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En el Día de los Muertos se festeja la continuación de la vida

Nunca el Día de los Muertos es una fecha de tristeza. Por el contrario, es un festejo de la familia.Los ritos comienzan hoy y culminan mañana, junto a los que ya no están.
Jueves, 01 de noviembre de 2018 00:00

El gran y ¿único? misterio de la vida del hombre: la muerte. Será honrada mañana, cuando en los cementerios de todo el Noroeste argentino las familias honren a "los que ya no están".

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El gran y ¿único? misterio de la vida del hombre: la muerte. Será honrada mañana, cuando en los cementerios de todo el Noroeste argentino las familias honren a "los que ya no están".

Una detallada ceremonia se lleva a cabo cada 2 de noviembre frente a las tumbas de los seres queridos. También se la denomina Día de Todas las Almas y comienza el Día de Todos los Santos, es decir hoy desde el mediodía. Una fecha cuya importancia se conserva prácticamente intacta en los pueblos del NOA, en esta época globalizada donde Halloween ha montado su propio negocio en las costumbres populares.

Respecto al ritual del Día de los Fieles Difuntos su origen es difuso. Se supone vinculado al Festival de Muertos celebrado por todos los pueblos de América, en el que se festeja el final de la cosecha de maíz, papas y zapallos. Pero también se lo vincula a costumbres bárbaras europeas que el cristianismo fagocitó y así llegaron con la colonización.

Una de las leyenda dice que en esta fecha Dios abre las puertas del cielo y los difuntos bajan a la tierra a ver a sus seres queridos. Por esa razón, los familiares y amigos los reciben con todas las cosas que le gustaban en vida. Por eso se cree que los muertos se pasean entre los vivos desde el mediodía de hoy y hasta el mediodía de mañana. Esa es la razón por la que se hacen una serie de rituales que incluyen comidas especiales, misas, visitas a los cementerios con el despacho final de las ofrendas preparadas y, sobre todo, los sentimientos encontrados de alegría y tristeza simultáneamente.

Hoy ya se arman las grandes mesas en las casas. Ahí el difunto que vuelve al mundo se sentará a descansar y a comer y beber lo que le gustaba en vida. Desde días antes las familias han preparado comidas, chicha y aloja en el campo, y todas han amasado el "pan de los muertos". También destinadas a decorar las tumbas y las mesas, se confeccionan flores y coronas de papel de todos colores. En el "cuarto de las ofrendas", adornado con flores naturales y de papel, se instala un pequeño altar con imágenes santas y las fotografías de los muertos de la familia. Al día siguiente la familia se reúne para asistir temprano al cementerio llevando sus ramos y coronas. Una vez junto a la tumba del ser amado, se encienden velas, se colocan imágenes y otras ofrendas. Por supuesto que también se reza y se participa de la misa. Así terminará la ceremonia del Día de los Muertos de este año. Sin embargo, las flores que se han puesto perdurarán más años, dándole una característica distintiva a los cementerios de los pueblos de nuestra provincia. Desde el sur de los EEUU hasta nuestra región se festeja esta fecha. La conmemoración de los difuntos en el mundo andino está asociada también con el ciclo agrícola. Los espíritus traen consigo las primeras lluvias, que sirven para preparar la tierra y que tendrá, como momento culminante, la cosecha, coincidente con el carnaval. Nuevamente nos encontramos con la idea de que celebrar el fin es también anunciar un nuevo comienzo. Ese rito está lejos de una connotación fúnebre y se parece más a una fiesta, por el colorido, las bebidas y la alegría de los asistentes.

Festejémoslo, entonces.

Para unirnos

En Iruya y Santa Victoria, después de la visita al cementerio, se realiza la “repartija”, una práctica que consiste en consumir entre familiares y amigos lo que él o los difuntos dejaron la noche del 1 y 2 de noviembre. Concluidas las ceremonias, que son seguidas con gran respeto, la familia regresa unida a su casa para almorzar. Es entonces cuando se consumen las “ofrendas” de la noche anterior, más otras comidas y bebidas preparadas para la ocasión. Sobre todo en el interior, encuentros de familiares y amigos se prolongan hasta el amanecer del día siguiente, entre brindis y cantos con caja. La familia sigue unida.

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