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Fabio Antúnez: "La escuela es una caja de resonancia de la realidad social"

Domingo, 14 de febrero de 2016 01:30
Para Fabio Antúnez, titular de la Dirección de Educación Secundaria de Salta, realizar un análisis sobre la terminalidad en tiempo de los alumnos es una evaluación que no debe dejar de lado cuestiones contextuales en una provincia extensa y con situaciones extremas. Sin embargo, admitió que hay que revisar las prácticas de enseñanza docente y pidió que los educadores se sumen al cambio que la sociedad necesita.
¿Qué análisis realiza sobre los chicos que no terminan la secundaria a tiempo en Salta?
Tenemos que observar la realidad de nuestra provincia en toda su extensión geográfica. Hay un 70 por ciento de escuelas en ámbitos rurales. La trayectoria escolar del estudiante estipula una cierta cantidad de años en el sistema educativo, pero sin dudas hay realidades contextuales en las cuales muchas cuestiones estructurales y culturales también inciden. Hay estudiantes que deben privilegiar situaciones familiares o de cuidado del campo que hacen al sustento del hogar, en lugar de privilegiar la escuela. En Los Toldos había chicos de 12- 13 años en adelante que iban a la cosecha de la aceituna o el durazno en Mendoza y San Juan y estaban volviendo después de Semana Santa, cuando las inscripciones ya estaban cerradas. Son cosas que nosotros no podemos no mirar.
También es necesario revisar las prácticas de enseñanza docentes porque todo incide en el rendimiento escolar. Hay que identificar cuáles son las barreras que interfieren en el aprendizaje de los estudiantes. A veces son hasta cuestiones arquitectónicas del edificio escolar o propias. Hacer un análisis simplemente de que se termine en tiempo es una medición que deja de lado cuestiones contextuales en una provincia tan grande y con situaciones extremas.
Hay especialistas que señalan que la secundaria quedó vieja y que no se puede seguir enseñando con métodos con los que nosotros mismos aprendimos...
Los educadores siempre tenemos que estar preparados para el cambio, la sociedad cambia. Es necesario que el docente siga estudiando, por eso el plan de formación docente continua ha generado esos espacios. En el interior de las instituciones la capacitación se logra a partir de que el directivo se posiciona como capacitador. Sí es necesaria la constante revitalización, no tan solo de formas sino también de contenidos. La ciencia avanza a pasos agigantados, la posibilidad de acceso de conocimientos que tiene el estudiante a través de un celular o una computadora hace que, si el docente no se actualiza, queda desfasado. El poder acceder a un adolescente o joven implica conocer cuáles son sus deseos, intereses, qué proyectos de vida tiene, si para él o ella la secundaria es un techo o puente para conectarse con el mañana. Por eso también es importante articular con el nivel superior. Hay que generale al chico el deseo del futuro y trabajar con una cultura de la evaluación.
¿Cree que se deberían instrumentar nuevas formas de evaluación a los docentes?
La evaluación es una acción concreta, personal e institucional. Hay que perderle el temor; desmitificar algunas cuestiones que se fueron naturalizando: la evaluación como control, calificador o descalificador. La evaluación me permite poder ver y aprender determinadas cuestiones que ayuden a mi evolución. Hay sistemas de evaluación institucionales (Iase, Gema) que permiten reconocer la trayectoria del docente y su práctica.
¿Cuál es el ánimo del docente en la actualidad? Intenta adaptarse o se quedó en el tiempo...
La soledad que algunas veces manifestó el docente, con su librito en el aula, se está rompiendo porque ahora hay un trabajo articulado. El desarrollo profesional está íntimamente relacionado con los logros de aprendizajes de mis estudiantes y mi función como docente es la de enseñar.
Hay una base muy importante en el uso de la tecnología. En Los Toldos no teníamos internet y la profe de inglés hizo trabajar a los chicos con videos filmados con el celular. También depende de la apertura del directivo.
A pesar de las oportunidades para aprobar ¿por qué cree que la eficacia de graduación es baja?
Los seres humanos somos así. La escuela es una caja de resonancia de lo que pasa socialmente. De todas formas es una mirada estandarizada en función de un determinado modelo. La ley de educación nacional generó la posibilidad de tener modalidades que van acompañando. Tenemos muchos estudiantes que requieren una educación especial que se está brindando. No puedo dejar de lado y no mirar que la trayectoria de estos estudiantes tienen determinadas formas. Cuando la educación secundaria se hace inclusiva reconoce un derecho de todos los ciudadanos a poder acceder al sistema educativo.
Por otra parte, se perdió la autoridad y el acompañamiento de los papás. No solo cuando hay algún conflicto sino celebrando con sus hijos.
La desigualdad entre los graduados en el sistema estatal y privado es grande...
Es importante cuando se analizan estadísticas ver que se mantengan los mismos ingresos de comparación, hay un nivel muy fuerte de desgranamiento de la educación privada y esos alumnos migran hacia la educación pública. Los alumnos que terminan quedando, si no terminan a tiempo en el sector privado pasan a la educación pública. Hay que analizar el universo completo. Muchas instituciones privadas no tienen repitentes. No estoy haciendo un juicio de valor al respecto, solo analizando la realidad.
¿Existe articulación entre la secundaria y la universidad? La universidad apunta contra la escuela por la mala preparación...
Sí hay articulación. Pero se debe romper con estos esquemas de echar la culpa hacia atrás, porque entonces la secundaria le tendría que echar la culpa a la primaria. Hay cuestiones para revisar, pero lo cierto es que el pase de la secundaria a la universidad es traumático. Lo primero es poder visualizar cuáles son los problemas, que no tan solo son de contenidos.
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Para Fabio Antúnez, titular de la Dirección de Educación Secundaria de Salta, realizar un análisis sobre la terminalidad en tiempo de los alumnos es una evaluación que no debe dejar de lado cuestiones contextuales en una provincia extensa y con situaciones extremas. Sin embargo, admitió que hay que revisar las prácticas de enseñanza docente y pidió que los educadores se sumen al cambio que la sociedad necesita.
¿Qué análisis realiza sobre los chicos que no terminan la secundaria a tiempo en Salta?
Tenemos que observar la realidad de nuestra provincia en toda su extensión geográfica. Hay un 70 por ciento de escuelas en ámbitos rurales. La trayectoria escolar del estudiante estipula una cierta cantidad de años en el sistema educativo, pero sin dudas hay realidades contextuales en las cuales muchas cuestiones estructurales y culturales también inciden. Hay estudiantes que deben privilegiar situaciones familiares o de cuidado del campo que hacen al sustento del hogar, en lugar de privilegiar la escuela. En Los Toldos había chicos de 12- 13 años en adelante que iban a la cosecha de la aceituna o el durazno en Mendoza y San Juan y estaban volviendo después de Semana Santa, cuando las inscripciones ya estaban cerradas. Son cosas que nosotros no podemos no mirar.
También es necesario revisar las prácticas de enseñanza docentes porque todo incide en el rendimiento escolar. Hay que identificar cuáles son las barreras que interfieren en el aprendizaje de los estudiantes. A veces son hasta cuestiones arquitectónicas del edificio escolar o propias. Hacer un análisis simplemente de que se termine en tiempo es una medición que deja de lado cuestiones contextuales en una provincia tan grande y con situaciones extremas.
Hay especialistas que señalan que la secundaria quedó vieja y que no se puede seguir enseñando con métodos con los que nosotros mismos aprendimos...
Los educadores siempre tenemos que estar preparados para el cambio, la sociedad cambia. Es necesario que el docente siga estudiando, por eso el plan de formación docente continua ha generado esos espacios. En el interior de las instituciones la capacitación se logra a partir de que el directivo se posiciona como capacitador. Sí es necesaria la constante revitalización, no tan solo de formas sino también de contenidos. La ciencia avanza a pasos agigantados, la posibilidad de acceso de conocimientos que tiene el estudiante a través de un celular o una computadora hace que, si el docente no se actualiza, queda desfasado. El poder acceder a un adolescente o joven implica conocer cuáles son sus deseos, intereses, qué proyectos de vida tiene, si para él o ella la secundaria es un techo o puente para conectarse con el mañana. Por eso también es importante articular con el nivel superior. Hay que generale al chico el deseo del futuro y trabajar con una cultura de la evaluación.
¿Cree que se deberían instrumentar nuevas formas de evaluación a los docentes?
La evaluación es una acción concreta, personal e institucional. Hay que perderle el temor; desmitificar algunas cuestiones que se fueron naturalizando: la evaluación como control, calificador o descalificador. La evaluación me permite poder ver y aprender determinadas cuestiones que ayuden a mi evolución. Hay sistemas de evaluación institucionales (Iase, Gema) que permiten reconocer la trayectoria del docente y su práctica.
¿Cuál es el ánimo del docente en la actualidad? Intenta adaptarse o se quedó en el tiempo...
La soledad que algunas veces manifestó el docente, con su librito en el aula, se está rompiendo porque ahora hay un trabajo articulado. El desarrollo profesional está íntimamente relacionado con los logros de aprendizajes de mis estudiantes y mi función como docente es la de enseñar.
Hay una base muy importante en el uso de la tecnología. En Los Toldos no teníamos internet y la profe de inglés hizo trabajar a los chicos con videos filmados con el celular. También depende de la apertura del directivo.
A pesar de las oportunidades para aprobar ¿por qué cree que la eficacia de graduación es baja?
Los seres humanos somos así. La escuela es una caja de resonancia de lo que pasa socialmente. De todas formas es una mirada estandarizada en función de un determinado modelo. La ley de educación nacional generó la posibilidad de tener modalidades que van acompañando. Tenemos muchos estudiantes que requieren una educación especial que se está brindando. No puedo dejar de lado y no mirar que la trayectoria de estos estudiantes tienen determinadas formas. Cuando la educación secundaria se hace inclusiva reconoce un derecho de todos los ciudadanos a poder acceder al sistema educativo.
Por otra parte, se perdió la autoridad y el acompañamiento de los papás. No solo cuando hay algún conflicto sino celebrando con sus hijos.
La desigualdad entre los graduados en el sistema estatal y privado es grande...
Es importante cuando se analizan estadísticas ver que se mantengan los mismos ingresos de comparación, hay un nivel muy fuerte de desgranamiento de la educación privada y esos alumnos migran hacia la educación pública. Los alumnos que terminan quedando, si no terminan a tiempo en el sector privado pasan a la educación pública. Hay que analizar el universo completo. Muchas instituciones privadas no tienen repitentes. No estoy haciendo un juicio de valor al respecto, solo analizando la realidad.
¿Existe articulación entre la secundaria y la universidad? La universidad apunta contra la escuela por la mala preparación...
Sí hay articulación. Pero se debe romper con estos esquemas de echar la culpa hacia atrás, porque entonces la secundaria le tendría que echar la culpa a la primaria. Hay cuestiones para revisar, pero lo cierto es que el pase de la secundaria a la universidad es traumático. Lo primero es poder visualizar cuáles son los problemas, que no tan solo son de contenidos.
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