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El país federal, un proyecto ignorado

Domingo, 10 de febrero de 2019 00:19

Febrero es un mes de especial significado para Salta. El viernes se conmemoró el nacimiento de Martín Miguel de Gemes y dentro de diez días será el aniversario de la Batalla de Salta, un hito fundamental de la independencia de la Nación.

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Febrero es un mes de especial significado para Salta. El viernes se conmemoró el nacimiento de Martín Miguel de Gemes y dentro de diez días será el aniversario de la Batalla de Salta, un hito fundamental de la independencia de la Nación.

Han pasado dos siglos desde el pronunciamiento del Congreso de Tucumán y 166 años desde la sanción de la Constitución Nacional, pero nuestro país no ha logrado el equilibrio interno y las inequidades y asimetrías siguen profundizándose.

Las guerras civiles que ensangrentaron a las provincias entre la Independencia y la Constitución se debieron a la necesidad de los pueblos de asegurar ese equilibrio, nunca logrado.

Más allá de las cualidades personales del general Gemes, es esencial entender el rol que le cupo durante la emancipación. No fue solo el "héroe gaucho", como lo describe la tradición, ni el "custodio de la frontera", como lo encasilla la historia oficial.

En ese momento Salta era una región con peso económico y relativa autonomía, cuya área de influencia se extendía hasta el Altiplano. La Historia, al reconstruir la época, muestra que Gemes, así como los generales San Martín y Belgrano, entendían la independencia como la construcción de una nación moderna, cuya organización superara las distancias internas y se proyectara hacia el interior del continente y hacia el Pacífico, sin circunscribirse a los intereses rioplatenses.

La realidad hoy muestra todo lo contrario.

La organización del país, por razones que deberían analizarse sin las anteojeras de la ideología, terminó colocando el centro de gravedad de la vida nacional en las inmediaciones del puerto de Buenos Aires, donde hoy viven más de 16 millones de habitantes. Casi el 40% de la población del país habita y trabaja en una superficie de 1.500 kilómetros cuadrados.

Las consecuencias políticas son inmediatas y evidentes: las decisiones del poder central, cualquiera sea la provincia donde nació el circunstancial presidente, están determinadas por el peso comercial de semejante masa poblacional y por un padrón electoral que duplica al de todas las provincias del NOA y en NEA.

Esta realidad, que ningún gobierno logró modificar - por falta de voluntad o por impotencia - explica hoy las asimetrías en el desarrollo regional.

La Argentina aparece fragmentada en tres partes: una región central, con infraestructura y actividad agro ganadera e industrial, que concentra el Producto Bruto y el gasto público; la Patagonia, condicionada por la distancia y el clima, y despoblada, y el Norte Grande, cuyo nivel de ingresos y sus aportes al PBI generan, además, un deterioro social notable, con una gran parte de su población que sobrevive con economías de subsistencia.

La provincia de Buenos Aires genera el 32,3% del PIB y la CABA el 19,1%, es decir, el 51,4% del total. Las siguen Santa Fe (8,3%) y Córdoba (7,7%). Ninguna de las otras provincias supera el 4%, pero ninguna del Norte Grande aporta más del 2%.

Argentina tiene un PIB per cápita de US$ 12.500. En el área central, hay puntos en que supera los US$ 30.000, es decir, muestra niveles de país desarrollado, en cambio, Salta, Misiones, Corrientes, Formosa, Santiago del Estero y Tucumán oscilan en los US$ 5.000.

Entre las grandes frustraciones de estos días, para los salteños, se destaca la promesa incumplida del Plan Belgrano.

En 2018, el gasto por habitante en la ciudad de Buenos Aires ($121 mil fue nueve veces superior al de los otros 23 distritos ($14.000).

El Plan Belgrano reconocía la deuda histórica con el Norte argentino y se anunciaba como una formidable reparación. Sin embargo, todo sigue igual, o peor.

El próximo presidente, sea quien fuere, debería cumplir y hacer cumplir, de una vez por todas, la Constitución, que en su artículo 1§ establece que la Nación Argentina adopta el sistema federal. Y debería honrar la memoria de los próceres, que no fueron meros íconos históricos, sino hombres que se comprometieron con un proyecto de Nación que, hasta hoy y desde hace muchas décadas, parece cada vez más olvidado.

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