En el año 2013 los vecinos de la zona de ruta 36 en Campo Quijano habían pedido el traslado de un predio en donde una curtiembre de Rosario de Lerma deposita sus desechos del curtido del cuero. Hoy los insistentes reclamos se reflotan porque los olores nauseabundos son insoportables en un sector de loteos municipales y privados. Además, a pocos metros de este predio existe una escuela primaria. Así y todo, los vecinos nunca tuvieron respuestas satisfactorias.
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En el año 2013 los vecinos de la zona de ruta 36 en Campo Quijano habían pedido el traslado de un predio en donde una curtiembre de Rosario de Lerma deposita sus desechos del curtido del cuero. Hoy los insistentes reclamos se reflotan porque los olores nauseabundos son insoportables en un sector de loteos municipales y privados. Además, a pocos metros de este predio existe una escuela primaria. Así y todo, los vecinos nunca tuvieron respuestas satisfactorias.
Los años han pasado y la hediondez es cada día peor. El traslado en camión de todo el desecho de la curtiembre transcurre durante todo el día por la ruta entre Rosario de Lerma y Campo Quijano. La fetidez trasmina el aire en pocos segundos. El olor desagradable queda impregnado en la ropa, dicen los vecinos. Es insoportable retener el aire, al pasar en esa zona, para luego buscar el fresco de la brisa cuando los vecinos se trasladan por este predio ubicado a un costado de la ruta provincial 36.
“El municipio tiene la facultad de controlar esta situación. En varias ocasiones en estos años hemos solicitado pruebas que demuestren si contaminan, por un lado, pero por el otro el olor es muy fuerte y desagradable. Nunca conocimos de informes ambientales presentados. No sabemos en qué condiciones se opera en ese predio”, explicó el concejal Ariel Gallardo.
Pareciera que el olor sólo lo perciben los vecinos. Los pobladores dicen que allí se almacenan los restos descartables y putrefactos del proceso de la curtiembre de Rosario de Lerma. Las autoridades de Quijano nunca se pronunciaron al respecto.
Llama la atención que otro concejal de Quijano promociona cursos de talabartería con los cueros curtidos de esta empresa, pero nunca se lo escuchó peticionar por los vecinos para cerrar este predio, que contamina con su olor la zona.
“Aquí no está nada claro cómo funciona ese predio. Sabemos por versiones de la empresa Arlei que este predio es para compostaje, en donde se utilizan lombrices californianas para tal efecto. Sin embargo, los vecinos viven reclamando por los camiones que transportan estos desechos por la ruta hasta este predio. El malolor reinante también es contaminación”, espetó Gallardo.
El concejal asegura que nunca la comuna contestó sobre el estudio de impacto ambiental vinculado del campo de Arlei. “Por ley es facultad de la comuna velar por el medio ambiente y su preservación. La habilitación del predio le corresponde a la Municipalidad, ni siquiera tenemos una planificación urbana en desarrollo”.
Frente a este predio de la firma rosarina se ubican las etapas de los loteos municipales y también otros privados. Son alrededor de mil personas habitando esta zona. Nadie sabe, a ciencia cierta, si este predio está habilitado como corresponde por Medio Ambiente y si el concejo deliberante está al tanto de su habilitación y el manejo ambiental.
Según los vecinos, los olores son inaguantables.