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Incluyen a los Burgos en el cupo para discapacitados

Por ahora no tendrán una adjudicación directa a pesar de la premura del caso.
Domingo, 15 de julio de 2018 00:00

La familia Burgos podrá participar de los próximos sorteos de viviendas que se realicen en Rosario de Lerma, dentro del cupo de discapacitados, lo que por ciento les otorga mayores posibileidad. Por ahora no habrá adjudicación directa.

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La familia Burgos podrá participar de los próximos sorteos de viviendas que se realicen en Rosario de Lerma, dentro del cupo de discapacitados, lo que por ciento les otorga mayores posibileidad. Por ahora no habrá adjudicación directa.

La historia del canillita Gabriel Burgos, cuya biografía conmovió a muchos por su esfuerzo y su presente. Hace 8 años espera participar en la grilla de sorteo de viviendas para discapacitados, según su relato nunca tuvo oportunidad porque estaba en la lista general de posibles adjudicatarios.

Su vida de desventura la lleva con resignación hace varios años. Él padece de problemas en su columna vertebral. "Apenas camino unas cuadras y siento un ardor tremendo en mi cintura y espalda, pero tengo que trabajar, llevo el puchero todos los días a mi casa, sin pedir nada a nadie", contó el canillita.

Su puesto de diarios y revistas está ubicado en la plaza central de Rosario de Lerma. En El Tribuno del lunes pasado, en su sección interior, narró su padecimiento en medio de prejuicios y falta de oportunidades, sólo por el hecho de ser discapacitado. A los pocos días, el Instituto Provincial de Vivienda confirmó lo siguiente: la familia Burgos está apta para participar del sorteo de 60 viviendas que se realizará en las próximas semanas en Rosario de Lerma y participarán en el cupo de casos especiales. Hasta ahí todo bien; pero la adjudicación directa todavía no está al parecer en los planes de las autoridades del IPV.

Si Gabriel, su hijo de 7 años, y su señora no "tienen suerte" en el sorteo al azar, el padre de familia deberá seguir con sus penurias, buscando alguien que le alquile, sin prejuicios y a un costo al alcance para su bolsillo.

"Apenas salió publicada mi situación en El Tribuno, me vino a ver la gente de la Municipalidad. Estoy agradecido porque comenzaron a tramitar el certificado de discapacidad de mi señora. Fueron a donde alquilamos para hacer el ambiental y saber cómo estamos nosotros. Ellos también enviaron la documentación al IPV para participar del próximo sorteo de viviendas", contó Burgos.

Entre tanto, Gabriel sigue buscando casa para alquilar. "No vaya a ser cosa que no tengamos la suerte de salir en el sorteo", dice. Así que sigue con la rutina de hace varias semanas buscando un lugar para vivir. "Somos discapacitados y podemos pagar, siempre y cuando no sea costoso el alquiler" aclara Gabriel y esboza una sonrisa, quizás una de las pocas en estos días de penuria.

Matías, su pequeño de 7 años, con atrofia cerebral desde los tres meses de vida, su señora, Fabiana Egías, con una enfermedad en los huesos, y él con escoliosis o desviación de columna viven como pueden. No le piden nada a nadie. Han aprendido en estos últimos tiempos, que ser discapacitado no es una ventaja, es todo lo contrario, aun cuando la ley exige inclusión como derecho y obligaciones para mejorar su calidad de vida.

"No me hago ilusiones, entiendo que no hay viviendas para nadie. Que hay gente con espera de muchos años. Aclaro que no pedimos para comer, yo trabajo como canillita y con lo poco que me dan de pensión, nos damos vuelta", dice.

La historia de Gabriel dio vueltas por todos lados. Muchos vecinos se acercaron para darles fuerza y entusiasmo. Pero no todos se sensibilizaron. En el inquilinato compartido, la postura de la dueña es férrea: deben dejar la casita apenas comience septiembre.

El problema no es el pago, pasa por su condición de discapacitado, cuya solvencia para abonar el alquiler se puede transformar en una usurpación, según le explico la propietaria del inmueble a Burgos.

 

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