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Salteños vuelcan en una escuela su experiencia por el mundo

Axel Slodki se formó y bailó en Cuba, Buenos Aires y Córdoba. Junto a su esposa y exbailarina, Valeria Vittor, fundó aquí su estudio con una visión singular. 
Miércoles, 13 de febrero de 2019 17:49

A propósito de la apertura del Arlequín Studio (20 de Febrero 270) sus fundadores, Axel Slodki (36) y Valeria Vittor (37), posan bajo la lente del fotorreportero Jan Touzeau y recuerdan una sesión para este medio, pero de 1996, cuando el estudio de la maestra Liliana Biagini -que quedaba en ese mismo local- promocionaba su presentación anual. 
“Algo sentía por él y calculo que él por mí, porque no nos podíamos mirar, nos reíamos y nos poníamos rojos. Tanto que el fotógrafo perdió la paciencia y nos dijo que miráramos cada uno hacia un lado diferente”, relata Valeria.

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A propósito de la apertura del Arlequín Studio (20 de Febrero 270) sus fundadores, Axel Slodki (36) y Valeria Vittor (37), posan bajo la lente del fotorreportero Jan Touzeau y recuerdan una sesión para este medio, pero de 1996, cuando el estudio de la maestra Liliana Biagini -que quedaba en ese mismo local- promocionaba su presentación anual. 
“Algo sentía por él y calculo que él por mí, porque no nos podíamos mirar, nos reíamos y nos poníamos rojos. Tanto que el fotógrafo perdió la paciencia y nos dijo que miráramos cada uno hacia un lado diferente”, relata Valeria.


Ahora, 22 años después, casados, con una hija y después de haber transitado carreras y vivido en otras provincias y países volvieron a Salta a iniciar su escuela, obra del destino, allí donde se conocieron y aprendieron a amar la danza tomados de la mano firme de Biagini. Y hoy, claro, al imitar la pose de aquella vez sus miradas se abrazan sin pudor y el encadenamiento de sucesos que los trajo hasta aquí hace ver esa timidez de adolescentes como un punto de partida.
“Nosotros nos conocimos bailando acá, y me resulta muy mágico que acá vine a ponerme por primera vez mis badanas, mis mediapuntas. Acá también supe si tenía condiciones para esto o no”, inicia Axel. Él hacía gimnasia acrobática hasta que su padre, David Slodki, le mostró un video en el que Mijaíl Baryshnikov -reconocido como el mejor bailarín del mundo- ejecutaba una coreografía imposible con su brillante técnica. “Se me obnubiló la mirada y desde ese momento me surgió un interés muy grande por hacer eso. Pedí de regalo de cumpleaños ir a Buenos Aires y mi hermano mayor me llevó a hacer una visita guiada por el Teatro Colón. Como no alcanzaba el escenario, la guía me alzaba para que yo pudiera ver el ensayo de los bailarines. Concluí en que yo quería hacer esto”, recuerda. 
Ante su pedido su papá lo llevó al estudio de Liliana Biagini, donde conoció y se puso de novio con Valeria y ambos cursaban el profesorado de danzas clásicas. Cuando Axel tenía 16 años les llegó a sus padres la información de que un maestro egresado del Teatro Bolshoi, Alexander Ananiev, había puesto una academia en Tucumán. Axel comenzó a tomar clases intensivas con Ananiev los fines de semana. Al tiempo el maestro le sugirió que no encerrara en sí su potencia y que se mudara a Tucumán para una dedicación integral. Axel rindió libre el quinto año del secundario y pasó los dos siguientes años de su vida compenetrado con una formación 24/7. “Tuve un contacto con la danza a un nivel profesional. Aprendí muchísimo con él, de la escuela rusa y me especialicé en esa técnica”, detalla. 
En 1999 ingresó al Ballet Estable de la Provincia de Tucumán. A los 19 años se fue un año al Centro Pro Danza en La Habana (Cuba). Al regresar fue admitido en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y en 2002 integró el Ballet Juvenil del ISA. Como parte de este elenco realizó giras por Argentina y Uruguay. Ese mismo año lo contrataron como bailarín refuerzo del Ballet Estable del Teatro Colón. 
Entre 2007 y 2015 integró el Ballet Oficial de la Provincia de Córdoba. En 2011 fundó y codirigió el Grupo Porte de ballet clásico y contemporáneo. De regreso en Salta en 2016 bailó en el Ballet de la Provincia de Salta. 
Mientras Axel iba de provincia en provincia, de maestro en maestro y de elenco en elenco, Valeria terminó el profesorado de danza clásica con Liliana Biagini y estudió la licenciatura en Nutrición en la Universidad Nacional de Salta. “En esa época no tenía posibilidades económicas de irme a seguir la carrera de danza en otro lado. Con Axel fuimos todo ese tiempo novios a la distancia, aunque con un intervalo cuando él se fue a vivir a Cuba. No había internet, allí era difícil que le llegaran mis cartas, pero cuando él regresó y se instaló en Buenos Aires reanudamos la relación”, completa ella.
Una vez casados y ya viviendo en Córdoba ella desarrolló un perfil interesante, al complementar su formación como profesora de danza y licenciada en Nutrición con procedimientos de estética corporal. 
Trabajó como nutricionista en el Ballet de la Provincia de Córdoba y también en Salta. 
Asumiendo por experiencia que el bailarín es más que un conjunto de técnicas bien ejecutadas y un cuerpo estético y cuidado para el deporte, ellos conformaron Arlequín Studio como un espacio que integra a profesionales de la salud para que trabajen a la par de los maestros de danza en la consecución de bailarines de excelencia. 

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