Primero llegó uno con una modesta parrilla y a ese le siguieron otros; pero como la primera semana no se tomaron medidas, las semanas se hicieron meses y los meses años en los que unas 30 personas vendían pollos, empanadas y sándwiches sin las más mínimas condiciones de salubridad ni higiene en medio de la platabanda de la estación terminal de ómnibus de Tartagal, ubicada en la intersección de avenida Alberdi y la ruta nacional 34.
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Primero llegó uno con una modesta parrilla y a ese le siguieron otros; pero como la primera semana no se tomaron medidas, las semanas se hicieron meses y los meses años en los que unas 30 personas vendían pollos, empanadas y sándwiches sin las más mínimas condiciones de salubridad ni higiene en medio de la platabanda de la estación terminal de ómnibus de Tartagal, ubicada en la intersección de avenida Alberdi y la ruta nacional 34.
De noche, en una situación de vulnerabilidad total, carente de toda medida de higiene y de prevención, los perros callejeros, cuando los vendedores y los compradores se retiraban del lugar, se hacían un verdadero festín.
Pero el martes pasado, después de una negociación de varios años, "los polleros", como se los conoce familiarmente aquí, accedieron a irse a un patio de comidas que el municipio les construyó hacia el otro lado de la terminal sobre la calle San Martín donde contarán con agua corriente, sanitarios, gas de red y donde los perros ya no podrán ingresar.
"Logramos que los vendedores de pollo a la parrilla se muden hacia el patio de comidas. En ese nuevo espacio los vendedores nos están pidiendo algunas ampliaciones y mejoras como ampliar la vereda para colocar las parrillas de manera que el humo no ingrese a las galerías donde se colocarán las mesas", dijo al respecto el intendente interino de Tartagal, Eduardo Leavy.
Y agregó: "También nos han pedido mesadas y anafes y todo lo que el municipio pueda brindarles; se pondrá a disposición de todos ellos como una forma de asegurarles la continuidad del trabajo para estas familias; pero sobre todo aseguramos las condiciones óptimas de salubridad para quienes vayan a comer a ese nuevo patio con el que cuenta Tartagal", precisó.
Apenas se retiraron las últimas parrillas, las máquinas pesadas de la Municipalidad se instalaron en la platabanda para comenzar a trabajar pero también para impedir que nuevos puesteros ocupen ese lugar.
Leavy explicó que "en la platabanda, que finalmente quedó desocupada, estamos sacando el cordón cuneta porque la idea es hacer un estacionamiento amplio, similar al que cuenta el complejo judicial de Tartagal. Se tratará de un estacionamiento abierto al que podrán acceder por ambas manos de la avenida Alberdi, pero vamos a respetar a los ejemplares de árboles frondosos en todo ese espacio y se reubicarán los postes de iluminación o donde se encuentran las cámaras de seguridad de manera de determinar para cuántos vehículos tendrá capacidad este estacionamiento".
Leavy agregó que "en los extremos vamos a acortar la platabanda para darle mejor radio de giro a los colectivos de larga distancia que salen de la terminal. La idea es que todo este espacio que abarca casi 200 metros del acceso a una de las principales avenidas de Tartagal cambie rotundamente, tenga mayor visibilidad y nos sacamos ese lugar que no solo carecía de condiciones de higiene y salubridad, sino que la idea es mejorar todo este espacio para el bien de toda la ciudad".
Leavy finalmente agregó que "la gente que fue reubicada hacia el patio de comidas está contenta, algunas señoras tienen la idea de trabajar también a la tarde haciendo pan o tortillas o a la noche vendiendo tiras de asado. La idea no es perjudicar a los que trabajan, sino darles a todos un mejor lugar y que los que consumen sepan que el municipio ejerce el control correspondiente para evitarnos males mayores preservando la salud de la gente".