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Los méritos del Mellizo en la nueva estrella xeneize

Lo bancó a Pavón, perdió a Gago y Benedetto, cayó con River en la Supercopa y terminó sumando su 18º título.
Domingo, 13 de mayo de 2018 23:24
Foto: NA.

Guillermo Barros Schelotto ha probado lo dulce de lograr un campeonato dentro y fuera de la cancha. El bicampeonato conseguido el miércoles pasado lo colocan en un sitial único en la historia xeneize al convertirse en el referente con más títulos sumando sus etapas de jugador y entrenador. 
Son en total 16 los campeonatos que logró el Mellizo desde su llegada al club de la Ribera en mediados de 1997; dieciséis se dieron en su rol de jugador desde ese año hasta el final del vínculo en 2007 y los dos consecutivos como entrenador: 2016 - 2017 y 2017 - 2018. En sus campeonatos como DT logró más del 70 por ciento de los puntos en juego que numéricamente le dan la razón cuando dice que Boca fue el “mejor de todos”.
El Mellizo superó a Sebastián Battaglia, quien como jugador tenía 17 campeonatos entre nacionales e internacionales, aunque siempre como futbolista, una condición en la que Barros Schelotto nunca lo podrá batir.
Además Guillermo, de 45 años y que como jugador consiguió 10 copas internacionales y 6 torneos del fútbol argentino, entró también en la historia por estar en el círculo privilegiado de los entrenadores que fueron bicampeones.
En esa lista están Mario Fortunato en la temporada 1930/31 y 1934/35; Alfredo Garassini en 1943 y 1944; Juan Carlos Lorenzo en Metropolitano y Nacional 1976, Copa Libertadores 1977/78; Carlos Bianchi Apertura 1998, Clausura 1999, Copa Libertadores 2000/01, y Alfio Basile en el Apertura 2005 y el Clausura 2006.
Las cifras apoyan la buena campaña de Barros Schelotto comandando el cuerpo técnico que se resume en 18 triunfos, 4 empates y 5 derrotas. Guió al equipo ha conseguir una racha histórica de 8 victorias consecutivas que le dio gran porcentaje del campeonato.
Pero todo campeonato tiene luces y sombras, algunas más que otras, pero siempre están. Guillermo no estuvo ajeno a estos puntos contrapuestos que hacen que el equipo no sea tan vistoso como en las primeras fechas. Sin embargo hay que reconocer que el DT se repuso a muchas de las contras que se le fueron presentando en el camino. 
Sostuvo a Cristian Pavón entre los titulares cuando desde afuera muchos insistían en la salida del delantero; lo llevó con paciencia siempre afirmando que el cordobés tenía mucho para dar y no solo lo convirtió en la carta ganadora, sino que también una fija para el Mundial de Rusia. 
Perdió a Fernando Gago y a Darío Benedetto, dos figuras claves; el volante era la manija del equipo y el delantero la metía todos los domingos. Sin ellos Boca no fue lo mismo pero el DT optó por otras variantes para que el xeneize siga arriba de todos en la Superliga. 
Hasta de lo que no quiso sacó provecho. Porque la llegada de Wanchope Ábila fue más un capricho de Daniel Angelici que un pedido suyo; en un momento se encaprichó con poner a Walter Bou en el puesto de 9, pero cambió sobre el final cediéndole el puesto al ex Huracán que terminó siendo clave en los triunfos frente a Unión, Newell’s y en el empate contra Gimnasia de La Plata que le dio el bicampeonato.
No se recuperó del golpe que le dio River en la Supercopa y sus declaraciones pos partido frente al Globo dan muestra de ello. Carga con esa cruz, pero pudo convivir con ella y darle a Boca su estrella número 67. Pocos pueden soportar esa presión, Guillermo pudo y por eso se convirtió en uno de los máximos responsables de la campaña que terminó con el gran festejo en la Bombonera.

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Guillermo Barros Schelotto ha probado lo dulce de lograr un campeonato dentro y fuera de la cancha. El bicampeonato conseguido el miércoles pasado lo colocan en un sitial único en la historia xeneize al convertirse en el referente con más títulos sumando sus etapas de jugador y entrenador. 
Son en total 16 los campeonatos que logró el Mellizo desde su llegada al club de la Ribera en mediados de 1997; dieciséis se dieron en su rol de jugador desde ese año hasta el final del vínculo en 2007 y los dos consecutivos como entrenador: 2016 - 2017 y 2017 - 2018. En sus campeonatos como DT logró más del 70 por ciento de los puntos en juego que numéricamente le dan la razón cuando dice que Boca fue el “mejor de todos”.
El Mellizo superó a Sebastián Battaglia, quien como jugador tenía 17 campeonatos entre nacionales e internacionales, aunque siempre como futbolista, una condición en la que Barros Schelotto nunca lo podrá batir.
Además Guillermo, de 45 años y que como jugador consiguió 10 copas internacionales y 6 torneos del fútbol argentino, entró también en la historia por estar en el círculo privilegiado de los entrenadores que fueron bicampeones.
En esa lista están Mario Fortunato en la temporada 1930/31 y 1934/35; Alfredo Garassini en 1943 y 1944; Juan Carlos Lorenzo en Metropolitano y Nacional 1976, Copa Libertadores 1977/78; Carlos Bianchi Apertura 1998, Clausura 1999, Copa Libertadores 2000/01, y Alfio Basile en el Apertura 2005 y el Clausura 2006.
Las cifras apoyan la buena campaña de Barros Schelotto comandando el cuerpo técnico que se resume en 18 triunfos, 4 empates y 5 derrotas. Guió al equipo ha conseguir una racha histórica de 8 victorias consecutivas que le dio gran porcentaje del campeonato.
Pero todo campeonato tiene luces y sombras, algunas más que otras, pero siempre están. Guillermo no estuvo ajeno a estos puntos contrapuestos que hacen que el equipo no sea tan vistoso como en las primeras fechas. Sin embargo hay que reconocer que el DT se repuso a muchas de las contras que se le fueron presentando en el camino. 
Sostuvo a Cristian Pavón entre los titulares cuando desde afuera muchos insistían en la salida del delantero; lo llevó con paciencia siempre afirmando que el cordobés tenía mucho para dar y no solo lo convirtió en la carta ganadora, sino que también una fija para el Mundial de Rusia. 
Perdió a Fernando Gago y a Darío Benedetto, dos figuras claves; el volante era la manija del equipo y el delantero la metía todos los domingos. Sin ellos Boca no fue lo mismo pero el DT optó por otras variantes para que el xeneize siga arriba de todos en la Superliga. 
Hasta de lo que no quiso sacó provecho. Porque la llegada de Wanchope Ábila fue más un capricho de Daniel Angelici que un pedido suyo; en un momento se encaprichó con poner a Walter Bou en el puesto de 9, pero cambió sobre el final cediéndole el puesto al ex Huracán que terminó siendo clave en los triunfos frente a Unión, Newell’s y en el empate contra Gimnasia de La Plata que le dio el bicampeonato.
No se recuperó del golpe que le dio River en la Supercopa y sus declaraciones pos partido frente al Globo dan muestra de ello. Carga con esa cruz, pero pudo convivir con ella y darle a Boca su estrella número 67. Pocos pueden soportar esa presión, Guillermo pudo y por eso se convirtió en uno de los máximos responsables de la campaña que terminó con el gran festejo en la Bombonera.

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