El folklore ha escrito ayer una de sus páginas más tristes. La muerte, ensañada con los artistas más hondos de nuestra música, otra vez ganó la partida: a los 66 años fue el turno de Raúl Carnota, autor de piezas profundas como "Grito santiagueño" o "Sólo luz".
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El folklore ha escrito ayer una de sus páginas más tristes. La muerte, ensañada con los artistas más hondos de nuestra música, otra vez ganó la partida: a los 66 años fue el turno de Raúl Carnota, autor de piezas profundas como "Grito santiagueño" o "Sólo luz".
Luego de una larga enfermedad, pólipos en la garganta y una afección pulmonar obstructiva crónica (epoc) Carnota falleció en el Sanatorio Güemes, de Buenos Aires.
Él, que en ocasiones bromeaba porque era un folklorista rubio y porteño, en sus inicios, fue mal visto por sus colegas más tradicionales. Marcó a nuestra música popular con composiciones reflexivas desde las letras y revolucionarias desde sus planteos armónicos y rítmicos.
Alguna vez comentó en la revista Debate que no escribía sobre paisajes y afirmó: "No hay geografía más rica que la del hombre", señalando así el misterio de vida y de la humanidad como motor creativo.
Además, la noticia de su partida se multiplicó con dolor en las redes sociales. Su colega y amigo Franco Luciani, escribió: "La música no hubiese sido la misma sin tu obra. Los músicos no hubiésemos sido los mismos sin vos", subrayó el armonicista rosarino que se consagró en Cosquín 2010.
Finalmente, el compositor Jorge Fandermole, declaró en mayo pasado que la obra de Carnota tiene un carácter "profundamente popular". Sin duda, sus canciones –versionadas por Abel Pintos y Mercedes Sosa, entre otros- seguirán dejando su marca y mantendrán vivo su legado infinito.