Es un superclásico entre los dos más grandes del fútbol argentino y punto. Tratar de bajarle la adrenalina es una utopía que no se logra ni siquiera en un “amistoso”. Y en la previa uno pone toda la carne en el asador y el otro guarda.
Y mañana será una prueba de fuego antes del choque de Mendoza, el próximo miércoles. Boca jugará ante Tigre con su habitual alineación titular por que busca sumar minutos de juego y River reservará algunos de sus mejores jugadores pensando en la Supercopa.
Pero por su parte, quien será el encargado “consensuado” en impartir el orden, el árbitro Patricio Loustau, aseguró ayer que esa responsabilidad le permitirá “cumplir un sueño por sexta vez”, aunque lo mira con mucha cautela.
Es que se tratará de la sexta oportunidad en que Loustau esté al frente del encuentro más importante del fútbol argentino, con el condimento que definirá un título.
En ese sentido, sostuvo que a partir del lunes tratarán de “planificar” el encuentro con los otros cinco involucrados: los líneas Yamil Bonfá y Gustavo Rossi, el cuarto Fernando Rapallini, más los asistentes Facundo Tello y Ariel Penel, detrás de los arcos.
“El árbitro de esta era planifica el partido. No significa pasar la línea de dar el pitazo inicial, pero el lunes practicaremos para llegar el miércoles a la noche con este equipo. Tenemos a mano muchas cuestiones tecnológicas. Nosotros podemos observar los partidos de los equipos que vamos a dirigir. Y éste lo planificamos también”, afirmó.
A partir de todo lo que se generó en torno a este partido en las últimas semanas, Loustau celebró la postura que adoptaron ambos clubes para bajar los decibeles. “Encontramos una imagen muy positiva en que sea un partido de fútbol y nada más que un partido de fútbol”, aseguró.
Pero lo cierto es que no es un partido más, es una final.
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Es un superclásico entre los dos más grandes del fútbol argentino y punto. Tratar de bajarle la adrenalina es una utopía que no se logra ni siquiera en un “amistoso”. Y en la previa uno pone toda la carne en el asador y el otro guarda.
Y mañana será una prueba de fuego antes del choque de Mendoza, el próximo miércoles. Boca jugará ante Tigre con su habitual alineación titular por que busca sumar minutos de juego y River reservará algunos de sus mejores jugadores pensando en la Supercopa.
Pero por su parte, quien será el encargado “consensuado” en impartir el orden, el árbitro Patricio Loustau, aseguró ayer que esa responsabilidad le permitirá “cumplir un sueño por sexta vez”, aunque lo mira con mucha cautela.
Es que se tratará de la sexta oportunidad en que Loustau esté al frente del encuentro más importante del fútbol argentino, con el condimento que definirá un título.
En ese sentido, sostuvo que a partir del lunes tratarán de “planificar” el encuentro con los otros cinco involucrados: los líneas Yamil Bonfá y Gustavo Rossi, el cuarto Fernando Rapallini, más los asistentes Facundo Tello y Ariel Penel, detrás de los arcos.
“El árbitro de esta era planifica el partido. No significa pasar la línea de dar el pitazo inicial, pero el lunes practicaremos para llegar el miércoles a la noche con este equipo. Tenemos a mano muchas cuestiones tecnológicas. Nosotros podemos observar los partidos de los equipos que vamos a dirigir. Y éste lo planificamos también”, afirmó.
A partir de todo lo que se generó en torno a este partido en las últimas semanas, Loustau celebró la postura que adoptaron ambos clubes para bajar los decibeles. “Encontramos una imagen muy positiva en que sea un partido de fútbol y nada más que un partido de fútbol”, aseguró.
Pero lo cierto es que no es un partido más, es una final.