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Intiman a las fiscalías a que definan la situación de caballos secuestrados

Deben indicarle a un juez, en un plazo de 48 horas, si “les interesa o no la mantención de los mismos, sino se ordenará su decomiso”. Primer paso a posibles remates de los animales que están en Caballería.
Miércoles, 10 de enero de 2018 00:00

El mal estado de los caballos que tiene la Policía en el predio de Caballería sigue generando polémica. Un juez intimó a las fiscalías que tienen a su cargo causas de caballos secuestrados que den un informe en 48 horas, para ver si siguen con la causa o se decomisan los animales.

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El mal estado de los caballos que tiene la Policía en el predio de Caballería sigue generando polémica. Un juez intimó a las fiscalías que tienen a su cargo causas de caballos secuestrados que den un informe en 48 horas, para ver si siguen con la causa o se decomisan los animales.

El miércoles de la semana pasada se conocieron imágenes del terrible estado en que están estos animales en el predio oficial. En total son unos 217 caballos, 22 vacas y 5 mulas que se convirtieron en víctimas de las demoras de resoluciones judiciales.

Estos animales llegaron a Caballería por dos razones: por disposición de la Justicia (causas por maltrato o robo) o bien porque estaban sueltos en la vía pública.

De acuerdo a un parte de prensa que dio a conocer ayer el Poder Judicial, el juez de Garantías 2, actuante durante la feria judicial, Ignacio Colombo, "informó que ante su tribunal se encuentran en trámite actuaciones originadas a partir de un informe del departamento de Caballería de la Policía de la Provincia, mediante el cual se pone en conocimiento de los caballos secuestrados con que cuenta esa dependencia".

Y agrega: "El juez intimó a las diferentes fiscalías que tienen a su cargo los animales secuestrados, que informen si interesa o no la mantención de los mismos, bajo apercibimiento de ordenarse su decomiso. El informe deberá ser evacuado en el plazo de 48 horas".

Esto podría ser un primer paso para que se realice el decomiso y los animales queden para las fuerzas y se puedan hacer remates que permitan descomprimir la situación.

Situación límite

Hacer remates es, justamente, lo que reclama la Policía de la Provincia. Antes de que se reformara el Código de Contravenciones, el jefe de la Policía oficiaba de "juez de faltas" y ante casos de animales sueltos estaba habilitado a dar soluciones inmediatas a la problemática, estas muchas veces eran los remates de animales.

Según señalan en la fuerza, hace dos años no realizan ningún remate. Y esto llevó a la acumulación de muchos animales, ya que antes no se juntaban más de 60 en el predio. En promedio, realizaban cuatro remates por año.

Esta situación también le está generando un problema presupuestario a la fuerza. Se gasta unos 750 mil pesos en comida y medicamentos para mantener los más de 230 animales secuestrados y los 110 caballos que prestan servicio para la Policía de la Provincia.

Uno de los problemas que se marca es que los animales llegan en muy mal estado a los corrales oficiales, algunos ni dientes tienen. Al tiempo que se asegura que muchos de ellos son rescatados con signos de tortura.

Animales maltratados

El juez de Garantías 2, actuante durante la feria judicial, Ignacio Colombo, ordenó mantener el estado de secuestro de una yegua y un potrillo que pertenecían a un carrero, y que sufrían de malos tratos, ello según lo solicitado por el fiscal penal interviniente.
La causa GAR 133.550/16, iniciada contra A. A. por el supuesto delito de malos tratos y actos de crueldad a animales, tuvo origen por una denuncia radicada por la Asociación Protectora de Animales San Roque, que tomaron conocimiento del mal estado de la yegua y el potrillo gracias a los vecinos del barrio Torino.
En relación con el animal secuestrado, fue entregado en carácter provisorio de depositario judicial a la Fundación San Roque, que deberá elevar al juzgado un informe del estado de salud de los animales.

Los carreros

Desde el 4 de agosto del año pasado, en la ciudad se puso fin a la tracción a sangre. El Gobierno municipal abrió un proceso de conversión, y los carreros tuvieron que elegir entre distintas opciones para cambiar la forma de trabajar y dejar de lado el carro tirado por un caballo. De esta forma, se aminoró en algo la situación de maltrato a los animales.
 

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