Alfredo padecía una insuficiencia renal crónica que durante años hizo que debiera recurrir a sesiones de diálisis de manera periódica.
Su hermano Pablo (37) lo acompañó día a día durante estos años de lucha, junto a toda la familia.
Padecieron más de 15 años una triste y agobiante situación debido a los costos económicos que implicaba el tratamiento de Alfredo.
Pese a ello, tanto el joven como Pablo, su hermano, siempre enfrentaron la situación con fuerzas y, sobre todo, mucha fe, confiados en que, con la ayuda de Dios y la Virgen de la Candelaria, todo podía llegar a cambiar en algún momento. Y así fue.
Una luz de esperanza
Luego de varios años y de una serie de estudios médicos, se determinó la posibilidad de llevar adelante un trasplante de riñón, lo que significaba la oportunidad de mejorar notablemente la calidad de vida de Alfredo.
Enterado de esto y al ver que su hermano tenía la oportunidad de cambiar radicalmente su vida, Pablo tomó la decisión de donarle un riñón.
"Es muy duro ver a un ser querido someterse tanto tiempo a diálisis y a distintos tratamientos médicos. Yo lo viví con mi madre y con mi hermano, entonces no dudé en ser yo quien donara ese riñón que le faltaba a mi hermano. Porque somos muy unidos y el amor con el que nos educaron me hizo sentir muy feliz de que mi hermano tenga esta oportunidad y yo sea quien pueda brindársela", contó a El Tribuno Pablo, visiblemente emocionado.
Los estudios médicos indicaron que ambos hermanos eran compatibles y se dispuso todo para llevar adelante el trasplante de riñón.
El 24 de noviembre de 2015 fueron intervenidos en una clínica de la provincia de Tucumán, donde recibieron no solo una atención médica excelente, sino también humana, según relatan Alfredo y Pablo.
La evolución de ambos fue muy positiva y también muy rápida, para sorpresa de los mismos profesionales médicos que los atendieron. Ahora llevan adelante una nueva vida en su pueblo natal, Campo Santo, donde viven junto a su padre y demás familiares.
Alfredo cuenta con un emprendimiento familiar relacionado con servicios de sonido para eventos, mientras Pablo y su padre son empleados en el ingenio San Isidro.
"Tuve la fortuna de que mi hermano tuviera este enorme gesto por mí y voy a agradecérselo toda la vida", afirmó Alfredo, quien dice que donar órganos no solo salva vidas, sino familias enteras.
La donación de órganos permite cada año salvar miles y miles de vidas en todo el mundo. Sin embargo, muchos nunca salen de la lista de emergencia nacional y mueren a la espera de un órgano que nunca llega.
Actualmente en nuestro país, hay 7.910 personas en lista de espera de órganos, según datos aportados por el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). En lo que va de 2016 solo se realizaron 75 trasplantes.
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Alfredo padecía una insuficiencia renal crónica que durante años hizo que debiera recurrir a sesiones de diálisis de manera periódica.
Su hermano Pablo (37) lo acompañó día a día durante estos años de lucha, junto a toda la familia.
Padecieron más de 15 años una triste y agobiante situación debido a los costos económicos que implicaba el tratamiento de Alfredo.
Pese a ello, tanto el joven como Pablo, su hermano, siempre enfrentaron la situación con fuerzas y, sobre todo, mucha fe, confiados en que, con la ayuda de Dios y la Virgen de la Candelaria, todo podía llegar a cambiar en algún momento. Y así fue.
Una luz de esperanza
Luego de varios años y de una serie de estudios médicos, se determinó la posibilidad de llevar adelante un trasplante de riñón, lo que significaba la oportunidad de mejorar notablemente la calidad de vida de Alfredo.
Enterado de esto y al ver que su hermano tenía la oportunidad de cambiar radicalmente su vida, Pablo tomó la decisión de donarle un riñón.
"Es muy duro ver a un ser querido someterse tanto tiempo a diálisis y a distintos tratamientos médicos. Yo lo viví con mi madre y con mi hermano, entonces no dudé en ser yo quien donara ese riñón que le faltaba a mi hermano. Porque somos muy unidos y el amor con el que nos educaron me hizo sentir muy feliz de que mi hermano tenga esta oportunidad y yo sea quien pueda brindársela", contó a El Tribuno Pablo, visiblemente emocionado.
Los estudios médicos indicaron que ambos hermanos eran compatibles y se dispuso todo para llevar adelante el trasplante de riñón.
El 24 de noviembre de 2015 fueron intervenidos en una clínica de la provincia de Tucumán, donde recibieron no solo una atención médica excelente, sino también humana, según relatan Alfredo y Pablo.
La evolución de ambos fue muy positiva y también muy rápida, para sorpresa de los mismos profesionales médicos que los atendieron. Ahora llevan adelante una nueva vida en su pueblo natal, Campo Santo, donde viven junto a su padre y demás familiares.
Alfredo cuenta con un emprendimiento familiar relacionado con servicios de sonido para eventos, mientras Pablo y su padre son empleados en el ingenio San Isidro.
"Tuve la fortuna de que mi hermano tuviera este enorme gesto por mí y voy a agradecérselo toda la vida", afirmó Alfredo, quien dice que donar órganos no solo salva vidas, sino familias enteras.
La donación de órganos permite cada año salvar miles y miles de vidas en todo el mundo. Sin embargo, muchos nunca salen de la lista de emergencia nacional y mueren a la espera de un órgano que nunca llega.
Actualmente en nuestro país, hay 7.910 personas en lista de espera de órganos, según datos aportados por el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). En lo que va de 2016 solo se realizaron 75 trasplantes.