alguien extraño. No se acordaba de sus amigos pero después se acordó y se abrazaron muy fuerte”.
Regina (10 años): “Me gustó mucho Pelucheitor porque me pareció muy gracioso su traje rosado y su chaleco de policía de tránsito. También me hicieron reír mucho la mujer detective y su compañero Lupa”.
Emilia (6 años): “Me gustó mucho la nena que le pidió ayuda a los detectives. Se llama Zozó y sabe bailar y cantar. Ella quiso buscar a sus amigos porque se habían perdido y los extrañaba. Al final, por suerte, los encontró”.
Martina (6 años): “De la obra me gustó la Vaca porque tenía peluca rubia y tacos. Además caminaba muy chistoso. Ella se había olvidado de su amiga por culpa del científico. Pero como eran buenas se volvieron a encontrar”.
Simón (6 años): “Me gustó ella y su hermana porque vendían los diarios y avisaban a la gente que habían desaparecido unos personajes. Todos vivían en una ciudad llamada Chiquita, que tenía un laboratorio”.