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Un paso en falso de cara a 2019

Lunes, 14 de agosto de 2017 20:52

La euforia que vivieron ayer los mercados financieros no tuvo que ver con una simple elección a senador nacional, sino con el comienzo del fin de las aspiraciones presidenciales de Cristina de Kirchner.
Independientemente de cómo termine el escrutinio definitivo contra Esteban Bullrich, la expresidenta no logró imponerse con claridad en el único distrito en el que su figura todavía sigue siendo competitiva. Ese dato ayer circulaba con fuerza entre los colaboradores más cercanos de la exmandataria, quienes más allá de la remontada acusaban el impacto. 
“Era clave ganar en Buenos Aires para demostrar que somos una fuerza de capaz de disputar poder real. El resultado obviamente no fue el esperado, aunque apostamos a que en octubre cambie el escenario con los votos de Florencio Randazzo”, le dijo ayer a El Tribuno  un diputado kirchnerista que pidió reserva de su identidad. 
La fuerte baja del dólar después de jornadas de alza continúa revela que los actores económicos de la Argentina imaginan la continuidad en el mediano plazo de liderazgos moderados, sean o no del macrismo. 
¿Será sostenible en el tiempo el retroceso del dólar o la inestabilidad económica del país volverá a instalarse camino a octubre? Eso es muy difícil de responder, pero son tantas las variables financieras que aún no se normalizaron que nadie se animaría a descartar nuevas escaladas. 
El Gobierno nacional suele manejar con mucha astucia la agenda política y mediática, pero eso no sucedió la noche del domingo, el día más importante para hacerlo. El clima previo a la elección marcaba que Cristina se impondría al menos por unos cuatro puntos. Un empate o derrota por hasta dos puntos hubiese sido un jolgorio importante para Cambiemos, pero la generación de expectativas producidas por la manipulación en la difusión de los números hizo quedar a Cristina como ganadora cuando todos la daban por perdida cuatro horas atrás.
La Casa Rosada aún no explicó con claridad cuáles fueron los motivos por los que se detuvo el conteo cuando la expresidenta iba camino a revertir el resultado, pero lo malo para el Gobierno fue que un comicio conducido por él quedó en el centro de las miradas justo en momentos en los que todos hablan de transparencia. 
El nuevo mapa político de la Argentina muestra un peronismo cada vez más disgregado a nivel nacional y provincial, lo que a priori es una buena noticia para las perspectivas electorales de Cambiemos. 
De todos modos, el macrismo no debería confiarse, ya que más allá de las desaveniencias de sus opositores, no hay peor enemigo que una gestión sin resultados.
Si Mauricio Macri quiere ser reelecto en 2019 deberá dar vuelta de una vez por todas la escalada de la inflación y dar un retroceso sensible en los índices de pobreza, cosa que aún no se vio en 19 meses. Se puede tener buena imagen generando expectativas, pero eso no dura para siempre en ningún lugar del mundo. 
La oposición denunció durante la campaña que una victoria nacional de Macri traería consigo un nuevo ajuste en las cuentas públicas. De ser cierto, el Gobierno dilapidaría rápidamente el caudal político que obtuvo el domingo al ganar en muchas provincias de la Argentina. 

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La euforia que vivieron ayer los mercados financieros no tuvo que ver con una simple elección a senador nacional, sino con el comienzo del fin de las aspiraciones presidenciales de Cristina de Kirchner.
Independientemente de cómo termine el escrutinio definitivo contra Esteban Bullrich, la expresidenta no logró imponerse con claridad en el único distrito en el que su figura todavía sigue siendo competitiva. Ese dato ayer circulaba con fuerza entre los colaboradores más cercanos de la exmandataria, quienes más allá de la remontada acusaban el impacto. 
“Era clave ganar en Buenos Aires para demostrar que somos una fuerza de capaz de disputar poder real. El resultado obviamente no fue el esperado, aunque apostamos a que en octubre cambie el escenario con los votos de Florencio Randazzo”, le dijo ayer a El Tribuno  un diputado kirchnerista que pidió reserva de su identidad. 
La fuerte baja del dólar después de jornadas de alza continúa revela que los actores económicos de la Argentina imaginan la continuidad en el mediano plazo de liderazgos moderados, sean o no del macrismo. 
¿Será sostenible en el tiempo el retroceso del dólar o la inestabilidad económica del país volverá a instalarse camino a octubre? Eso es muy difícil de responder, pero son tantas las variables financieras que aún no se normalizaron que nadie se animaría a descartar nuevas escaladas. 
El Gobierno nacional suele manejar con mucha astucia la agenda política y mediática, pero eso no sucedió la noche del domingo, el día más importante para hacerlo. El clima previo a la elección marcaba que Cristina se impondría al menos por unos cuatro puntos. Un empate o derrota por hasta dos puntos hubiese sido un jolgorio importante para Cambiemos, pero la generación de expectativas producidas por la manipulación en la difusión de los números hizo quedar a Cristina como ganadora cuando todos la daban por perdida cuatro horas atrás.
La Casa Rosada aún no explicó con claridad cuáles fueron los motivos por los que se detuvo el conteo cuando la expresidenta iba camino a revertir el resultado, pero lo malo para el Gobierno fue que un comicio conducido por él quedó en el centro de las miradas justo en momentos en los que todos hablan de transparencia. 
El nuevo mapa político de la Argentina muestra un peronismo cada vez más disgregado a nivel nacional y provincial, lo que a priori es una buena noticia para las perspectivas electorales de Cambiemos. 
De todos modos, el macrismo no debería confiarse, ya que más allá de las desaveniencias de sus opositores, no hay peor enemigo que una gestión sin resultados.
Si Mauricio Macri quiere ser reelecto en 2019 deberá dar vuelta de una vez por todas la escalada de la inflación y dar un retroceso sensible en los índices de pobreza, cosa que aún no se vio en 19 meses. Se puede tener buena imagen generando expectativas, pero eso no dura para siempre en ningún lugar del mundo. 
La oposición denunció durante la campaña que una victoria nacional de Macri traería consigo un nuevo ajuste en las cuentas públicas. De ser cierto, el Gobierno dilapidaría rápidamente el caudal político que obtuvo el domingo al ganar en muchas provincias de la Argentina. 

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