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“Los futbolistas son lo más sano que hay en el mundo del fútbol”

El Tribuno charló con Osvaldo Asiar, exjugador de Gimnasia y Tiro. 
Miércoles, 26 de diciembre de 2018 00:58

Elegancia para jugar al fútbol, mucho sacrificio y humildad caracterizan a Osvaldo Jesús Asiar, exfutbolista de Gimnasia y Tiro. 
Cumplió su sueño de jugar en Primera, ser reconocido por su labor adentro de una cancha, pero un día tomó la decisión de dejar, de colgar los botines anticipadamente por una necesidad económica. 
Asiar, surgido de las inferiores de Gimnasia y Tiro, se dio cuenta a los 23 años, en la cúspide de su carrera, que debía elegir entre su pasión y su obligación. Y no se arrepiente de su decisión. 
¿Qué hiciste tras dejar de jugar al fútbol? 
Me dediqué a varios rubros, pero después de 7 u 8 años me especialicé en la parte eléctrica, alta tensión más precisamente.
¿Cuándo y por qué dejaste? 
Dejé de jugar cuando Gimnasia jugaba el segundo Argentino A, más o menos a los 23 años. Hubo mucho manoseo de la parte de la dirigencia. Yo no necesitaba firmar nada, creí en la palabra y así me fue. Un día me levante y dije “no juego nunca más”. Después tuve un breve paso por San Antonio, pero ya no era lo mismo. 
¿Te costó tomar esa decisión?
En ese momento no, porque no la estaba pasando bien. Recién había tenido familia y la pasaba mal económicamente. Esta decisión no la tomé en caliente, es algo que ya venía madurando. Casi que no volví a la cancha luego de eso. 
¿Te acordás de tu debut en Primera? 
Hice todas las inferiores en Gimnasia. Debuté en primera, contra Boca en la Bombonera. Perdimos 4 a 0. Era 1994. Cuando descendimos al Nacional B me asenté y fui titular. 
¿Recuerdos de esa época?
Siempre fui un agradecido del fútbol por la gente que pude conocer. Un recuerdo muy lindo de todos mis compañeros. Salvo los dirigentes, que dejaban mucho que desear. Los futbolistas son lo más sano que hay en el mundo del fútbol. 
¿Quién era tu ídolo? 
De todos aprendí un poco. Pero mi ídolo era Pedro Guiberguis. Yo estaba a la sombra de él. Pedro me hablaba, al igual que Iturrieta, Cejas, Ibáñez. No quiero olvidarme de nadie. Gente que me enseñó a ser persona antes que jugador y eso para mí es muy respetable. 
¿Un DT que te haya marcado?
Héctor Enrique. Él me dirigió en la primera local. Al jugador hay que cuidarlo, hablarlo y Héctor estaba en esos detalles que nadie se daba cuenta. 
¿Con quiénes jugaste en inferiores?
Fui muy afortunado al formar parte de una gran camada de jugadores en inferiores. Compartí con Riggio, Zurita, Ramasco, Quintero, Castilla, Salvatierra, Brandán, Luna, Medrano. No sé si Gimnasia sigue sacando esa cantidad y calidad de jugadores.
¿Ganaste plata jugando al fútbol?
No. Viví bien en la época en que jugué, pero yo no sé si acá en el fútbol salteño se puede vivir como jugador o se puede hacer una gran diferencia económica. Una vez me dijo Cayetano Rodríguez, ayudante de campo del Flaco Menotti, que para hacer plata hay que jugar en Buenos Aires o Rosario. Hay más posibilidades. El norte parece que le queda lejos a todos. 
¿Una anécdota de tu época de futbolista?
En inferiores nos enseñaron que no había que dedicar el triunfo insultando a nadie, sino agradeciendo. Eso me marcó.
¿Qué opinas de la violencia en el fútbol? 
Me causa gracia. Después de tan graves incidentes en la superfinal entre River y Boca, a los días ya todos se olvidaron parece y el show debe continuar. Lo único que importa es el negocio. A la Conmebol no le importó si había jugadores lastimados. Lo único que quiso es volver a vender lo que ya había vendido. El mundo del fútbol hoy es eso. Está digitalizado. Porque al jugador hoy le ponen un chip para ver cuánto corre. A la pelota también le ponen un chip. El juez de línea tiene un comunicador para hablar con el árbitro. Ahora se sumó el VAR. Cada vez es más complicado. Esto le quita folclore al fútbol. Se desnaturaliza todo. Lo único que importa hoy en día es la plata. Cambió tanto este deporte que hasta Usain Bolt juega. Parece que hoy solo sirve correr. 
 

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Elegancia para jugar al fútbol, mucho sacrificio y humildad caracterizan a Osvaldo Jesús Asiar, exfutbolista de Gimnasia y Tiro. 
Cumplió su sueño de jugar en Primera, ser reconocido por su labor adentro de una cancha, pero un día tomó la decisión de dejar, de colgar los botines anticipadamente por una necesidad económica. 
Asiar, surgido de las inferiores de Gimnasia y Tiro, se dio cuenta a los 23 años, en la cúspide de su carrera, que debía elegir entre su pasión y su obligación. Y no se arrepiente de su decisión. 
¿Qué hiciste tras dejar de jugar al fútbol? 
Me dediqué a varios rubros, pero después de 7 u 8 años me especialicé en la parte eléctrica, alta tensión más precisamente.
¿Cuándo y por qué dejaste? 
Dejé de jugar cuando Gimnasia jugaba el segundo Argentino A, más o menos a los 23 años. Hubo mucho manoseo de la parte de la dirigencia. Yo no necesitaba firmar nada, creí en la palabra y así me fue. Un día me levante y dije “no juego nunca más”. Después tuve un breve paso por San Antonio, pero ya no era lo mismo. 
¿Te costó tomar esa decisión?
En ese momento no, porque no la estaba pasando bien. Recién había tenido familia y la pasaba mal económicamente. Esta decisión no la tomé en caliente, es algo que ya venía madurando. Casi que no volví a la cancha luego de eso. 
¿Te acordás de tu debut en Primera? 
Hice todas las inferiores en Gimnasia. Debuté en primera, contra Boca en la Bombonera. Perdimos 4 a 0. Era 1994. Cuando descendimos al Nacional B me asenté y fui titular. 
¿Recuerdos de esa época?
Siempre fui un agradecido del fútbol por la gente que pude conocer. Un recuerdo muy lindo de todos mis compañeros. Salvo los dirigentes, que dejaban mucho que desear. Los futbolistas son lo más sano que hay en el mundo del fútbol. 
¿Quién era tu ídolo? 
De todos aprendí un poco. Pero mi ídolo era Pedro Guiberguis. Yo estaba a la sombra de él. Pedro me hablaba, al igual que Iturrieta, Cejas, Ibáñez. No quiero olvidarme de nadie. Gente que me enseñó a ser persona antes que jugador y eso para mí es muy respetable. 
¿Un DT que te haya marcado?
Héctor Enrique. Él me dirigió en la primera local. Al jugador hay que cuidarlo, hablarlo y Héctor estaba en esos detalles que nadie se daba cuenta. 
¿Con quiénes jugaste en inferiores?
Fui muy afortunado al formar parte de una gran camada de jugadores en inferiores. Compartí con Riggio, Zurita, Ramasco, Quintero, Castilla, Salvatierra, Brandán, Luna, Medrano. No sé si Gimnasia sigue sacando esa cantidad y calidad de jugadores.
¿Ganaste plata jugando al fútbol?
No. Viví bien en la época en que jugué, pero yo no sé si acá en el fútbol salteño se puede vivir como jugador o se puede hacer una gran diferencia económica. Una vez me dijo Cayetano Rodríguez, ayudante de campo del Flaco Menotti, que para hacer plata hay que jugar en Buenos Aires o Rosario. Hay más posibilidades. El norte parece que le queda lejos a todos. 
¿Una anécdota de tu época de futbolista?
En inferiores nos enseñaron que no había que dedicar el triunfo insultando a nadie, sino agradeciendo. Eso me marcó.
¿Qué opinas de la violencia en el fútbol? 
Me causa gracia. Después de tan graves incidentes en la superfinal entre River y Boca, a los días ya todos se olvidaron parece y el show debe continuar. Lo único que importa es el negocio. A la Conmebol no le importó si había jugadores lastimados. Lo único que quiso es volver a vender lo que ya había vendido. El mundo del fútbol hoy es eso. Está digitalizado. Porque al jugador hoy le ponen un chip para ver cuánto corre. A la pelota también le ponen un chip. El juez de línea tiene un comunicador para hablar con el árbitro. Ahora se sumó el VAR. Cada vez es más complicado. Esto le quita folclore al fútbol. Se desnaturaliza todo. Lo único que importa hoy en día es la plata. Cambió tanto este deporte que hasta Usain Bolt juega. Parece que hoy solo sirve correr. 
 

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