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La primavera y el verano podrían traer fuertes tormentas en Salta

Si bien no se definió qué episodio dominará la temporada, lo más probable es que sea neutral. Advierten que podría haber irrupciones desde el norte que provoquen inundaciones.
Sabado, 05 de octubre de 2019 00:06

El campo salteño podría enfrentar situaciones delicadas por tormentas severas que ocasionarían anegamientos e inundaciones durante la primavera y el verano. Si bien aún no se define con claridad qué fenómeno predominará durante los próximos meses, lo más probable es que sea un episodio neutral, que es como los expertos califican al que está en medio entre El Niño y La Niña.

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El campo salteño podría enfrentar situaciones delicadas por tormentas severas que ocasionarían anegamientos e inundaciones durante la primavera y el verano. Si bien aún no se define con claridad qué fenómeno predominará durante los próximos meses, lo más probable es que sea un episodio neutral, que es como los expertos califican al que está en medio entre El Niño y La Niña.

En un reporte estacional elaborado por el ingeniero Agrónomo y experto en Agroclimatología de la Universidad de Buenos Aires, Eduardo Sierra, el profesional advirtió que a pesar de que muchos medios continúan anunciando el desarrollo de un episodio de El Niño, el escenario climático exhibe una tendencia muy alejada de esa posibilidad.

"Durante agosto y septiembre, el Pacífico ecuatorial se enfrió lenta pero persistentemente, a lo que se sumó un paralelo enfriamiento de la Costa Americana, configurando un panorama similar al que suele darse en el inicio de un episodio de La Niña", explicó Sierra y agregó que "paralelamente, la corriente fría de Malvinas ascendió hacia el norte, desplazando a la corriente cálida del Brasil, y enfriando considerablemente el Litoral Atlántico".

Sierra indicó que "por estas causas, se observan perturbaciones de notable magnitud que encienden una luz de alerta" ya que "Bolivia y el NOA, donde el efecto de La Niña es positivo, vienen observando precipitaciones superiores a lo normal, como si tuviera lugar un episodio de ese tipo", y que "en forma similar, pero con síntomas opuestos, el sudoeste de la región pampeana, donde el efecto de La Niña es negativo, exhibe cierto nivel de sequía como si estuviera presente ese fenómeno".

No obstante, advirtió que "en los episodios típicos de La Niña, el enfriamiento del Pacífico es causado por un incremento de la velocidad de los vientos alisios, mientras en el caso actual, los mismos se encuentran dentro de su rango promedio", por lo que disminuyen las condiciones para que se dé este fenómeno.

En cambio, "el presente enfriamiento de los océanos que rodean a Sudamérica fue causado por los fuertes vientos provenientes del Polo Sur, que además de producir intensos descensos térmicos, impulsaron hacia el norte a la corriente fría de Humboldt, enfriando el Pacífico, y a la corriente fría de Malvinas, enfriando el Atlántico. Una prueba de esta diferencia es que el centro y el norte del Brasil, donde La Niña produce lluvias superiores a lo normal, viene sufriendo una persistente sequía, que causó extensos incendios en gran parte del Cerrado y el sur de la Amazonia”.

Según la lectura de Sierra, “estas complejas interacciones abren la posibilidad de varios escenarios alternativos con diferente probabilidad de ocurrencia”.

En este sentido, las probabilidades de que estemos ante un escenario neutral son del 60% porque “a medida que transcurre la primavera, los vientos polares retroceden al mismo tiempo que los vientos alisios se mantienen en su rango normal, dando lugar a precipitaciones y temperaturas en el rango normal”.

Por otra parte, aún queda un 30% de probabilidades de un efecto La Niña, ya que “a medida que transcurre la primavera, los vientos polares retroceden, pero los vientos alisios se vigorizan y ocasionan precipitaciones abundantes y calor húmedo en el NOA.

Finalmente, la menor probabilidad de ocurrencia es casualmente la más nociva para el NOA: El Niño (10%) se concreta cuando los vientos polares retroceden y los vientos alisios se debilitan, dando lugar a sequía y calor seco en el NOA.

Entre octubre y diciembre las precipitaciones se activarán gradualmente, pasando de valores por debajo de la media, al comienzo de la estación, a registros normales al final de la misma en la mayor parte del área agrícola, a excepción del sudoeste de la región pampeana, donde es probable que persista localmente la sequía. 

“En este sentido, una franja de intensa actividad correrá por el centro-oeste de Bolivia, penetrando en el NOA, con riesgo de fuertes tormentas, con aguaceros y vientos, pudiendo causar anegamientos e inundaciones”, advirtió.

Según la previsión, la temperatura ascenderá, asumiendo valores algo superiores a lo normal en su promedio, al mismo tiempo que las irrupciones de aire polar reducirán gradualmente su alcance e intensidad y se producirán episodios tempranos de calor que irán incrementando su frecuencia y magnitud a medida que avance la estación.

En tanto que entre enero y febrero del 2020 una franja de intensa actividad continuará causando riesgo de fuertes tormentas, con aguaceros y vientos, sobre el centro-oeste de Bolivia, penetrando en el NOA, pudiendo causar más anegamientos e inundaciones.

Últimos ingresos de viento polar y tiempo frío

Las bajas temperaturas van cediendo terreno, se instala el calor y llegan las lluvias.

Se esperan lluvias más intensas de lo normal. Corbalán

En el corto plazo hay buenas noticias para las áreas productivas de Salta y el NOA porque la perspectiva indica que se irán reactivando las precipitaciones y la entrada de humedad que, de todas maneras, ha tenido un poco más de lo normal durante el invierno. “Todavía queda una racha de buen tiempo, lo que va a ser positivo para los tabacaleros”, explicó el agroclimatólogo Eduardo Sierra.

“Quedan las últimas irrupciones de frío y, poco a poco, se va a ir imponiendo el calor y, por consiguiente, las lluvias”, anticipó y agregó que “desde la semana que viene vuelve el calor con temperaturas muy altas y tiempo despejado. Luego se espera una entrada de humedad que genera lluvias y un descenso térmico cerca del 10 de octubre y, a partir del 11, vuelve fuertemente el calor”. 

En su análisis de corto plazo, del 3 al 9 de octubre, Sierra consideró que “al comienzo de la primera etapa de la perspectiva tendrá lugar una vigorosa entrada de vientos polares, con riesgo de heladas en gran parte del centro y el oeste del NOA.

“El Este del NOA, Paraguay, la región del Chaco, el norte de la región pampeana y el centro y el norte de la Mesopotamia observarán temperaturas mínimas por encima de 10 grados con registros de mayor valor hacia el norte”, agregó.

Sierra anticipó que luego se producirá una vigorosa entrada de vientos del trópico, provocando temperaturas sobre lo normal en la mayor parte del área agrícola.

“Solo el oeste del NOA, el oeste y el centro de Cuyo, el litoral atlántico de Buenos Aires y el sur del Uruguay registrarán temperaturas máximas inferiores a 25 grados, con valores menores hacia las zonas serranas y cordilleranas”, vaticinó.

En este sentido, indicó que “el resto del área agrícola experimentará temperaturas máximas superiores a 25 grados con amplios focos de más de 30 y hasta casi 40 grados hacia el norte de su extensión”.

“Paralelamente, se producirá el paso de un frente de tormenta, cuya acción se concentrará en el centro-norte y el nordeste del área agrícola, mientras que el resto de su extensión observará valores moderados a escasos”, dijo.

Por su parte, “el extremo norte del NOA, el nordeste de la región del Chaco, la mayor parte del Paraguay, el Norte de la Mesopotamia y el nordeste del Uruguay observarán precipitaciones moderadas a abundantes (entre 10 a 50 milímetros) con focos de valores mayores”, y el resto del área agrícola “recibirá registros moderados a escasos (menos de 10 milímetros)”, concluyó el agroclimatólogo.

 

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