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Menena Montilla, víctima del terrorismo de estado en los 70

Martes, 22 de marzo de 2016 01:30
Menena con su hijo y sobrinos.
A las 3 de la mañana de aquel 13 de marzo de 1976 "Menena" escuchó horrorizada de qué manera un grupo de sujetos que cubrían sus rostros con pasamontañas y con armas largas en sus manos, entraban por la fuerza a su habitación ubicada en la avenida 20 de Febrero entre San Martín y España en Tartagal, en la que dormía abrazada a su beba de 9 meses.
Menena, la noche anterior, había dejado a su nene de 6 años durmiendo en la casa de sus padres, en General Mosconi. Desde hacía un par de años vivía con su pareja y padre de su beba en Tartagal. Todos los días dejaba a sus hijos con la niñera para cumplir con su trabajo de asistente social en el hospital Perón.
Como si se tratara de un cuento de terror, los encapuchados -que con los años se los identificaron como integrantes de los famosos y malrecordados "grupo de tareas"- la sacaron arrastrando de la cama, pero Menena -con su metro ochenta de altura- trató de resistirse.
Lo último que escuchó fue el llanto de su hijita, mientras la niñera, que dormía en la otra habitación, corría a proteger con su cuerpo a ese pequeño ser inocente.
Uno de los delincuentes arrojó a la chica de una trompada sobre la cama y cuando cayó boca abajo, con una mano la sujetó de la nuca y con la otra le apuntó a la cabeza amenazándola para que no mirara lo que pasaba a su alrededor pero sobre todo a quienes integraban este grupo, uno de los tantos que infundió el terror a lo largo y ancho de la Argentina de ese entonces.
Ella solo alcanzó a aferrarse a la beba y así permaneció por unos 15 minutos, pero que seguramente le parecieron una eternidad.
Mientras eso sucedía dentro de la habitación, en la vereda, Menena dejaba hasta su último aliento para resistir la brutal detención porque sabía que a sus 29 años ese grupo de asesinos terminaría con su vida.
Se resistió, pero no pudo impedir que la carguen a la fuerza en el baúl de un Torino de color rojo, que arrancó raudamente y transitó la avenida 20 de Febrero con dirección al sur.
Casi al caer la tarde de ese 13 de marzo -11 días antes del golpe de estado y a pocas horas de la desaparición forzada del Dr. Miguel Ragone- un hermano, su padre y uno de los cuñados de Nicolasa del Valle "Menena" Montilla encontraron su cuerpo torturado y masacrado a balazos -tenía más de 20 disparos- arrojado en un camino vecinal en el paraje Balbuena, entre General Mosconi y Coronel Cornejo.

Estaba llena de ilusiones

Para su familia cada mes de marzo que transcurre, el dolor no hace más que volver una y otra vez.
Cuando se cumplieron los 40 años de la desaparición y muerte de la militante y dirigente peronista mosconense "Menena" Montilla, su hermana Fanny, quien al momento de su desaparición forzada tenía 27 años y era mamá de tres niños pequeños, quiso hacer pública la tragedia que para todos los miembros de esta familia de trabajadores mosconenses significó ese hecho horrendo; además del dolor de perder una hija, una hermana, estuvieron solos como cientos de familias argentinas a las que sus amigos y vecinos de toda la vida les dieron la espalda por el temor a que los terroristas de estado pudieran señalarlos a ellos también.
Fanny recuerda lo sucedido hace 4 décadas y no puede dejar de llorar y de preguntarse por qué. "¿Por qué la asesinaron de esa manera salvaje?, ¿qué daño, qué mal hizo Menena? Mi hermana era un ser maravilloso, llena de proyectos, de ilusiones", recuerda.
"Quería trabajar para ayudar a los más necesitados, tenía un corazón y una sensibilidad tan grande y si militaba dentro del partido peronista era justamente porque estaba convencida de que la política debía servir para ayudar a los más necesitados, no para servirse de ella", dice.

Advertencia del padre

Fanny recuerda como si fuera hoy que "la noche del 12 de marzo nos reunimos en la casa de mi padre en Mosconi. Yo vivía a una cuadra y mi papá le decía a Menena "hijita cuidate, parece que se viene el golpe de estado, mirá lo que le pasó al Dr. Miguel Ragone'' (había sido secuestrado el día anterior en la capital de la provincia y era el jefe político del grupo en el que Menena militaba).
"Pero ella estaba tan segura, que no tenía miedo; todo lo contrario, siempre trató de darnos tranquilidad. Esa noche el nene de 6 años se quedó con mis padres y ella regresó a Tartagal con la beba de 9 meses. Ni por ese angelito que dormía a su lado esas bestias tuvieron piedad", dice Fanny embargada por el llanto y el doloroso recuerdo.
fanny.jpg
Fanny, la hermana-

Noticia horrorosa

Fue la niñera de los hijos de Menena la que a la madrugada llegó a Mosconi. "La chica estaba aterrorizada, no podía hablar, pero cuando se calmó un poco nos contó lo que había pasado; fuimos con mi padre a la comisaría de Tartagal pero no quisieron tomarnos la denuncia. Corrimos desesperados a la Gendarmería y la respuesta fue la misma. Fuimos al Regimiento y nos dijeron que no sabían nada. Por eso comenzamos a buscarla por los barrios, y por la periferia de Mosconi y de Tartagal".
"Fue casi un milagro que al atardecer, mientras recorríamos el primer tramo del camino a Balbuena uno de mis hermanos vio algo en un descampado. Pensó que era un animalito, pero igual se bajó del vehículo. Era Menena, acribillada a balazos, atada las manos y los pies con un cable que los asesinos habían tomado de su casa; todavía llevaba puesto su camisón blanco", recuerda Fanny visiblemente atravesada por la angustia.
Fanny recuerda que al velatorio de su hermana en Mosconi no fue nadie; "la gente de mi pueblo querido tenía terror de que los relacionaran con ella o comenzaran a seguirlos. Desde el día que asesinaron a Menena, todos los meses y durante años, a mis padres les allanaban la casa, les revolvían todo buscando vaya a saberse qué cosa porque nunca encontraron nada".
Diez años después de su secuestro la famillia tuvo más indicios de lo que sucedió la madrugada de ese 13 de marzo.
"Una mañana un hombre mayor se presentó en la casa de mi padre y le dijo que quería contarle lo que había visto. Recordó que estaba trabajando como sereno de la estación de trenes y vio cuando llegaron los secuestradores, escuchó los gritos de mi hermana, vio de qué manera ella se resistía a que la introdujeran al auto y la vio pelear por su vida hasta el último aliento. Nos dijo que los que la secuestraron eran seis hombres con el rostro cubierto y otros detalles que nos ayudaron a reconstruir los últimos momentos de su vida", relató finalmente Fanny.

Los hijos hicieron vidas separadas

El nene de 6 años de "Menena" Montilla fue criado por sus abuelos.
Y la beba a la que los asesinos dejaron sin su madre y que fue salvada milagrosamente por la niñera, que atinó a protegerla con su cuerpo mientras se llevaban su mamá cuando tenía 9 meses fue criada por su padre.
Hoy viven, uno en Córdoba y otro en Neuquén, según informó la hermana de Menena, durante su visita a la Agencia de El Tribuno de Tartagal.
"Solo quiero que las generaciones de jóvenes, aquellos que militan en política como lo hacía mi querida hermana Menena sepan lo que vivimos los argentinos", dijo un poco más calmada la mujer, que sigue llorando la muerte de su hermana hace 40 años.
"Quiero que esos chicos respeten la democracia, que honren los cargos públicos, pero sobre todo que respeten la memoria de los mártires de la dictadura militar", aseguró convencida, curtida por el dolor.
"Menena" Montilla, Jorge Santillán, Pedro Urueña y Zoilo Melina son las cuatro víctimas de General Mosconi del terrorismo de estado, junto al escribano Melitón Bustos de Tartagal.
"Quiero que los norteños nunca los olvidemos y que honren sus memorias, pero que nunca traten de usar sus nombres para conseguir réditos de ningún tipo porque ellos nunca se los perdonarían", reflexionó más adelante Fanny Montilla, con seriedad y gravedad en la voz y en el rostro.
Posiblemente ese sea uno de los motivos por el que los familiares de Menena anticiparon que no participarán de ningún acto que se realice el 24 de marzo próximo, al recordarse los 40 años del golpe de estado. El acto central está previsto en General Mosconi.
Pasa que muchas veces los familiares de las víctimas de la represión se ven involucrados en acto políticos que utilizan los nombres de sus familiares caídos para defender causas, partidos, facciones o ideas que nada tienen que ver con las que portaban los militantes y luchadores sociales de los años 70.
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A las 3 de la mañana de aquel 13 de marzo de 1976 "Menena" escuchó horrorizada de qué manera un grupo de sujetos que cubrían sus rostros con pasamontañas y con armas largas en sus manos, entraban por la fuerza a su habitación ubicada en la avenida 20 de Febrero entre San Martín y España en Tartagal, en la que dormía abrazada a su beba de 9 meses.
Menena, la noche anterior, había dejado a su nene de 6 años durmiendo en la casa de sus padres, en General Mosconi. Desde hacía un par de años vivía con su pareja y padre de su beba en Tartagal. Todos los días dejaba a sus hijos con la niñera para cumplir con su trabajo de asistente social en el hospital Perón.
Como si se tratara de un cuento de terror, los encapuchados -que con los años se los identificaron como integrantes de los famosos y malrecordados "grupo de tareas"- la sacaron arrastrando de la cama, pero Menena -con su metro ochenta de altura- trató de resistirse.
Lo último que escuchó fue el llanto de su hijita, mientras la niñera, que dormía en la otra habitación, corría a proteger con su cuerpo a ese pequeño ser inocente.
Uno de los delincuentes arrojó a la chica de una trompada sobre la cama y cuando cayó boca abajo, con una mano la sujetó de la nuca y con la otra le apuntó a la cabeza amenazándola para que no mirara lo que pasaba a su alrededor pero sobre todo a quienes integraban este grupo, uno de los tantos que infundió el terror a lo largo y ancho de la Argentina de ese entonces.
Ella solo alcanzó a aferrarse a la beba y así permaneció por unos 15 minutos, pero que seguramente le parecieron una eternidad.
Mientras eso sucedía dentro de la habitación, en la vereda, Menena dejaba hasta su último aliento para resistir la brutal detención porque sabía que a sus 29 años ese grupo de asesinos terminaría con su vida.
Se resistió, pero no pudo impedir que la carguen a la fuerza en el baúl de un Torino de color rojo, que arrancó raudamente y transitó la avenida 20 de Febrero con dirección al sur.
Casi al caer la tarde de ese 13 de marzo -11 días antes del golpe de estado y a pocas horas de la desaparición forzada del Dr. Miguel Ragone- un hermano, su padre y uno de los cuñados de Nicolasa del Valle "Menena" Montilla encontraron su cuerpo torturado y masacrado a balazos -tenía más de 20 disparos- arrojado en un camino vecinal en el paraje Balbuena, entre General Mosconi y Coronel Cornejo.

Estaba llena de ilusiones

Para su familia cada mes de marzo que transcurre, el dolor no hace más que volver una y otra vez.
Cuando se cumplieron los 40 años de la desaparición y muerte de la militante y dirigente peronista mosconense "Menena" Montilla, su hermana Fanny, quien al momento de su desaparición forzada tenía 27 años y era mamá de tres niños pequeños, quiso hacer pública la tragedia que para todos los miembros de esta familia de trabajadores mosconenses significó ese hecho horrendo; además del dolor de perder una hija, una hermana, estuvieron solos como cientos de familias argentinas a las que sus amigos y vecinos de toda la vida les dieron la espalda por el temor a que los terroristas de estado pudieran señalarlos a ellos también.
Fanny recuerda lo sucedido hace 4 décadas y no puede dejar de llorar y de preguntarse por qué. "¿Por qué la asesinaron de esa manera salvaje?, ¿qué daño, qué mal hizo Menena? Mi hermana era un ser maravilloso, llena de proyectos, de ilusiones", recuerda.
"Quería trabajar para ayudar a los más necesitados, tenía un corazón y una sensibilidad tan grande y si militaba dentro del partido peronista era justamente porque estaba convencida de que la política debía servir para ayudar a los más necesitados, no para servirse de ella", dice.

Advertencia del padre

Fanny recuerda como si fuera hoy que "la noche del 12 de marzo nos reunimos en la casa de mi padre en Mosconi. Yo vivía a una cuadra y mi papá le decía a Menena "hijita cuidate, parece que se viene el golpe de estado, mirá lo que le pasó al Dr. Miguel Ragone'' (había sido secuestrado el día anterior en la capital de la provincia y era el jefe político del grupo en el que Menena militaba).
"Pero ella estaba tan segura, que no tenía miedo; todo lo contrario, siempre trató de darnos tranquilidad. Esa noche el nene de 6 años se quedó con mis padres y ella regresó a Tartagal con la beba de 9 meses. Ni por ese angelito que dormía a su lado esas bestias tuvieron piedad", dice Fanny embargada por el llanto y el doloroso recuerdo.
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Fanny, la hermana-

Noticia horrorosa

Fue la niñera de los hijos de Menena la que a la madrugada llegó a Mosconi. "La chica estaba aterrorizada, no podía hablar, pero cuando se calmó un poco nos contó lo que había pasado; fuimos con mi padre a la comisaría de Tartagal pero no quisieron tomarnos la denuncia. Corrimos desesperados a la Gendarmería y la respuesta fue la misma. Fuimos al Regimiento y nos dijeron que no sabían nada. Por eso comenzamos a buscarla por los barrios, y por la periferia de Mosconi y de Tartagal".
"Fue casi un milagro que al atardecer, mientras recorríamos el primer tramo del camino a Balbuena uno de mis hermanos vio algo en un descampado. Pensó que era un animalito, pero igual se bajó del vehículo. Era Menena, acribillada a balazos, atada las manos y los pies con un cable que los asesinos habían tomado de su casa; todavía llevaba puesto su camisón blanco", recuerda Fanny visiblemente atravesada por la angustia.
Fanny recuerda que al velatorio de su hermana en Mosconi no fue nadie; "la gente de mi pueblo querido tenía terror de que los relacionaran con ella o comenzaran a seguirlos. Desde el día que asesinaron a Menena, todos los meses y durante años, a mis padres les allanaban la casa, les revolvían todo buscando vaya a saberse qué cosa porque nunca encontraron nada".
Diez años después de su secuestro la famillia tuvo más indicios de lo que sucedió la madrugada de ese 13 de marzo.
"Una mañana un hombre mayor se presentó en la casa de mi padre y le dijo que quería contarle lo que había visto. Recordó que estaba trabajando como sereno de la estación de trenes y vio cuando llegaron los secuestradores, escuchó los gritos de mi hermana, vio de qué manera ella se resistía a que la introdujeran al auto y la vio pelear por su vida hasta el último aliento. Nos dijo que los que la secuestraron eran seis hombres con el rostro cubierto y otros detalles que nos ayudaron a reconstruir los últimos momentos de su vida", relató finalmente Fanny.

Los hijos hicieron vidas separadas

El nene de 6 años de "Menena" Montilla fue criado por sus abuelos.
Y la beba a la que los asesinos dejaron sin su madre y que fue salvada milagrosamente por la niñera, que atinó a protegerla con su cuerpo mientras se llevaban su mamá cuando tenía 9 meses fue criada por su padre.
Hoy viven, uno en Córdoba y otro en Neuquén, según informó la hermana de Menena, durante su visita a la Agencia de El Tribuno de Tartagal.
"Solo quiero que las generaciones de jóvenes, aquellos que militan en política como lo hacía mi querida hermana Menena sepan lo que vivimos los argentinos", dijo un poco más calmada la mujer, que sigue llorando la muerte de su hermana hace 40 años.
"Quiero que esos chicos respeten la democracia, que honren los cargos públicos, pero sobre todo que respeten la memoria de los mártires de la dictadura militar", aseguró convencida, curtida por el dolor.
"Menena" Montilla, Jorge Santillán, Pedro Urueña y Zoilo Melina son las cuatro víctimas de General Mosconi del terrorismo de estado, junto al escribano Melitón Bustos de Tartagal.
"Quiero que los norteños nunca los olvidemos y que honren sus memorias, pero que nunca traten de usar sus nombres para conseguir réditos de ningún tipo porque ellos nunca se los perdonarían", reflexionó más adelante Fanny Montilla, con seriedad y gravedad en la voz y en el rostro.
Posiblemente ese sea uno de los motivos por el que los familiares de Menena anticiparon que no participarán de ningún acto que se realice el 24 de marzo próximo, al recordarse los 40 años del golpe de estado. El acto central está previsto en General Mosconi.
Pasa que muchas veces los familiares de las víctimas de la represión se ven involucrados en acto políticos que utilizan los nombres de sus familiares caídos para defender causas, partidos, facciones o ideas que nada tienen que ver con las que portaban los militantes y luchadores sociales de los años 70.
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