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“Debió haber sido una tarea difícil y casi imposible. Lo que hicieron esos soldados de Belgrano es indescriptible teniendo en cuenta el terreno, las condiciones climáticas y los recursos”, dijo el presidente del Fortín Coronel Manuel Puch, Guillermo de la Zerda, del paraje La Pedrera.
El gaucho llegó a los actos en conmemoración de los 205 años de la Batalla de Salta junto a sus dos hijos Gonzalo y Gastón. Daniela, con 18 años, desfiló por primera vez y no pudo explicar la “emoción” que sentía.
Las actividades comenzaron puntualmente, a las 9.30, en plaza Belgrano con el izamiento de los Pabellones Nacional y Provincial, se entonaron las estrofas del Himno Nacional y se depositó una ofrenda floral.
Pasadas las 10, las actividades se trasladaron al Monumento 20 de Febrero y con la llegada del gobernador Juan Manuel Urtubey y del intendente de la Ciudad de Salta, Gustavo Ruperto Sáenz dio comienzo el tradicional desfile.
Infernales, soldados del Ejército argentino, uniformados de Gendarmería, Servicio Penitenciario, Policía Federal, esperaban junto a un reducido número de vecinos, si se tienen en cuenta desfiles pasados.
Sin embargo estuvieron presentes muchos niños que asistieron como siempre curiosos por la enorme cantidad de fortines con gauchos que llegaron desde toda la Provincia y también desde Jujuy.
El jefe del Guarnición Ejército Salta, el coronel mayor Juan Manuel Pulleiro, encabezó el pase de revista a las tropas con Sáenz a la diestra y Urtubey a su siniestra. Acorde a la coyuntura, lejos quedaron los tiempos donde Urtubey e Isa encabezaban la revista; incluso aquella vez que vino Amado Boudou para el Bicentenario.
Tras las ofrendas florales de rigor, las autoridades tomaron el palco para dar comienzo a los discursos. Se sentaron el ministro de Finanzas, Fernando Yarade; su par de Educación, Ciencia y Tecnología, Analía Berruezo; de Salud, Roque Mascarello; la titular del Ministerio de Producción, Trabajo y Desarrollo Sustentable, Paula Bibini; de Seguridad, Carlos Oliver; el diputado Pablo Kosiner; el presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia, Manuel Santiago Godoy; entre otros tantos referentes, concejales y funcionarios de segundas líneas. Estuvieron todos y nadie quiso quedar afuera de la conmemoración militar más significativa de la historia salteña.
Los discursos
Tras un toque de silencio, el presidente del Instituto Belgraniano, Jorge Skaf, rememoró la visión de Belgrano al preparar la histórica Batalla en suelo salteño; “aquí se fragua uno de los capítulos esenciales de la Independencia nacional”, dijo.
En representación de Gobierno de la Provincia, la ministra de Educación, Ciencia y Tecnología Analía Berruezo recordó que las tropas patriotas combatieron en esta oportunidad por primera vez enarbolando la bandera celeste y blanca, ya que una semana antes del combate, el 13 de febrero, Belgrano había hecho jurar la bandera en el Río Pasaje, luego denominado Juramento. Evocó a Martina Silva de Gurruchaga y a otras mujeres patriotas que se unieron a las filas independentistas y llamó a "trabajar para ser buenos hijos de la Patria".
El comandante de la V Brigada de Montaña del Ejército Argentino, Juan Manuel Pulleiro realizó una reseña histórica de la Batalla de Salta del 20 de febrero de 1813, el recuerdo de vencedores y vencidos que señala el Monumento 20 de febrero y su importancia estratégica, ya que sirvió para impedir el paso de las fuerzas realistas hacia el sur.
Luego se inició el tradicional desfile cívico militar, a cuyo término, Francisco Aráoz presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes solicitó al gobernador Urtubey permiso para iniciar el paso de las agrupaciones gauchas y lo invitó a unirse a ellas.
La Batalla de Salta
La Batalla de Salta fue un enfrentamiento armado librado el 20 de febrero de 1813 en Campo Castañares, hoy zona norte de la ciudad de Salta en el curso de la Guerra de Independencia de la Argentina. El Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano y de Eustoquio Díaz Vélez como mayor general o segundo jefe, derrotó por segunda vez a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, a las que había batido ya en septiembre anterior en la batalla de Tucumán. La rendición incondicional de los realistas garantizó el control del gobierno rioplatense sobre buena parte de los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata, aseguró la región y permitió a los patriotas recuperar el control del Alto Perú.