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Una jugada de pizarrón

Sabado, 03 de noviembre de 2018 00:20

Macri lo hizo. Parece que después de una noche desveladora, el presidente de la Nación amaneció ayer dispuesto a romper la cerradura del molde futbolero e “instar” para que la histórica final de la Copa Libertadores se juegue con hinchas visitantes. Y habló de Boca y River, no de Boca-Gremio, lo que se pudo leer como un disparo por elevación a la Conmebol, que horas después debía decidir quién sería el rival del xeneize. 
“Hoy me levanté y dije: vamos a hacer que esta final tenga el condimento del fútbol argentino”, algo que retumbó en los oídos de los argentinos que vienen muy golpeados por los constantes aumentos de precios, la inseguridad y la incertidumbre social.
Pero además movió los cimientos de los máximos organismos de seguridad nacional y porteño. Casi en forma conjunta, el secretario de Seguridad porteño Martín Ocampo aseguraba que no estaban las condiciones para jugar con visitantes, algo que “borró” horas después para comenzar a organizar con la ministra Patricia Bullrich los mecanismos para “conformar” a Macri.
Y con la prensa de por medio, el país dirigió todas las miradas a la Casa Rosada, entre bronca y desilusión. Se llegó hasta hablar de una “decisión presidencial”, aun sabiendo que no tenía “jurisdicción”.
Idas y vueltas. Afirmaciones y desmentidas. Pros y contras. Fue un viernes muy agitado después del tempranero anhelo presidencial.
Inclusive a la tarde, el jefe de Estado de todos los argentinos debió bajar los decibeles y la euforia personal, al asegurar que quienes debían decidir si se jugaba con hinchada visitante eran los propios clubes, protagonistas de una película que se convirtió en terror, quizás por las ganas o por el corazón de hincha, o tal vez como contagio de una Conmebol, que con tanta inoperancia entre sus filas roza lo circense.
Por lo pronto, tanto Rodolfo D’Onofrio como Daniel Angelici se oponen a jugar con hinchada visitantes, aunque por “cuestiones políticas”, este último deberá aceptar el “anhelo” presidencial. Si es así, el líder millonario qué hará. ¿Se aferrará a su postura negativa desde la vereda de enfrente o seguirá en sintonía con el líder xeneize?
Lo cierto es que Macri hizo su jugada de pizarrón, que hoy podría darle un triunfo.

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Macri lo hizo. Parece que después de una noche desveladora, el presidente de la Nación amaneció ayer dispuesto a romper la cerradura del molde futbolero e “instar” para que la histórica final de la Copa Libertadores se juegue con hinchas visitantes. Y habló de Boca y River, no de Boca-Gremio, lo que se pudo leer como un disparo por elevación a la Conmebol, que horas después debía decidir quién sería el rival del xeneize. 
“Hoy me levanté y dije: vamos a hacer que esta final tenga el condimento del fútbol argentino”, algo que retumbó en los oídos de los argentinos que vienen muy golpeados por los constantes aumentos de precios, la inseguridad y la incertidumbre social.
Pero además movió los cimientos de los máximos organismos de seguridad nacional y porteño. Casi en forma conjunta, el secretario de Seguridad porteño Martín Ocampo aseguraba que no estaban las condiciones para jugar con visitantes, algo que “borró” horas después para comenzar a organizar con la ministra Patricia Bullrich los mecanismos para “conformar” a Macri.
Y con la prensa de por medio, el país dirigió todas las miradas a la Casa Rosada, entre bronca y desilusión. Se llegó hasta hablar de una “decisión presidencial”, aun sabiendo que no tenía “jurisdicción”.
Idas y vueltas. Afirmaciones y desmentidas. Pros y contras. Fue un viernes muy agitado después del tempranero anhelo presidencial.
Inclusive a la tarde, el jefe de Estado de todos los argentinos debió bajar los decibeles y la euforia personal, al asegurar que quienes debían decidir si se jugaba con hinchada visitante eran los propios clubes, protagonistas de una película que se convirtió en terror, quizás por las ganas o por el corazón de hincha, o tal vez como contagio de una Conmebol, que con tanta inoperancia entre sus filas roza lo circense.
Por lo pronto, tanto Rodolfo D’Onofrio como Daniel Angelici se oponen a jugar con hinchada visitantes, aunque por “cuestiones políticas”, este último deberá aceptar el “anhelo” presidencial. Si es así, el líder millonario qué hará. ¿Se aferrará a su postura negativa desde la vereda de enfrente o seguirá en sintonía con el líder xeneize?
Lo cierto es que Macri hizo su jugada de pizarrón, que hoy podría darle un triunfo.

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