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¿Qué nos impide el encuentro con el otro?

Son varios los caminos para lograr la plenitud en la vida personal.
Viernes, 19 de mayo de 2017 23:29

Para Stiglitz, hoy las tradiciones están muy devaluadas y ello explica en parte la falta de un encuentro genuino con el otro. “Ya no están los mojones tradicionales que organizaban la vida del ser humano, como la familia. Y ésta tampoco se organiza alrededor del padre, que era quien decía lo que se podía hacer y lo que no. Estamos en una sociedad huérfana de ‘padre’, lo cual no es ni mejor ni peor. Ocurre que, al haber un vacío de mandatos, cada uno tiene que inventarse sus propias reglas. No hay una clave, cada uno puede ser feliz con su propia clave y para ello debe descubrirla”. 
El psicólogo Walter Carabotta coincide con esta apreciación. “Al caer las tradiciones, se cayeron las ‘claves’ que antes funcionaban. Eso genera una cierta errática en las personas, que hoy buscan orientarse desde otro lugar. Esto no quiere decir que las parejas de antes fueran más felices que las de ahora”, afirmó.

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Para Stiglitz, hoy las tradiciones están muy devaluadas y ello explica en parte la falta de un encuentro genuino con el otro. “Ya no están los mojones tradicionales que organizaban la vida del ser humano, como la familia. Y ésta tampoco se organiza alrededor del padre, que era quien decía lo que se podía hacer y lo que no. Estamos en una sociedad huérfana de ‘padre’, lo cual no es ni mejor ni peor. Ocurre que, al haber un vacío de mandatos, cada uno tiene que inventarse sus propias reglas. No hay una clave, cada uno puede ser feliz con su propia clave y para ello debe descubrirla”. 
El psicólogo Walter Carabotta coincide con esta apreciación. “Al caer las tradiciones, se cayeron las ‘claves’ que antes funcionaban. Eso genera una cierta errática en las personas, que hoy buscan orientarse desde otro lugar. Esto no quiere decir que las parejas de antes fueran más felices que las de ahora”, afirmó.

Aceptar la insatisfacción
Esta ausencia de reglas, que antes parecían garantizar la felicidad, no plantea un problema en sí mismo. Lo que sí constituye un problema es aquello con lo que reemplazamos dicho vacío. 
“Ello ocasiona que se idealicen algunas figuras y generen una identificación en masa, en especial en los jóvenes, con figuras débiles y fragmentadas. Y eso cambia la relación con el otro. Desde lo social, hay cuestiones del capitalismo furioso que favorecen la degradación del amor, se impulsa la satisfacción en soledad, el hedonismo y se quiere todo ya, de manera inmediata”, aseveró Gustavo Stiglitz.
Tanto Stiglitz como Caravotta coinciden en que, en la actualidad, la influencia del consumismo impactó de manera negativa en relaciones de pareja, en las que el encuentro genuino con el otro no interesa demasiado. Por otro lado, hacen hincapié en el vacío estructural que es inherente al hombre. 
“En muchos casos, la lógica de la pareja entró en la lógica capitalista. Ya no importa estar con alguien a quien le resuena algo mío y viceversa. Importa buscar la satisfacción en el otro, tomarlo como un objeto de satisfacción. Como nunca la satisfacción en el hombre es completa, cuando rápidamente esa pareja deja de brindarla, se busca una nueva pareja”, detallaron.
A ello, Marta Pagano agregó la degradación actual de la palabra. “La palabra es una de las formas en que el amor se expresa. Hoy, la palabra está degradada en pos de la tecnología; una parte del amor también se perdió”.

La idealización del amor
Las presiones sociales no dejan de existir, van mutando. Así como décadas atrás la realización personal pasaba por casarse y tener hijos, hoy uno de los estados más ponderados, en especial en las redes sociales, es estar de novio o acompañado. Detrás de ello, subyace la idea de que la felicidad, absoluta y completa, se encuentra en la pareja.
“Se cree que hay un encuentro que nos va a complementar y a hacernos felices completamente. Es una idea fallida y se vende todo el tiempo. Las personas andan erráticas buscando ese encuentro. Pero la insatisfacción es estructural en el ser humano. Nunca habrá una satisfacción plena, eso es fugaz. Muchos piensan que al estar en pareja van a ser felices completamente. Y eso no es así. Quien sabe eso vivirá un poco mejor”, señaló Caravotta.
“Hay situaciones en las que se está en pareja con el amor, no con alguien concreto, porque hay una idealización de la pareja amorosa. Para estar con alguien, debe existir un encuentro con el otro. El encuentro no es predecible ni calculable. No se puede teorizar sobre cómo relacionarse con otro. Hay que estar abierto a lo impredecible”, afirmó en tanto Stiglitz.

Saber aceptar la soledad
En muchos casos, el encuentro con el otro no se concreta por el temor a la soledad. Es el caso de Carlos. “No sé si amo a mi esposa. Cuando estoy con ella no estoy bien, pero cuando estoy solo tampoco. Me separé varias veces, pero vuelvo”. 
Sobre el tema, Caravotta destacó: “La soledad es un aspecto estructural del hombre y poder soportarla es sano. Quien se relaciona mejor con su soledad va a tener mejores vínculos”.

Sexualidad desexualizada
La sexualidad es otro punto en el que el desencuentro amoroso parece hacer mella. “En los 70, con la llamada liberación sexual, el psicoanálisis descubre esa nueva sexualidad que no es entendida como la relación de un cuerpo con otro, sino de la satisfacción propia en soledad, acompañándose de una persona con la que no hay una relación amorosa. El otro es un instrumento para la propia satisfacción. La liberación sexual deja a la persona fuera de la sexualidad”, remarco Stiglitz.
“La sexualidad desligada del otro se complica, porque son dos soledades que van buscando su placer, sin tener en cuenta al otro”, sentenció Pagano.
 
Las claves para ser feliz en pareja

“Hay claves para ser felices, pero cada uno tiene que encontrar las suyas. Cada persona debe aprender a darle vuelta a los obstáculos de su vida para ser lo más feliz posible”, afirma Gustavo Stiglitz.
“El mundo actual vende todo el tiempo objetos y soluciones. Pero las claves no son universales, cada uno debe armar la suya a partir de su propia historia. Mientras más conscientes estemos de la soledad y la insatisfacción como algo estructural e inherente al hombre, más preparados estaremos para encontrarnos verdaderamente con el otro”, destacó Caravotta.

Cinco décadas juntos
María del Huerto y Juan llevan 44 años de casados, tienen tres hijos, seis nietos y toda una vida recorrida juntos. 
Se pusieron de novios cuando eran adolescentes y, a través de los años y de numerosas crisis, supieron enfrentar los obstáculos de la vida.
Encontraron su propia clave para ser feliz. “Uno parte del amor que siente por el otro y el compromiso. Pero es muy importante también cómo es la manera en la que uno reacciona ante el sufrimiento y el dolor. El dolor fortalece al ser humano y las crisis son parte de la vida. Pero no todos saben aceptarlo así. Nosotros, sin darnos cuenta, nos unimos más en el dolor: perdimos un hijo, estuvimos desempleados y tuvimos y tenemos muchos problemas de salud. La paciencia y la esperanza son fundamentales para salir adelante”, contó María del Huerto, rodeada de sus nietos. 

Luces y sombras 

Gustavo Stiglitz es psiquiatra y analista, miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial del Psicoanálisis. Dirige el Centro de Investigación del Instituto Oscar Masotta 2. Walter Caravotta y Marta Pagano integran el Instituto Masotta y son docentes universitarios. Presentaron el libro “Soledades y parejas. Luces y sombras”, que trata sobre el abordaje psicoanalítico lacaniano sobre el tema. “No solo hacemos pareja con otra persona, sino con aquello que nos acompaña en la vida: una mascota o bien la soledad misma. Para el psicoanálisis, el síntoma es una pareja. Necesitamos de un síntoma para relacionarnos con el mundo. A diferencia del concepto de otras disciplinas de la salud mental, no se trata de suprimirlo sino de que se transforme y que produzca el menor sufrimiento posible”, aseveraron.

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