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El combustible del reactor nuclear de Atucha se procesó con concentrado de uranio vallisto

El uranio de mina Don Otto también se canjeó por tecnología israelí.
Domingo, 14 de octubre de 2018 00:12

El distrito Tonco-Amblayo, ubicado unos 150 kilómetros de la ciudad de Salta, en los Valles Calchaquíes, comprende una serie de cuerpos uraníferos que están distribuidos en una extensa área.

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El distrito Tonco-Amblayo, ubicado unos 150 kilómetros de la ciudad de Salta, en los Valles Calchaquíes, comprende una serie de cuerpos uraníferos que están distribuidos en una extensa área.

La mayoría de esos cuerpos fueron descubiertos mediante prospección aérea en 1959. El mayor de ellos fue bautizado como "Don Otto" y hacia 1960 se decidió su explotación.

Los laboreos se realizaron, prácticamente en su totalidad, en forma subterránea. La CNEA utilizó en el yacimiento la lixiviación ácida del mineral en pilas, un método que se utilizó por primera vez en Argentina. Los ensayos previos se habían realizado en Córdoba.

Mario Alberto Raskovsky, protagonista del hito, describió el 31 de mayo de 1987 en las páginas de El Tribuno como era el rudimentario método de explotación usado en el yacimiento: "Se inició la producción industrial con pilas de 2.000 y 4.000 toneladas con la técnica sencilla de apilar el mineral con un cerco de contención según cierta geometría sobre un lecho filtrante de piedras de distintos tamaños, depositadas sobre un piso impermeable y con cierta pendiente. Sobre la parte superior de la pila se efectuaba el regado con una solución ácida que se reciclaba continuamente hasta obtener un liquido con aceptable concentración de uranio, el cual era tratado posteriormente en un reactor químico con lechada de cal, obteniéndose un preconcentrado cálcico de uranio que una vez seco se despachaba a Córdoba".

Raskovsky recordaba en aquella nota que se envió uranio salteño a Israel en compensación por equipamiento instrumental y transferencia de tecnología del Estado judío, vinculada al manejo de radioisótopos. El último eslabón de la cadena productiva del Tonco se sumó en 1970 con la habilitación de una planta de producción de concentrado, obtenido por el tratamiento de la solución uranífera de las pilas, con resinas especiales de intercambio iónico que permitían alcanzar valores de 70 por ciento de óxido de uranio. Los concentrados eran remitidos normalmente a Alemania para ser convertidos en las pastillas nucleares que utilizaba como combustible el reactor atómico de la usina nuclear de Atucha . La mina Don Otto, que entró en producción en 1964 con 10.000 toneladas de mineral extraídas por año, llegó a un techo de 100.000 toneladas en 1981. Al año siguiente, según la historia oficial, el yacimiento fue cerrado por el agotamiento de sus reservas económicas.

Raskovsky dejó escrita otra versión: "A fines del 79 cuando Salta llegó a valores récord de producción, se eclipsó bruscamente la estrella del Tonco; también el uranio del Norte pagó su cuota de sacrificio en pro de una política económica nefasta en cuyo nombre se desmantelaron auténticos sectores productivos de la economía regional".

La planta de la CNEA respira con un proyecto astronómico

Sin exploración ni producción de uranio y con la mayoría de las investigaciones la planta de la sede regional de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) vive momentos de incertidumbre. Lejos quedaron los tiempos de auge que ocuparon a avezados geólogos, físicos e ingenieros en las exploraciones del Valle del Tonco y los procesos de la mina Don Otto.

Muchos de ellos superaron largamente los 30 años de servicios y algunos llevan más 40 en la sede que funciona en la capital salteña, desde hace 61 años, como delegación de la CNEA para las provincias del NOA.

Los que se jubilaron o están a un paso del retiro son más que los que ingresan como becarios o con precarios contratos anuales. Y con los que se van, conocimientos no escritos se pierden. 

La planta de la CNEA en Salta tiene hoy 27 profesionales, técnicos, administrativos y operarios que solo respiran por un emprendimiento astronómico que ocuparía a parte del plantel desde el primer semestre de 2019. Se trata del proyecto Qubic, en el que países europeos invertirán 50 millones de euros para instalar una red de interferómetros en Abra Chorrillos, cerca del sitio del telescopio LLAMA. 

 

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