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Una lesión en inferiores: Me asusté y pensé que no iba a poder jugar más | Divisiones Inferiores, Liga Salteña

Lunes, 08 de junio de 2015 22:00
Si a un grande le cuesta asumir una lesión, a los más chicos les cuesta aún más. En muchos casos, el desconocimiento y su inocencia los hace pensar lo peor. Y esta es la historia de Matías Nieva, jugador de 14 años de la séptima de San Martín, que sufrió una lesión en una cancha, estuvo en recuperación un mes y de a poco vuelve a las canchas.
El torneo recién comenzaba y Matías tenía todas las ilusiones de hacerlo de la mejor manera, se estaba a punto de jugar la segunda fecha y les tocaba enfrentar a Juventud Antoniana. Pero algo inesperado ocurrió: "Estaba entrenado en calor en la cancha de Juventud y me caí con el hombro, me dolió mucho y le dije a un amigo 'me disloqué el hombro, tirame el brazo'. Después me di cuenta de que hice mal al pedirle eso porque no me había dislocado nada, sino que tenía quebrada la clavícula", recordó Matías en la previa del partido contra Libertad. Muchas veces de chico se cometen estos tipos de errores, de querer tomar medidas rápido y por medios propios; pero lo importante es que Matías aprendió la lección: "El médico me dijo que podría haber sido peor por hacerme tirar el brazo. Pero yo en ese momento pensé que no iba poder jugar más, me asusté mucho", confesó el jugador.
Después de este mal momento Matías se fue hasta el hospital con la mamá de Mateo, que siempre acompaña al equipo, y fue atendido por un especialista. La recuperación no fue nada fácil, menos para un chico que está acostumbrado a hacer mucha actividad física. "El médico me dijo que no me asuste, que en un mes iba poder jugar de nuevo. Pero tuve que dormir sentado muchos días, estuve sin hacer nada, enyesado durante un mes casi; también tuve que ir a fisioterapia", aseguró el pequeño jugador.
Matías vive a la vuelta de la cancha de San Martín junto a su mamá y hermano y va a la Escuela Mariano Cabezón, ubicada a pocas cuadras de su casa. De a poco, va recuperando su actividad normal; en la fecha pasada entró de suplente frente a Central Norte y el pasado sábado también lo hizo desde el banco frente a Libertad. Por ahora los resultados en la séptima no van muy bien, pero Matías cuenta: "Vamos mal, pero siempre quiero apoyar al equipo, seguir entrenando, darle apoyo a los que jueguen".
El changiuto Nieva jugó el segundo tiempo frente a los gauchos, desplegó su juego en el medio, por la banda derecha, y está feliz de haber vuelto a jugar. Pero no solo eso sino que también advierte a sus pares que sufran alguna lesión: "Que hagan lo que tengan que hacer, reposo como dice el médico, que no hagan lo contrario sino que respeten y les va ir mejor", dijo Matías antes de salir a la cancha tras superar su lesión.

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Si a un grande le cuesta asumir una lesión, a los más chicos les cuesta aún más. En muchos casos, el desconocimiento y su inocencia los hace pensar lo peor. Y esta es la historia de Matías Nieva, jugador de 14 años de la séptima de San Martín, que sufrió una lesión en una cancha, estuvo en recuperación un mes y de a poco vuelve a las canchas.
El torneo recién comenzaba y Matías tenía todas las ilusiones de hacerlo de la mejor manera, se estaba a punto de jugar la segunda fecha y les tocaba enfrentar a Juventud Antoniana. Pero algo inesperado ocurrió: "Estaba entrenado en calor en la cancha de Juventud y me caí con el hombro, me dolió mucho y le dije a un amigo 'me disloqué el hombro, tirame el brazo'. Después me di cuenta de que hice mal al pedirle eso porque no me había dislocado nada, sino que tenía quebrada la clavícula", recordó Matías en la previa del partido contra Libertad. Muchas veces de chico se cometen estos tipos de errores, de querer tomar medidas rápido y por medios propios; pero lo importante es que Matías aprendió la lección: "El médico me dijo que podría haber sido peor por hacerme tirar el brazo. Pero yo en ese momento pensé que no iba poder jugar más, me asusté mucho", confesó el jugador.
Después de este mal momento Matías se fue hasta el hospital con la mamá de Mateo, que siempre acompaña al equipo, y fue atendido por un especialista. La recuperación no fue nada fácil, menos para un chico que está acostumbrado a hacer mucha actividad física. "El médico me dijo que no me asuste, que en un mes iba poder jugar de nuevo. Pero tuve que dormir sentado muchos días, estuve sin hacer nada, enyesado durante un mes casi; también tuve que ir a fisioterapia", aseguró el pequeño jugador.
Matías vive a la vuelta de la cancha de San Martín junto a su mamá y hermano y va a la Escuela Mariano Cabezón, ubicada a pocas cuadras de su casa. De a poco, va recuperando su actividad normal; en la fecha pasada entró de suplente frente a Central Norte y el pasado sábado también lo hizo desde el banco frente a Libertad. Por ahora los resultados en la séptima no van muy bien, pero Matías cuenta: "Vamos mal, pero siempre quiero apoyar al equipo, seguir entrenando, darle apoyo a los que jueguen".
El changiuto Nieva jugó el segundo tiempo frente a los gauchos, desplegó su juego en el medio, por la banda derecha, y está feliz de haber vuelto a jugar. Pero no solo eso sino que también advierte a sus pares que sufran alguna lesión: "Que hagan lo que tengan que hacer, reposo como dice el médico, que no hagan lo contrario sino que respeten y les va ir mejor", dijo Matías antes de salir a la cancha tras superar su lesión.

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