¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

"A las almitas hay que rezarles para que alcancen el descanso eterno"

El siguiente es un relato de un caso famoso ocurrido a un grupo de fieles devotas cerrillanas durante un viaje que realizado a la localidad boliviana de Villamontes.
Martes, 21 de agosto de 2018 00:00

Hace algunos años, un grupo de católicas cerrillanas viajó a la localidad boliviana de Villamontes, ubicada cerca del Pilcomayo y frente a la localidad argentina de Santa Victoria Este, para participar de una movida evangelizadora organizada por el entonces cura párroco Jesús Ríos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hace algunos años, un grupo de católicas cerrillanas viajó a la localidad boliviana de Villamontes, ubicada cerca del Pilcomayo y frente a la localidad argentina de Santa Victoria Este, para participar de una movida evangelizadora organizada por el entonces cura párroco Jesús Ríos.

En ese pueblo de humildes pescadores, fueron alojadas en un antiguo convento, dependiente de la iglesia San Francisco Solano.

Durante la sobremesa de la cena de bienvenida, las monjitas les comentaron que el edificio se remontaba a tiempos de la lucha por la Independencia y que, según la leyenda, había servido de refugio para un grupo de patriotas, quienes luego perecieron en el lugar en la intentona emancipadora.

En sus relatos, pusieron al tanto a las salteñas acerca de que en el lugar era frecuente escuchar ruidos extraños.

"Si llegaran a ver algo o escuchar ruidos raros pónganse a rezar inmediatamente, porque se trata de almitas en pena que andan vagabundeando en el purgatorio en busca del descanso eterno", les explicó la madre superiora antes de irse a dormir.

A la mañana siguiente Cristina, Lucía y Rosita, tres de las guías del grupo, debían participar de un programa radial, al que habían sido invitadas especialmente para explicar los motivos de su visita.

El pueblo contaba con una precaria usina que funciona sólo de 8 a 23 y el resto del día carecía de electricidad, por lo que la gente debía manejarse a oscuras o con velas.

Es así que Cristina y Lucía, ansiosas de concurrir a la cita, se levantaron de madrugada y comenzaron a alistarse en medio de la penumbra.

Ambas decidieron acompañarse mutuamente al baño del convento, ubicado al final de un largo y tenebroso pasillo con grandes ventanales que lo comunicaban con el jardín, iluminado tenuemente por el resplandor de una luna en cuarto menguante.

A medida que avanzaban comenzaron a oír un susurro, algo así como:

"Pss, pss, pss. Pss, pss, pss".

Demás está decir que el murmullo bastó para erizarle los pelos a las devotas y madrugadoras cristianas.

Luego, divisaron una silueta blanca, impúdica, en medio del jardín, arrodillada y levantando los brazos al cielo en notable expresión de arrepentimiento y en clara solicitud de clemencia.

Cristina, con temblores en las "patitas", preguntó:

-¿Lucía, vos viste y oíste lo mismo que yo?.

A lo que Lucía respondió:

-Sí, que horror y ahora, ¿qué hacemos Cristina?, ¿corremos, gritamos, pedimos ayuda?.

Pero Cristina, recordando los consejos de las religiosa superiora espetó:

-No, hay que enfrentar la situación, acordate lo que dijeron las hermanas. Debe ser una almita de esas que sufren a causa de sus pecados. Recemos para que encuentre la paz. Preguntémosle, quién es y de dónde viene.

El miedo y el coraje

Es así que tomando coraje y apretando con fuerza la mano de Lucía, Cristina preguntó: ¿Almita, cómo te llamas?, ¿de dónde vienes?, ¿qué es lo que buscas?

A lo que la "aparición", luego de unos segundos eternos, respondió: "Soy Rosita, me apellido Montellano, vengo de Salta y busco el baño".

Es que una de las misioneras, se había levantado de madrugada en busca del baño, pero al ver la penumbra de los frondosos jardines del convento no tuvo mejor idea que cobijarse entre las plantas, para rezar un rosario y elevar sus pedidos al Eterno.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD