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“Durante 45 años, servidor público de los tartagalenses”

El recordado Aníbal Burgos pervive en la memoria de los tartagalenses.
Viernes, 09 de noviembre de 2018 01:22

Aníbal Burgos es quizás uno de los trabajadores municipales más conocido de Tartagal, no solo por su desempeño laboral que lo mantuvo por 45 años vinculado al municipio de Tartagal, sino por su actividad deportiva que tantas alegrías le dio al pueblo como integrante de aquel famoso equipo de básquet “11 corazones”. 
Aníbal se retiró de su trabajo con el cargo de secretario de Servicios Públicos en el año 2013 para el que lo había designado el entonces intendente de Tartagal, Sergio Leavy, aunque dos años antes se había jubilado como jefe del servicio.
“Ingresé al municipio de Tartagal en el año 1968 durante el gobierno de facto y bajo la intendencia de don Francisco ‘Paco’ Prieto”, recuerda Aníbal al rememorar aquellos comienzos cuando Tartagal tenía mucho menos de la mitad de los habitantes actuales. Nacido y criado en Tartagal, Burgos recuerda “cuando jugábamos al fútbol en la (avenida) 20 de Febrero y por ahí pasaba la acequia por la que corría el agua llena de sapitos y nosotros tomábamos esa agua así que cuando escucho que la gente quiere contar cosas de Tartagal que no son ciertas no puedo permanecer callado, es más fuerte que yo”.
“En ese tiempo -recuerda- en la Municipalidad se desempeñaban un militar retirado cuñado de Prieto de apellido Escudé y un señor Pacheco era el contador y no había sindicalistas, no existían los eventuales o planilleros; trabajé con muchos intendentes como don Juan Robles, Alberto Abraham, Derlis Álvarez y Clemente Ávila, entre otros. En el golpe del 76 se llevaron presos a un montón de compañeros, al intendente y a los concejales y aunque a mí no me detuvieron, me llamaban todos los domingos y me tenían horas sentado en el regimiento supuestamente para declarar, pero no sé qué, porque yo me dedicaba a trabajar, no sabía nada de política”.
 
Una escuela primaria

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Aníbal Burgos es quizás uno de los trabajadores municipales más conocido de Tartagal, no solo por su desempeño laboral que lo mantuvo por 45 años vinculado al municipio de Tartagal, sino por su actividad deportiva que tantas alegrías le dio al pueblo como integrante de aquel famoso equipo de básquet “11 corazones”. 
Aníbal se retiró de su trabajo con el cargo de secretario de Servicios Públicos en el año 2013 para el que lo había designado el entonces intendente de Tartagal, Sergio Leavy, aunque dos años antes se había jubilado como jefe del servicio.
“Ingresé al municipio de Tartagal en el año 1968 durante el gobierno de facto y bajo la intendencia de don Francisco ‘Paco’ Prieto”, recuerda Aníbal al rememorar aquellos comienzos cuando Tartagal tenía mucho menos de la mitad de los habitantes actuales. Nacido y criado en Tartagal, Burgos recuerda “cuando jugábamos al fútbol en la (avenida) 20 de Febrero y por ahí pasaba la acequia por la que corría el agua llena de sapitos y nosotros tomábamos esa agua así que cuando escucho que la gente quiere contar cosas de Tartagal que no son ciertas no puedo permanecer callado, es más fuerte que yo”.
“En ese tiempo -recuerda- en la Municipalidad se desempeñaban un militar retirado cuñado de Prieto de apellido Escudé y un señor Pacheco era el contador y no había sindicalistas, no existían los eventuales o planilleros; trabajé con muchos intendentes como don Juan Robles, Alberto Abraham, Derlis Álvarez y Clemente Ávila, entre otros. En el golpe del 76 se llevaron presos a un montón de compañeros, al intendente y a los concejales y aunque a mí no me detuvieron, me llamaban todos los domingos y me tenían horas sentado en el regimiento supuestamente para declarar, pero no sé qué, porque yo me dedicaba a trabajar, no sabía nada de política”.
 
Una escuela primaria

Aníbal Burgos recuerda que en esos años “Molina Colombres otro de los interventores militares del municipio fue el que puso la piedra fundamental para construir el complejo deportivo al lado de la ruta 34; habían unas huertas y unas cuantas familias y las hizo sacar y si bien no hizo ninguna obra fue el que puso la piedra en el lugar donde años más tarde se levantó el complejo. Otro de los interventores que tuvo Tartagal fue Rodolfo Szotloter y cuando él llegó, los municipales éramos 250 pero cuando se fue habían renunciado 100 porque este hombre era, como se dice vulgarmente, demás de ‘milico’”, sostiene.
“Pero yo rescato algunas cosas buenas porque puso en la Municipalidad una escuela primaria obligatoria para todo el personal; de esa manera muchos compañeros analfabetos de 50 o 60 años aprendieron a leer y a escribir”. 
Para esa época Aníbal Burgos ya se desempeñaba como jefe de Servicios Públicos cuando uno de los puntos neurálgicos de Tartagal era el Mercado Municipal, un gran edificio construido por el siempre recordado intendente radical don Aníbal Nazar; hace varias décadas el mercado no solo que dejó de cumplir el rol para el que fue creado como mercado concentrador sino que nunca fue puesto en valor ni refuncionalizado a pesar de estar ubicado en una de las esquinas más comerciales y transitadas de la ciudad.
Burgos, uno de los hacedores de otra importante obra como fue el Matadero municipal entre tantas otras obras de Tartagal explica que “a veces, para los intendentes no es fácil tomar medidas y decisiones y los que estamos adentro mismo no alcanzamos a entender el por qué”.
“Cuando la medida que se toma sale bien, todos están para la foto pero si sale mal el responsable es uno solo, el que la tomó. Seguramente hay que hacer algo con el mercado municipal que hace años dejo de serlo, darle valor agregado, pero todo depende de una decisión política”, especuló.

Le rendirán un homenaje en vida

Aníbal Burgos puede hablar horas de su experiencia, contar decenas de anécdotas, pero una frase sintetiza la manera y la convicción con que se desempeñó.
“Al trabajo hay que quererlo, porque de otra manera es imposible tener buenos resultados. Tartagal es una comunidad muy particular y a pesar de estar retirado sigo sintiéndome un servidor público”, dijo.
Por su trayectoria deportiva, una cancha de básquet, en unos pocos meses más, llevará su nombre.
 

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