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Video.“Sancionaron a los amigos de mi hijo para condenarlo a él, lo querían invisibilizar”

Jorge Coraita, padre del alumno que llevaba la pulsera en el colegio Santa María, tuvo una entrevista exclusiva con El Tribuno.
Martes, 11 de diciembre de 2018 03:10

Ante todo dice que se siente orgulloso de su hijo, de su fortaleza, de cómo enfrentó la situación que se denuncia en el colegio Santa María. Tras ver que el caso empezó a cobrar fuerzas en las redes sociales, decidió hablar con El Tribuno. Pidió que se aplique educación sexual integral en todos los colegios, considera que es una herramienta clave para que no haya homofobia. 
“Si mi política como institución educativa deliberadamente es no dar educación sexual, lo que estoy haciendo es dejar impunes esas conductas homofóbicas y tantas otras”, apuntó Coraita desde su estudio jurídico. 

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Ante todo dice que se siente orgulloso de su hijo, de su fortaleza, de cómo enfrentó la situación que se denuncia en el colegio Santa María. Tras ver que el caso empezó a cobrar fuerzas en las redes sociales, decidió hablar con El Tribuno. Pidió que se aplique educación sexual integral en todos los colegios, considera que es una herramienta clave para que no haya homofobia. 
“Si mi política como institución educativa deliberadamente es no dar educación sexual, lo que estoy haciendo es dejar impunes esas conductas homofóbicas y tantas otras”, apuntó Coraita desde su estudio jurídico. 

¿Qué situación vivió su hijo en el colegio con respecto a la pulsera LGBT?
Este es un episodio muy triste. Me hubiese gustado no tener que dar estas explicaciones, no tenemos una vida pública. Lamentablemente cuando la situación llega a los medios y hay tergiversación, no queda otra que dar una explicación de lo que pasó. Aquí sucedió algo en el colegio Santa María, donde asiste mi hijo. Santiago, de 16 años, portaba una pulsera multicolor LGBT y fue interceptado por un tutor, quien le pidió que se la quitase. Le dijo que afectaba a los valores del colegio y que resultaba provocativo. Mi hijo se negó, le pidió explicaciones, fue una situación coercitiva y violenta. Mi hijo se puso mal. Esa situación fue advertida por un coordinador del colegio y lo llamaron a la dirección. Allí se encontraban la directora, la vice y le pidieron que se quite la pulsera, que era lo mismo que un pañuelo verde, que no estaba admitido. Santiago rebatió esos argumentos, les explicó. Dijo que a él esa pulsera lo representaba, que no afectaba ninguno de los valores del colegio. Ya sin argumentos, cambiaron el rumbo de la negativa diciéndole que estaba prohibido usar pulseras en el colegio. Santiago le dijo que el 80% de los chicos usaba, pero solo se enfocaban en él. Eso ocurrió el 28 de septiembre. 
Sin argumentos con relación a la pulsera, la directora le preguntó si le hacían bullying en el colegio y él les dijo que había una que otra burla. Pero remarcó que sí era grave que las autoridades máximas le hicieran sacar la pulsera. La directora le respondió que si era importante para él, que la siguiera usando. Esta charla no fue un momento agradable para Santiago. Estaba en un contexto de una institución educativa, le estaban llamando la atención. Eran dos adultos, directora y vicedirectora. Las leyes establecen alguna limitación acerca de lo que se puede hacer, qué se puede preguntar a un menor, aun educando. Violaron todas las normas. Hubo una intromisión indebida a su privacidad. Es un hecho grave, en cuanto a quienes tienen la tutela de nuestros hijos se dirijan de esa manera, en un claro abuso de autoridad. Todas las normas hablan del interés superior del niño. No tuvieron reparo al respecto y claramente, con la prohibición de la pulsera querían invisibilizar el mensaje. 

¿Le sorprendió la reacción de algunos compañeros?
Él sale de esa reunión muy conmovido, muy dolido y me manda un mensaje pidiendo que lo retire del colegio. En el tiempo que demoro al llegar al colegio, él ya había vuelto al aula y sus compañeros vieron como había regresado. Sabían cuál había sido el motivo de su presencia en la dirección y se pusieron furiosos por la violencia institucional que había sufrido su amigo y compañero. Yo lo retiro del colegio y sus compañeros le seguían mandando mensajes de apoyo, muchos de ellos eran fotos, se habían pintado en el brazo la bandera LGBT. En una de esas fotos se veía la remera del colegio “fack you”. El lunes siguiente se comunican con el colegio para conversar conmigo y en esa charla estaban la directora, la vice y el coordinador de tutores. Claramente habían advertido que habían pasado todo límite con Santiago. La reunión fue para pedir disculpas, que habían sido ofensivos sin quererlo, me dijeron que con él estamos aprendiendo. 
Yo les remarqué que, respecto a un menor, están prohibidas esas injerencias arbitrarias en la intimidad y la privacidad. Les dije que la homofobia no es una opinión y que hay leyes nacionales y provinciales. Me dieron la razón. Les pedí que esas disculpas se las hiciesen a Santiago en el momento adecuado, con disimulo, sin sacarlo del aula. Todo el mundo estaba pendiente de la reunión. 
Dos semanas después, a los chicos que se solidarizaron los notifican diciendo que no los admitirán el año siguiente. Que el colegio se reserva el derecho de admisión. Estamos hablando de chicos que tenían, salvo una que estaba hace dos años en Salta, trece años con excelentes antecedentes académicos en la institución. Fue una reacción a la agresión institucional. Curiosamente el motivo de la sanción es el “fuck you” al escudo, al símbolo que representa la institución. Los directivos fueron los que agredieron a Santiago, ahí se dio la homofobia, la discriminación, la intromisión indebida en su privacidad. Eso fue lo más grave. 
Después de haberse asesorado con alguien acerca de los derechos que tienen los niños, sabían que no lo podían tocar a mi hijo. A Santiago lo querían invisibilizar, sancionaron a sus amigos y esa fue una forma de condenarlo a él y que arrastrara la culpa por esa situación. Fue un mecanismo siniestro. 


La denuncia la hizo su hija...
Mi hija tiene 18 años, fue alumna del colegio, tenía un promedio de más de nueve, fue escolta, excelente, protagonista de todas las obras de teatro que hizo el colegio. Era una chica de entusiasmarse siempre. La verdad que fue una gran decepción, un golpe duro para ella. Esta cachetada que vino a dar la institución en la que estuvo trece años de su vida. Ella está estudiando en Buenos Aires. Nos enteramos después del impacto que tuvo su carta. 

Estos casos invitan a la reflexión...
Lo que hay que señalar es que este colegio no debe ser un excepción y que debe servir para que no se repita en esta ni en ninguna otra institución. Estas instituciones son de gestión privada, pero son públicas y están sometidas a leyes del Estado. Las leyes establecen que deben dictar la educación sexual integral. Ahora hay una grieta y se intenta demonizar la ideología. Eso pasa porque estamos en una cultura homofóbica. Porque hay otro chico que es diferente a su orientación sexual, sin que haga anda genera miedo o bronca Eso hay que cambiar, eso se logra con educación. Si mi política como institución educativa deliberadamente es no dar educación, lo que estoy haciendo es dejar impunes esas conductas homofóbicas y tantas otras. Hay una naturalización de esto. Anteriores situaciones, como otros chicos que habían pintado carteles en son de burlas contra Santi, pegados dentro del colegio. Eso ocurrió dentro del colegio y no en las redes, pero no hubo sanciones. 

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