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“Zama”, hipnótica y fascinante, deslumbró al mundo

Logró una cosecha de reconocimientos de expertos con una historia que parecía imposible de llevar a la pantalla grande.
Lunes, 30 de diciembre de 2019 20:08

No es tarea fácil hablar de “Zama” sin que suene presuntuoso o exagerado, pero el cine de Lucrecia Martel, mas allá de los gustos personales, se planta como único e inimitable. Y en este, su último filme, conmueven la belleza, la cuidadosa multiplicidad de elementos y matices que hay en cada plano, el admirable trabajo visual de Formosa y Corrientes y que logró en colaboración con el director de fotografía portugués Rui Poças, en los múltiples efectos de sonido elaborados con Guido Berenblum, en el trabajo excepcional con el fuera de campo, con la voz en off, con la música, pero cada obra de la realizadora salteña es mucho más que la suma de sus partes. Logra que lo sensorial trascienda lo puramente narrativo del cine y de la construcción dramática convencional.
“Zama” se consolida como un drama existencialista sobre el paso del tiempo, o mejor dicho, el no paso del tiempo, con pinceladas de exploración sobre el colonialismo. las diferencias de clase, el poder de la Iglesia, las costumbres indígenas, mixtura de razas y lenguas y un increíble final. 

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No es tarea fácil hablar de “Zama” sin que suene presuntuoso o exagerado, pero el cine de Lucrecia Martel, mas allá de los gustos personales, se planta como único e inimitable. Y en este, su último filme, conmueven la belleza, la cuidadosa multiplicidad de elementos y matices que hay en cada plano, el admirable trabajo visual de Formosa y Corrientes y que logró en colaboración con el director de fotografía portugués Rui Poças, en los múltiples efectos de sonido elaborados con Guido Berenblum, en el trabajo excepcional con el fuera de campo, con la voz en off, con la música, pero cada obra de la realizadora salteña es mucho más que la suma de sus partes. Logra que lo sensorial trascienda lo puramente narrativo del cine y de la construcción dramática convencional.
“Zama” se consolida como un drama existencialista sobre el paso del tiempo, o mejor dicho, el no paso del tiempo, con pinceladas de exploración sobre el colonialismo. las diferencias de clase, el poder de la Iglesia, las costumbres indígenas, mixtura de razas y lenguas y un increíble final. 

Estas características le valieron tanto las críticas negativas en algunos aspectos como el más fuerte reconocimiento mundial. Tanto que fue elegida entre las diez mejores películas en lo que va del siglo XXI, en una selección realizada por los críticos del diario británico The Guardian. El periódico publicó un ranking de los mejores cien filmes de estos primeros diecinueve años del siglo. Y ubicaron a la película de la cineasta argentina en el número nueve del podio. Los que hicieron la selección son Peter Bradsaw, Cath Clarke, Andrew Pulver y Catherine Shoard quienes definieron al filme de Martel (estrenado en 2017) como “una extraña obra maestra”.
Los críticos, además, destacaron que la película tiene cierta afinidad estética con la obra del alemán Werner Herzog. 
Pero ya en 2018, también The New York Times la había elegido entre las mejores películas de la historia.
Pero a fines de noviembre sumó otro reconocimiento: fue elegida como la mejor película de la década por los integrantes del Festival de Cine de Toronto, uno de los más importantes a nivel mundial.
Después del estreno fue seleccionada para representar a la Argentina en la 90ª edición de los Premios Oscar en la categoría Mejor película de habla no inglesa. Y la lista sigue porque recorrió varios festivales por el mundo y recibió distinciones en Nueva York, Tokio, Sevilla y La Habana.

Para Martel, Zama fue su regreso a la pantalla grande luego de casi diez años, ya que su filme anterior fue La mujer sin cabeza, realizado en 2008. 
“Nunca estuve en un rodaje tan emocionante, nunca en un rodaje vi tan cerca lo que queríamos decir de lo que estábamos viviendo. El rodaje de Zama es inolvidable, y si a eso le sumás semanas trabajando con el barro a la rodilla, días con el agua a la cintura, muchas lenguas distintas, pilagá, qom, portugués, guaraní, haitianos que hablan francés, en fin, inolvidable”, dijo Martel.
“Todo este tiempo estuve haciendo lo que hago siempre, tratando de entender el mundo, nuestra azarosa, minúscula y poderosa existencia, tratando de querer y que me quieran, como todo el mundo”, comentó con respecto al tiempo transcurrido en una película y otra. “Las ideas que fundan el deseo de hacer una película, es decir, de hacer público un proceso íntimo, a veces necesitan tiempo, es eso nada más”.
 

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