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La primera vez que Laia Sanz participó en una carrera fue gracias a su madre. Desde muy pequeña empezó a andar en moto porque su padre era un gran aficionado a los fierros, pero fue su madre la que lo incitó a apuntar a Laia en un Trial de niños en Corbera de Llobregat, su pueblo natal. Ahora, la nueve veces campeona del Dakar, tricampeona del mundo de Trial y cinco veces campeona del mundo de Enduro, tuvo que vivir situaciones “machistas”.
“Recuerdo en los Dakar en Bolivia o Perú que al final de etapa los periodistas me preguntaron si estaba casada o no, y si mi novio me dejaba ir a correr allí con tanto chico en el vivac. Son cosas que pasan por desgracia y que todavía tienes que oír”, según le contó a El Diario de España. “El deporte del motor es muy machista. Siempre he tenido que luchar más que ellos”, cerró.