La maratónica jornada del martes en el Centro de Convenciones no fue un debate, pero mereció haberlo sido.
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La maratónica jornada del martes en el Centro de Convenciones no fue un debate, pero mereció haberlo sido.
En primer lugar, por la presencia del jefe de Gabinete, el coordinador interministerial, diez ministros, seis secretarios y el presidente del Banco Nación; es decir, el grueso del Gobierno de Mauricio Macri acompañó a Carlos Vignolo para ratificar que el Plan Belgrano es una estrategia medular del Gobierno.
Así lo expresaron los expositores en lo que fue una sucesión de cordiales monólogos donde los ministros intercalaron logros con metas.
El coordinador Mario Quintana y los ministros Nicolás Dujovne y Luis Caputo dejaron en claro que el objetivo es lograr una mayor equidad territorial, ya que se reconoce que la competitividad del NOA y el NEA corre muy por detrás del resto del país y con atraso de varias décadas con respecto al mundo desarrollado. También señalaron que el déficit, la inflación y el endeudamiento son procesos a mediano plazo y que no cabe hacerse ilusiones antes de 2020, 2021 y 2023.
Las ansiedades
El Plan Belgrano es un proyecto a largo plazo. "En el largo plazo estaremos todos muertos", masculló un empresario, conocedor de John Maynard Keynes, pero poco amigo de la improvisación que, en nombre del prócer británico de la economía de crisis, naufragó en la "década ganada". "El gobierno anterior anunciaba obras que no hacía; este hace más de lo que nos enteramos, pero menos de lo que esperamos. Nos piden demasiada fe", añadió un productor oranense.
Llamó la atención que los ministros hablaran con un discurso simple, elaborado y cronometrado, pero que no se abriera la posibilidad de un debate.
El auditorio estaba compuesto de un nutrido grupo de personas, empresarios, políticos y funcionarios, que ya conocen la matriz del pensamiento de Cambiemos y los objetivos del Plan Belgrano, pero que tienen muchas preguntas para hacer en materia de desarrollo regional.
Cuesta entender desde Salta, dicen los empresarios, cómo se compatibiliza con una realidad desoladora un discurso que insiste en modernizar el transporte, la logística, la tecnología en la producción y la formación profesional para las economías regionales, tal como lo expusieron el canciller Jorge Faurie y el subsecretario de Planificación Territorial de la Inversión Pública, Fernando Alvarez de Celis.
La crisis de las economías regionales es tan profunda que, al margen de las ilusiones, en 2017 perdieron importaciones respecto del año anterior.
Todo esto hubiera justificado que los ministros escucharan preguntas y planteos, como los que los productores preparaban (bastante nerviosos) para formular ante los ministros de Energía, Juan José Aranguren, y de Agroindustria, Miguel Etchevehere.
Y hubiera sido atractivo para esos funcionarios entablar conversaciones informales en los patios con los empresarios, intendentes y legisladores.
Es una cuestión de comunicación: estos viajes sirven para informar y para escuchar
Relato y posverdad
Si la realidad contrasta con las exposiciones, también es cierto que los ministros ofrecen elementos de credibilidad. El responsable del Plan Belgrano , Carlos Vignolo, no eludió la pregunta clave: ¿cuándo van a estar en marcha las obras del Belgrano Cargas y la Autovía sobre la ruta 9/34?. "Este año", aseguró. Habrá que verlo. Las palabras "relato" y "posverdad" son el estigma del discurso populista. El megagasoducto y el banco continental de la era chavista sonaban fascinantes y nunca existieron.
El plan Belgrano es esencial y nadie quiere que se convierta en relato.