Vecinos de varios puntos de la ciudad se quejan por el mal olor y la presencia de perros y toda clase de alimañas, a raíz de esta situación.
A las características particulares del servicio de recolección y disposición final de los residuos que brinda el municipio, se suma el desinterés y la desaprensión de muchos vecinos que arrojan todo tipo de desechos a la vía pública.
Además, muchos sacan la basura en horarios poco convenientes, lo que ocasiona que los residuos permanezcan mucho tiempo a la intemperie, a merced de las inclemencias climáticas y del accionar de los animales sueltos.
Esto se acentúa cuando de pastos y desechos de podas se trata, ya que en la mayoría de los casos los vecinos no tienen en cuenta los días establecidos para la recolección de este tipo de residuos.
El Tribuno consultó a vecinos de varios barrios de la ciudad, los cuales coincidieron en que desde el municipio se hace poco y nada para erradicar los microbasurales.
"Hay ordenanzas en vigencia que, por una u otra razón, no se respetan. Además, son situaciones que tienen que ver con el sentido común, como por ejemplo no arrojar basura en los espacios verdes o en el ingreso del pueblo", dijo Jaime Surera, vecino y comerciante de calle San Martín.
De nunca acabar
Los animales que deambulan sueltos, tanto en la ciudad como en sus alrededores, son otro problema que continúa sin solución, a pesar de las insistentes quejas de los vecinos y de los mismos automovilistas que transitan diariamente por la ruta nacional 34.
Son constantes los casos de caballos que ingresan a pastar a los jardines de las viviendas o se desplazan por las calles, sea del microcentro o de los barrios, sin ningún tipo de control.
La gente pide que las autoridades policiales y municipales den soluciones al respecto.
"Cuando veo caballos al costado de la ruta, disminuyo la velocidad porque temo que se me crucen por el camino", dijo Celia, una rosarina.
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Vecinos de varios puntos de la ciudad se quejan por el mal olor y la presencia de perros y toda clase de alimañas, a raíz de esta situación.
A las características particulares del servicio de recolección y disposición final de los residuos que brinda el municipio, se suma el desinterés y la desaprensión de muchos vecinos que arrojan todo tipo de desechos a la vía pública.
Además, muchos sacan la basura en horarios poco convenientes, lo que ocasiona que los residuos permanezcan mucho tiempo a la intemperie, a merced de las inclemencias climáticas y del accionar de los animales sueltos.
Esto se acentúa cuando de pastos y desechos de podas se trata, ya que en la mayoría de los casos los vecinos no tienen en cuenta los días establecidos para la recolección de este tipo de residuos.
El Tribuno consultó a vecinos de varios barrios de la ciudad, los cuales coincidieron en que desde el municipio se hace poco y nada para erradicar los microbasurales.
"Hay ordenanzas en vigencia que, por una u otra razón, no se respetan. Además, son situaciones que tienen que ver con el sentido común, como por ejemplo no arrojar basura en los espacios verdes o en el ingreso del pueblo", dijo Jaime Surera, vecino y comerciante de calle San Martín.
De nunca acabar
Los animales que deambulan sueltos, tanto en la ciudad como en sus alrededores, son otro problema que continúa sin solución, a pesar de las insistentes quejas de los vecinos y de los mismos automovilistas que transitan diariamente por la ruta nacional 34.
Son constantes los casos de caballos que ingresan a pastar a los jardines de las viviendas o se desplazan por las calles, sea del microcentro o de los barrios, sin ningún tipo de control.
La gente pide que las autoridades policiales y municipales den soluciones al respecto.
"Cuando veo caballos al costado de la ruta, disminuyo la velocidad porque temo que se me crucen por el camino", dijo Celia, una rosarina.