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Anahí Berneri: “No es para nada común que a una mujer le den para dirigir escenas de acción en la televisión”

La directora Anahí Berneri, responsable de la laureada “Alanís”, una película que recorre el mundo de la prostitución -protagonizada por Sofía Gala- es también la artífice de las jugadas tomas de Morir de Amor.
Martes, 06 de noviembre de 2018 12:28

 

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Marina Cavalletti
El Tribuno


Recientemente, la apuesta de Telefé fue blanco de numerosas polémicas tras la escena donde Griselda Sicialini despelleja a un conejo. La actriz se manifestó desde su cuenta de Twitter. “La ficción es eso, ficción... es pura ilusión... nuestra tarea es hacer que crean que eso que sucede es real...”, escribió. “Es un honor y un placer ser parte de la incorrección de la tele...”, manifestó Siciliani, arrobando en su mensaje a la directora Anahí Berneri. Días antes, El Tribuno dialogó con la realizadora sobre los detalles de esta serie que está dando qué hablar.

Venís de dirigir Alanís y ahora estás al frente de Morir de Amor ¿Cuáles son las diferencias entre dirigir en televisión y en cine?

En principio, es la narración. La forma de contar de la televisión es distinta, por más que el cine y la televisión nos estamos acercando cada vez más, eso sin ninguna duda. Y me parece que el hecho de que me hayan llamado tiene mucho que ver con eso: con estos nuevos tiempos televisivos, donde la gente de tele está aprendiendo a hacer estos productos premium, y nosotros estamos aprendiendo a hacer televisión. Cuando terminamos el proyecto hablaba con parte del equipo y les decía: “¿Cómo se desaprende esto para volver al cine?” Porque realmente son otros tiempos, el trabajo con dos cámaras, un tipo de escena y de diálogo que es más directo hacia el espectador. En ese sentido, muchas veces desde lo cinematográfico uno crítica lo explícito de la televisión. A mí me ayudó muchísimo trabajar con el género. Morir de amor es un thriller, entonces trabajamos con la convención, que nos permitía más fácilmente tener un diálogo más directo con el espectador. Es un thriller romántico con mucho melodrama, erotismo, muchas escenas de acción y hasta ciencia ficción. Nos dimos el lujo de jugar con distintos géneros y de salir del realismo. No es una serie realista, aunque la dirección de actores es naturalista y hay muchos diálogos que acercan al espectador.

¿Y qué rol juega Griselda en esa cercanía?

Griselda es una heroína muy potente, es una protagonista muy de nuestro tiempo. Tiene el “defecto” de muchas mujeres, de creer que puede sola. Y el proceso del personaje de Helena es el de aceptar su enfermedad, de abrirse a los sentimientos, de dejar de sentirse todopoderosa para acercarse a su familia, para atreverse al amor. Y se transforma en una investigadora de un asesino muy peculiar, porque es un asesino “piadoso”. Porque según su óptica de psicópata, cree despenar a mujeres que están en un momento de mucha fragilidad, debilidad, que tienen mucho miedo a la muerte y creen que el príncipe azul, el amor románico desde una mirada bastante patriarcal- las puede salvar.

¿Te llevarías algo de esta experiencia a la pantalla grande?

Sí, realmente me gustó mucho trabajar con el suspenso. Lo había trabajado desde un lugar muy naturalista. Ahora trabajarlo abiertamente y desde el género, me gustó muchísimo. No es común que a una mujer le den para dirigir escenas de acción, de motoesquíes en medio de la nieve, hay luchas, golpes, sangre, hay mucho erotismo.

Sos la única directora mujer de ficción en la televisión actual ¿Cómo vivís ese hecho?

Me siento en ese sentido una afortunada, fue también un demostrarme a mí que podía hacerlo y que podía disfrutarlo. Muchas veces uno cree que las escenas de violencia están destinadas a los directores varones y la verdad es que creo que lo pude hacer y desde un lugar muy estilizado, que eso también es una diferencia con el hombre.

¿Creés que, como ocurre en el cine, pudiste darle un sello de autor a la serie?

Trabajé con muchísima libertad. Sí reconozco que la televisión es del productor, tuve que trabajar con mucho más consenso, algo a lo que no estaba acostumbrada. Pero conocí gente muy interesante y muy formada en el canal. Ya me parece que la apuesta de haberme llamado a mí, de haber visto mi película, fue muy grande y nos entendimos muy bien. La serie tiene algo de mucha provocación, tiene mucho riesgo, todo el tiempo evaluábamos cuál era el límite televisivo. Igualmente acá y afuera también hay firmas de autor, uno sabe la serie de quién está viendo. Acá la figura del showrunner todavía no la tenemos muy incorporada. Pero pienso que tiene una impronta autoral, me reconozco en la serie.

¿Volverías a hacer televisión?

Me gustaría ir y volver, tiene ritmos a los que yo no estaba acostumbrada. Me venía formando por la producción independiente que cada vez es más acotada, lamentablemente, en Argentina. Cada vez filmamos menos semanas y con más apuro. En este proyecto grabamos tres meses y un poquito más, son todas locaciones, no hay nada de estudio, y hay muchos universos. 

¿En esa peculiaridad se incluye lo vulnerable de los personajes?

Sí. Trabajamos mucho desde la vulnerabilidad y desde la soledad en los personajes, también desde la trampa del amor romántico, pero además buscando la peculiaridad, explorando distintos cuerpos y erotismos. No son todas las escenas de sexo igual, no son todas las muertes iguales. Cada una tiene que ver con la enfermedad, con el proceso interno del personaje, con su conflicto personal. Ese miedo tiene que ver con la pregunta que les hace el asesino antes de matarlas: ¿por qué creés que estás enferma? A partir de eso, aparece un trasfondo de sufrimiento y de soledades que cuenta cada personaje. 

¿Qué le sumó a Morir de amor el protagónico de Griselda Siciliani?

Ella tiene mucho humor, mucha ironía. Es un personaje que realmente va al frente, que reclama su libertad, también con respecto a su enfermedad y a su forma de vivir. Griselda es una actriz muy coreográfica, me ayudaba muchísimo en la composición de la puesta. Ella tiene un ritmo, tiene un oído, una potencia y una desfachatez que le ha dado mucha fuerza al personaje.


 

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