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26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Tolar Grande, un parque jurásico en miniatura

Jueves, 21 de mayo de 2015 00:00
A la zona se la podría llamar "el Tíbet argentino" debido a la profusión de picos que superan los 4.000 metros de altura en los alrededores. En el corazón de la Puna salteña, a 3.520 metros sobre el nivel del mar, Tolar Grande tiene su propio mar. O su pedacito, su "ojo". Es, justamente, como "ojos de mar" que se conoce a las seis lagunillas, distantes a unos 5 kilómetros del poblado, muy pequeñas, que guardan en sus aguas turquesas una de las formas de vida más de antigua del planeta: los estromatolitos. En 2011, se creó un área protegida para las lagunas de Socompa y Tolar Grande, por lo que podríamos considerar a las fuentes como los más pequeños parques provinciales con los que Salta cuenta. Sin embargo, el único cuya fauna puede considerarse el origen de todas las otras: así de importante y fundamental es un ojo de mar. Por eso, el turista que se toma el esfuerzo de recorrer los 357 kilómetros que dista Salta de Tolar Grande debe acercarse a ellas, sabiendo de qué se trata. Es nuestro símil al Parque Jurásico de la película de Steven Spielberg o las novelas de Paul Crichton, pero en dimensiones microscópicas.
En el ojo de mar todo pasa a nivel microbiano, y en el paisaje puneño de grandes moles marrones sobresale su turquesa marino. Un color que se le debe al fondo calcáreo y la distribución de la luz en la Puna.
El pueblo de Tolar Grande fue fundado en torno a la estación del Ferrocarril Belgrano y hoy es la última población antes de adentrarse en territorio chileno. Para llegar hay que tomar la ruta nacional 51, hasta San Antonio de los Cobres, a 168 kilómetros de Salta. De allí a Cauchari, Olacapato y Tolar Grande. Encontramos dónde hospedarnos en la Hostería Municipal. Un espacio que consta de seis habitaciones con baño privado, a las que se podrá acceder mediante reservas realizadas en la página web del municipio: www.co razondelapuna.com.ar.
jurasi1.jpg
En Tolar Grande también hay otros sitios de relevancia turística como el Salar de Arizaro, hacia el sur de la localidad. Ahí está el misterioso Cono de Arita, un monumento piramidal de 200 metros de alto. Rodeado por el segundo salar más grande del mundo, sobresale del entorno. Se halla a unos 86 kilómetros de Tolar y a una hora y media de marcha en vehículo. A tres kilómetros está El Arenal y la Cueva del Oso. A unos 4 kilómetros, El Mirador nos permite ver la totalidad del salar y los volcanes Incahuasi, Guanaquero, Arácar, Salín, Pulares, Arizaro Socompa y Llullaillaco. A 13 kilómetros de Tolar, está el Túnel del Hombre Muerto, formado por cuatro bóvedas tachonadas de estalactitas y columnas salinas. Y a 65 kilómetros de Tolar, al pie del volcán Incahuasi, hallamos la laguna Santa María, poblada por la fauna que sobrevive a los 4.000 metros de altura, como las garzas e ibis rosados.
Pero son las lagunas ojos de mar seis zafiros que podemos inscribir dentro de los tesoros turísticos de Salta. La colonia que vive en ellos se considera los primeros seres vivos del planeta. Una herencia de los salteños de 3.400 millones de años. Liberaron el oxígeno a la atmósfera que hoy respiramos que transformó al planeta de hostil a un ambiente apto para la vida. Por eso, los estromatolitos son de particular interés en el estudio de la vida en otros mundos, ya que se considera que la misma se iniciaría con un tipo de estructura similar.
En muy pocos lugares del mundo existen estromatolitos vivos, por lo general en ambientes marinos o salados: Yellowstone (EEUU), Australia, México, Chile (salar de Llamara, cerca de Iquique), pero los de Tolar Grande son los únicos que se encuentran vivos en tremenda altura, que remeda a los primeros años de vida del planeta.

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A la zona se la podría llamar "el Tíbet argentino" debido a la profusión de picos que superan los 4.000 metros de altura en los alrededores. En el corazón de la Puna salteña, a 3.520 metros sobre el nivel del mar, Tolar Grande tiene su propio mar. O su pedacito, su "ojo". Es, justamente, como "ojos de mar" que se conoce a las seis lagunillas, distantes a unos 5 kilómetros del poblado, muy pequeñas, que guardan en sus aguas turquesas una de las formas de vida más de antigua del planeta: los estromatolitos. En 2011, se creó un área protegida para las lagunas de Socompa y Tolar Grande, por lo que podríamos considerar a las fuentes como los más pequeños parques provinciales con los que Salta cuenta. Sin embargo, el único cuya fauna puede considerarse el origen de todas las otras: así de importante y fundamental es un ojo de mar. Por eso, el turista que se toma el esfuerzo de recorrer los 357 kilómetros que dista Salta de Tolar Grande debe acercarse a ellas, sabiendo de qué se trata. Es nuestro símil al Parque Jurásico de la película de Steven Spielberg o las novelas de Paul Crichton, pero en dimensiones microscópicas.
En el ojo de mar todo pasa a nivel microbiano, y en el paisaje puneño de grandes moles marrones sobresale su turquesa marino. Un color que se le debe al fondo calcáreo y la distribución de la luz en la Puna.
El pueblo de Tolar Grande fue fundado en torno a la estación del Ferrocarril Belgrano y hoy es la última población antes de adentrarse en territorio chileno. Para llegar hay que tomar la ruta nacional 51, hasta San Antonio de los Cobres, a 168 kilómetros de Salta. De allí a Cauchari, Olacapato y Tolar Grande. Encontramos dónde hospedarnos en la Hostería Municipal. Un espacio que consta de seis habitaciones con baño privado, a las que se podrá acceder mediante reservas realizadas en la página web del municipio: www.co razondelapuna.com.ar.
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En Tolar Grande también hay otros sitios de relevancia turística como el Salar de Arizaro, hacia el sur de la localidad. Ahí está el misterioso Cono de Arita, un monumento piramidal de 200 metros de alto. Rodeado por el segundo salar más grande del mundo, sobresale del entorno. Se halla a unos 86 kilómetros de Tolar y a una hora y media de marcha en vehículo. A tres kilómetros está El Arenal y la Cueva del Oso. A unos 4 kilómetros, El Mirador nos permite ver la totalidad del salar y los volcanes Incahuasi, Guanaquero, Arácar, Salín, Pulares, Arizaro Socompa y Llullaillaco. A 13 kilómetros de Tolar, está el Túnel del Hombre Muerto, formado por cuatro bóvedas tachonadas de estalactitas y columnas salinas. Y a 65 kilómetros de Tolar, al pie del volcán Incahuasi, hallamos la laguna Santa María, poblada por la fauna que sobrevive a los 4.000 metros de altura, como las garzas e ibis rosados.
Pero son las lagunas ojos de mar seis zafiros que podemos inscribir dentro de los tesoros turísticos de Salta. La colonia que vive en ellos se considera los primeros seres vivos del planeta. Una herencia de los salteños de 3.400 millones de años. Liberaron el oxígeno a la atmósfera que hoy respiramos que transformó al planeta de hostil a un ambiente apto para la vida. Por eso, los estromatolitos son de particular interés en el estudio de la vida en otros mundos, ya que se considera que la misma se iniciaría con un tipo de estructura similar.
En muy pocos lugares del mundo existen estromatolitos vivos, por lo general en ambientes marinos o salados: Yellowstone (EEUU), Australia, México, Chile (salar de Llamara, cerca de Iquique), pero los de Tolar Grande son los únicos que se encuentran vivos en tremenda altura, que remeda a los primeros años de vida del planeta.

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