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Crisis: se suman los merenderos y los comedores comunitarios

El merendero San Pantaleón está a cargo de Irene Mamaní y asisten 100 personas entre grandes y niños. Laura Figueroa es responsable de un merendero en barrio 17 de Agosto, donde ayuda a 30 niños.
Viernes, 15 de marzo de 2019 02:04

En General Güemes como en toda la provincia, la crisis económica no perdona, sobre todo a los más humildes, que a veces no tienen para “parar la olla”, como se dice popularmente. 
Esta crisis hizo muy notorio que se incremente el número de merenderos y comedores comuntiarios, donde aúnan esfuerzos y reúnen recursos para matar el hambre. 
En los últimos tres años se ha notado la reaparición y el incremento en la cantidad de comedores y merenderos comunitarios, pero desde fines del año pasado hubo una creciente demanda de ayuda, situación que está directamente ligada a la crisis económica que vive el país, cuyas consecuencias tienen mayor peso sobre los que menos tienen.
El merendero San Pantaleón surgió como una actitud solidaria de Irene Mamaní para con los chicos de ese pequeño barrio: “Pude notar que muchos chicos vecinos míos solo consumían algo al mediodía, después debían esperar al día siguiente para comer algo más, comencé colaborando con 20 niños para que tengan una merienda como resfuerzo, pero por la crisis ahora vienen 100 personas, porque además de los niños también se llegan algunos padres y abuelos, no tenemos muchas comodidades, por lo que toman la merienda por tandas”, explicó Irene.
Ella tiene el merendero en su vivienda de barrio San Pantaleón, sus ingresos provienen de la pensión por madre de 7 hijos, su marido es trabajador rural, con la finalización de la cosecha hoy esta desempleado. “Me cuesta sostener el merendero, pero por suerte siempre recibo ayuda, pero hoy más que nunca lo sostengo porque sé que lamentablemente muchos niños no tienen nada en el almuerzo, ellos llegan a repetir hasta tres veces lo que les ofrecemos, para ellos ese sería su único alimento en todo el día”, remarcó con gran compromiso y tristeza.

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En General Güemes como en toda la provincia, la crisis económica no perdona, sobre todo a los más humildes, que a veces no tienen para “parar la olla”, como se dice popularmente. 
Esta crisis hizo muy notorio que se incremente el número de merenderos y comedores comuntiarios, donde aúnan esfuerzos y reúnen recursos para matar el hambre. 
En los últimos tres años se ha notado la reaparición y el incremento en la cantidad de comedores y merenderos comunitarios, pero desde fines del año pasado hubo una creciente demanda de ayuda, situación que está directamente ligada a la crisis económica que vive el país, cuyas consecuencias tienen mayor peso sobre los que menos tienen.
El merendero San Pantaleón surgió como una actitud solidaria de Irene Mamaní para con los chicos de ese pequeño barrio: “Pude notar que muchos chicos vecinos míos solo consumían algo al mediodía, después debían esperar al día siguiente para comer algo más, comencé colaborando con 20 niños para que tengan una merienda como resfuerzo, pero por la crisis ahora vienen 100 personas, porque además de los niños también se llegan algunos padres y abuelos, no tenemos muchas comodidades, por lo que toman la merienda por tandas”, explicó Irene.
Ella tiene el merendero en su vivienda de barrio San Pantaleón, sus ingresos provienen de la pensión por madre de 7 hijos, su marido es trabajador rural, con la finalización de la cosecha hoy esta desempleado. “Me cuesta sostener el merendero, pero por suerte siempre recibo ayuda, pero hoy más que nunca lo sostengo porque sé que lamentablemente muchos niños no tienen nada en el almuerzo, ellos llegan a repetir hasta tres veces lo que les ofrecemos, para ellos ese sería su único alimento en todo el día”, remarcó con gran compromiso y tristeza.

 En otro barrio

Algo similar fue expresado por Laura Figueroa, quien es responsable de un merendero en barrio 17 de Agosto: “Estamos hace poco y notamos las necesidades de las familias, por ahora contamos con 30 niños que asisten en forma diaria, elegimos un merendero porque es mucho más económico para sostenerlo y se puede brindar una buena alimentación con el agregado de un anchi u otro alimento similar”, dijo, y agregó: “Nosotros juntamos los fondos con clases de Zumba o venta de algún producto, lamentablemente aumentó la desocupación, los que tienen un empleo no logran llegar a fin de mes, hay niños que dejaron de almorzar o comen muy poco, para ellos esta ayuda es fundamental, esperemos que esta situación mejore y que en un futuro cercano no sean necesarios los merenderos o comedores”. 
También los comedores comunitarios han reaparecido como una herramienta para combatir la falta de recursos de familias humildes, los comedores cuentan con la ayuda por parte de los municipios, además de personas generosas que acercan periódicamente su colaboración.
 

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