¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

21 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Jornada de reflexión y toma de conciencia

Domingo, 29 de abril de 2018 00:00

Como todos los años, el almanaque inexorablemente nos recuerda la inmolación de luchadores inmigrantes en EEUU, en 1886, que fueron derrotados y muertos por los reclamos de 8 horas diarias de trabajo, frente a las 12 que cumplían.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Como todos los años, el almanaque inexorablemente nos recuerda la inmolación de luchadores inmigrantes en EEUU, en 1886, que fueron derrotados y muertos por los reclamos de 8 horas diarias de trabajo, frente a las 12 que cumplían.

La conmemoración ha ido variando, pero la fecha es emblema de lucha y sacrificio de trabajadores en defensa, no solo de sus derechos, sino de la adquisición de los nuevos, que se generan a la luz de los avances sociales, culturales, de seguridad, técnicos y científicos, dentro del paradigma de los derechos humanos.

La jornada se debiera inscribir gremialmente en el encuentro de reflexión y aprendizaje.

Hoy ha devenido en torneos, festivales y reuniones de camaradería en los que está ausente el verdadero sentido del día, que merecería ser consagrado a la toma de conciencia.

Deben conocer los trabajadores que sus derechos y protección de sus intereses no son el producto de la benevolencia de otros, sino de la lucha de cada uno y de todos ellos.

Flaco favor hacen las organizaciones gremiales en considerar los agasajos como principio y fin del día. Debilita la conciencia y pone al trabajador como ausente perpetuo de su destino, para solo ejercer su acción en el caso concreto y pragmático que lo afecte en el mundo de las relaciones laborales. Hoy los trabajadores se manifiestan, con mucho esfuerzo y un alto costo personal, en defensa de un salario que se corresponda con la contraprestación productiva que brindan y garantice el derecho a vivir de un ingreso que permita a la familia vivir dignamente.

Hay trabajadoras y trabajadores injustamente llamados informales, que cumplen sus tareas en el horario fijado, y que para ellos se extiende aún más. Ese personal no registrado suele recibir una remuneración inferior a la fijada por las escalas salariales, carece de aportes a la seguridad social, a las Obras Sociales y a las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo. Por eso pierden años de servicios para jubilarse, carecen de atención médica y de seguros. En caso de accidente, deben recurrir a los hospitales públicos, sostenidos por toda la comunidad, porque el patrón no cumple con su obligación, no cumple con la ley y menos con el trabajador.

¿Quién es entonces el informal? ­El patrón que no cumple ninguna regla formal y perjudica al trabajador, la sociedad y el Estado!.

En este primero de mayo sigue en pie una reforma laboral muy lejana de las necesidades y expectativas del trabajador, y que el Gobierno espera que el Congreso apruebe.

La mejor forma de honrar esta jornada sería la toma de conciencia de la propia realidad de los trabajadores. La conciencia de que, si ellos no luchan por sus condiciones de trabajo y sus ingresos, seguirán perdiendo.

Ser trabajador implica generar riqueza y bienestar, producir los bienes que disfruta la sociedad; ese trabajador tiene derecho a participar de los beneficios que crea el trabajo. Si es excluido de ese bien compartido, el trabajo dejará de ser dignificante, y no cumplirá su función indispensable para el sostenimiento familiar.

Ya no será un trabajador con todas las letras sino será un simple subordinado en la escala de producción.

La conciencia y unidad de los trabajadores los hará dignos.

Habrá otra ocasión para el festejo. El el 1 de mayo no lo es.

 

PUBLICIDAD