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26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Cuatro salteños subieron al Aconcagua pero hicieron cumbre al volver a sus casas

José, Leonardo, José Luis y Marcos cumplieron el sueño de llegar juntos a la cima de la montaña más alta de América. Sus próximos desafíos son el Llullaillaco, en Salta, y, dentro de unos años, el misterioso Himalaya. 
Lunes, 26 de febrero de 2018 00:04

Soltaron gritos y lágrimas al llegar a los 6.962 metros sobre el nivel del mar (msnm). Hace muchos años que se preparaban para este momento. José “Jota” Muñoz Granados (32), Leonardo “Serafín” Zerpa (36), José Luis Taritolay (32) y Marcos Aramayo (32) se enamoraron de las alturas en los cursos del Club Amigos de la Montaña (CAM) de Salta y no las dejaron más...
Tres de ellos habían buscado hacer cumbre en el Aconcagua el año pasado pero el tiempo les jugó en contra y, tras llegar a los 6.700 msnm, decidieron bajar. En octubre último Jota los convocó para volver a intentarlo, sumaron al cafayateño Taritolay y, desde entonces, comenzaron los preparativos de la expedición “Felices los 4”, en honor a la afamada canción de Maluma.
Cada uno se preparó de manera diferente, de acuerdo con sus posibilidades. Algunos subieron montañas todos los fines de semana -incluso hasta un par de veces por semana. Otros salieron a correr, anduvieron en bicicleta, fueron al gimnasio o subieron corriendo al cerro San Bernardo. 
Se entrenaron durante todo el año y lograron casi 10 altas montañas: Saladillo, Nevado de Chañi, Nevado de Acay, Nevado de Quehuar y Volcán Tuzgle, en Salta. En Bolivia hicieron Huayna Potosí, Pequeño Alpamayo, Austria y Tarija. Además acompañaron las salidas del CAM y ayudaron a cargar las mochilas de los principiantes para prepararse para los 25 kilos que deberían portear en el Aconcagua.

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Soltaron gritos y lágrimas al llegar a los 6.962 metros sobre el nivel del mar (msnm). Hace muchos años que se preparaban para este momento. José “Jota” Muñoz Granados (32), Leonardo “Serafín” Zerpa (36), José Luis Taritolay (32) y Marcos Aramayo (32) se enamoraron de las alturas en los cursos del Club Amigos de la Montaña (CAM) de Salta y no las dejaron más...
Tres de ellos habían buscado hacer cumbre en el Aconcagua el año pasado pero el tiempo les jugó en contra y, tras llegar a los 6.700 msnm, decidieron bajar. En octubre último Jota los convocó para volver a intentarlo, sumaron al cafayateño Taritolay y, desde entonces, comenzaron los preparativos de la expedición “Felices los 4”, en honor a la afamada canción de Maluma.
Cada uno se preparó de manera diferente, de acuerdo con sus posibilidades. Algunos subieron montañas todos los fines de semana -incluso hasta un par de veces por semana. Otros salieron a correr, anduvieron en bicicleta, fueron al gimnasio o subieron corriendo al cerro San Bernardo. 
Se entrenaron durante todo el año y lograron casi 10 altas montañas: Saladillo, Nevado de Chañi, Nevado de Acay, Nevado de Quehuar y Volcán Tuzgle, en Salta. En Bolivia hicieron Huayna Potosí, Pequeño Alpamayo, Austria y Tarija. Además acompañaron las salidas del CAM y ayudaron a cargar las mochilas de los principiantes para prepararse para los 25 kilos que deberían portear en el Aconcagua.

El camino
Salieron de Salta el 7 de febrero en dos vehículos y, luego de tres horas de viaje, sufrieron un percance vial que casi los hizo volver. Tras solucionar el problema que les generó un choque en cadena, siguieron viaje rumbo a Mendoza, adonde llegaron el mismo día. 
Desde la base de la montaña, necesitaron varios días para aclimatarse y, como preparación, subieron al cerro Bonete, a 5 mil metros. “El Aconcagua empieza desde abajo, a los 2.800 metros, pero las distancias largas y los controles médicos hacen que uno se tome el tiempo de aclimatación”, consideró Jota y valoró la organización que tenían los guardaparques, los médicos y los policías de rescate.
En Plaza de Mulas, a 4.300 msnm hicieron un homenaje a la Pachamama para pedir a los “apus” (montañas) y a la “Pacha” (Tierra) permiso para subir y para bajar y que los cuidaran en el camino. Al rito se sumaron algunos montañistas curiosos y el mismo Miguel “Lito” Sánchez, quien ya conquistó 70 veces la cumbre de esta montaña. 
Tras pasar cinco días a más de 5 mil metros, el último campamento lo hicieron a los 6 mil, con entre 15 y 20 grados bajo cero y un viento fortísimo. “Dormir ahí es complicado porque se congela el piso y, a las dos horas, se congela la carpa. A la altura no la sentimos pero al frío, sí”, confesó Serafín. 
Con un pronóstico de 27 grados bajo cero, el 18 de febrero, luego de desarmar las carpas, salieron a las 5 y a las 14.30 hicieron cumbre.
Lo que demoraron 12 días en subir, tardaron 48 horas en bajar. El último día, para salir del Parque Provincial Aconcagua, recorrieron 40 kilómetros. “Lo importante es disfrutar del camino. El éxito total fue llegar los cuatro y la verdadera cumbre fue volver a la casa”, aseguró Serafín.

Próximas cumbres
El anhelo de estos montañistas no se quedó en el Aconcagua. Sus próximos destinos están en Salta, donde quieren subir el volcán Llullaillaco, y en Bolivia, donde quedan montañas pendientes. 
A unos cuantos miles de kilómetros al este, el Himalaya los convoca. La misteriosa cordillera asiática, con varios picos de 8 mil metros, espera a estos cuatro deportistas avezados que, además de la destreza, deberán contar con unos 15 mil dólares, equipos adecuados y con entre 45 y 60 días disponibles para ella

  Jota y Serafín, a su regreso, con El Tribuno. Jan Touzeau

El costo de llegar a lo alto

Los chicos contaron que, si se hace el camino al Aconcagua de una manera deportiva, el costo total es de 18 mil pesos, con el viaje desde y hacia Salta incluido. Si se contrata una expedición comercial, en cambio, el costo escala a cerca de los 100 mil pesos. 
El permiso de ingreso para los argentinos esta temporada sale 3.100 pesos. A partir de este año, los rescates se pagan aparte.
El precio de las mulas es en dólares, así como las comodidades: contratar un porteador cuesta 200 dólares por campamento, la ducha vale 20 dólares y una cerveza, también. 
El equipo de alta montaña completo supera los 50 mil pesos. Esto incluye botas doble, campera de pluma, bolsa de dormir de pluma para -40 °C y medias, entre otros artículos de calidad óptima. Valoraron que tanto el CAM como los socios les aportaron cosas que les faltaban, además del apoyo emocional.
Hasta la base llevaron ensaladas de frutas, duraznos en lata, dulce de leche y gaseosas. 
Tras dejar la base -y las mulas-, llevaron los alimentos más livianos, como fideos y arroz, además de las garrafas y las ollas para cocinar y derretir hielo. 
 

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