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De tía a mamá del corazón por siempre

Decidió no callarse y de un día para otro se convirtió en mamá de cuatro sobrinos. 
Domingo, 21 de octubre de 2018 11:16

Por Nora Figueroa ([email protected])
Corría el año 84 y Mabel César, con 26 años, se vio totalmente movilizada por la situación de violencia y abandono que vivían sus dos sobrinos más grandes. Sin escuchar consejos y lejos del “no te metás”, obtuvo la tenencia de estos niños, que tenían por entonces 6 y 5 años. 

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Por Nora Figueroa ([email protected])
Corría el año 84 y Mabel César, con 26 años, se vio totalmente movilizada por la situación de violencia y abandono que vivían sus dos sobrinos más grandes. Sin escuchar consejos y lejos del “no te metás”, obtuvo la tenencia de estos niños, que tenían por entonces 6 y 5 años. 

Y así sin pensarlo mucho y dispuesta solo a entregar amor y sanar las heridas del alma de Gabriel y Verónica comenzó a transitar el camino de la maternidad. 

Las cosas no fueron sencillas, porque los padres biológicos de los niños entre idas y venidas tuvieron dos hijos más que finalmente y por las mismas circunstancias en 1992 quedaron también bajo el cuidado de Mabel. 

Mabel César, Jésica (la menor) y la hija de esta.

Trabajando muchas horas, vendiendo bollos y resignando todo tipo de gustos y hasta necesidades personales logró llevar adelante la educación y crianza de los dos mayores y de Cristian y Jésica, que se sumaron a la familia. 

Esos cuatro niños son hoy adultos con sus propios hijos y familias que supieron perdonar y mantienen una estrecha relación de amor con Mabel que aún oficia de tía-mamá y abuela. 

Sin arrepentimientos ni reproches, Mabel cuenta que no quiso formar una familia propia, su única prioridad eran esos niños, a los que supo ver desprotegidos y aunque nunca obtuvo la adopción total, los papeles no significaron un obstáculo para estar siempre presente y lidiar con los médicos, las salidas de adolescentes y cualquier situación que se presentara. 

Actualmente con 60 años está mamá del corazón está comenzando una vida en pareja y aunque esos chicos que eligió criar ya no dependen de ella aún vela por cada una de esas vidas que supo salvar, cuidar y formar. 

La maternidad de un hombre 

Aunque socialmente encaja mejor la idea de una mamá que se hace cargo de un hijo como papá y mamá, también hay papás que tienen ambos roles. Existen innumerables hombres que se hacen cargo de sus hijos y asumen el rol de mamá y de papá. 
Este es el caso de Patricio Bracamonte (38) que junto a Sebastián (9) conviven solos desde los 11 meses del pequeño. 
La separación y la imposibilidad económica de la mamá los llevó a decidir que sea Patricio quien tenga la tenencia del hijo en común. 
Y casi como una rareza para el modelo que impone el patriarcado como convencional, este papá nacido en Chile cuenta que creció en una familia en la que no estaban marcadas las tareas específicamente para madre o padre, por lo que no le resultó difícil hacerse cargo de las tareas de la casa y la crianza de Sebastián. 
Si bien el rol materno es el primario para sobrevivir, en la práctica la función de mamá la puede realizar cualquier persona. 
Patricio cuenta que la mamá de Sebastián está involucrada en su cuidado, y que no se trata de ningún caso extremo por el cual no tiene la tenencia, sino que naturalmente se dieron las cosas así. 

Patricio y Sebastián, siempre juntos
También destaca que aunque esté lejos de su familia la prioridad es su hijo, y elige quedarse es esta ciudad que le supo dar trabajo y estabilidad. 
“Cuando entrábamos con Sebastián a alguna juguetería él se podía entretener tanto con un juego de cocina como con autitos o pelota, porque creció viendo que cualquiera puede llevar las tareas de cocina o limpieza”, recuerda Patricio destacando esto como beneficioso en la crianza de su hijo. 
Sin dudas hay hombres capaces de asumir el desafío de la maternidad con amor y responsabilidad, algo que debería dejar de verse como raro. 
Para Patricio es importante destacar que cuenta con el apoyo incondicional de la familia de su exmujer, lo que le facilita mucho las cosas. 
Casi como en la película “En búsqueda de la felicidad”, pero salvando las diferencias de las dificultades de aquel protagonista, todavía resultan extraños los casos que, como Patricio, se desprenden de los mandatos sociales y solamente deciden criar a un hijo sin temor a la crítica. 

 

 

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