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El espectáculo del Congreso alternó entre el bochorno y el asombro

La convivencia democrática y el futuro del país brillaron por su ausencia
Sabado, 02 de marzo de 2019 00:00

La Asamblea Legislativa debe reunirse para escuchar al presidente de la Nación al comenzar el año legislativo. En el parlamento es imperativo que se escuche en silencio, no solo al presidente sino a cualquier legislador o funcionario que está en uso de la palabra.

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La Asamblea Legislativa debe reunirse para escuchar al presidente de la Nación al comenzar el año legislativo. En el parlamento es imperativo que se escuche en silencio, no solo al presidente sino a cualquier legislador o funcionario que está en uso de la palabra.

El presidente, a su vez, debe hablar del futuro, con la verdad y con el compromiso republicano de mostrar la realidad del país. "República" viene de "res (asunto o cosa) publica (de todo el pueblo)". Nada de esto ocurrió ayer en el recinto legislativo. Nadie cumplió con lo que manda la ley. Tampoco fue sorpresa: así entiende la política la mayoría de los dirigentes.

El ilusionismo

En la estimación previa era previsible que para el presidente Mauricio Macri explicar el escenario del país iba a ser más difícil de demostrar que la tierra es chata, como pretende un esotérico congreso que se desarrolla en Buenos Aires.

Las esperanzas del 2015 y las proyecciones de su primer discurso en 2016 no aparecen; el endeudamiento tomado para tratar de paliar el déficit es indefendible y los tres años de gestión muestran un hueco muy profundo: Cambiemos no asume todo lo de valioso que tiene la política en si misma, que supone una buena conexión con la ciudadanía (la gente) y por eso sus decisiones están impregnadas de elitismo.

La despedida de Emilio Monzó, el más político de Cambiemos, del Congreso es un síntoma del desgaste oficialista. Según trascendidos de la Casa Rosada, el tenor del discurso presidencial, aguerrido, sin amedrentarse frente al comportamiento autoritario y provocador de Agustín Rossi y sus diputados, fue decidido con el jefe de Gabinete.

Incluso cuando el presidente le dijo al ex ministro de Defensa: "Los insultos y los gritos hablan de ustedes, no de mí", la frase reseñó aquel espíritu.

Pero si la gente no admite que la banca sea utilizada como una estudiantina, o para una patoteada propia de barrabravas, espera en cambio del presidente que hable como estadista y no como candidato.

"Crecimiento invisible"

"Si no hubiésemos tomado las decisiones que tomamos la economía hubiese colapsado. Para normalizarla propusimos un camino gradual que fue exitoso durante dos años y medio: creció la economía, bajó la inflación, aumentaron la inversión y las exportaciones, bajó la pobreza y creamos 700 mil puestos de trabajo".

En su discurso de 2018, Macri había hablado de "crecimiento invisible". Nada de lo que dijo ayer coincide con los datos de empleo, de crecimiento y de pobreza que informa el Indec (por cierto, normalizado).

Es cierto que, evidentemente, Cambiemos tiene objetivos antagónicos con sus antecesores. Pero la inflación galopante, los tarifazos en la energía, los vaivenes del dólar, la sensación de anarquía que generó la crisis de 2018 no alimentan la confianza. Lo que es peor, hace exactamente un año, en el mismo lugar, Macri también aseguró que "lo peor ya pasó".

El anuncio del adelanto del incremento del 46% a las asignaciones para cuatro millones de beneficiarios sonó a campaña electoral, y punto.

Y para los habitantes del norte argentino, la afirmación de que "hicimos una renovación integral de la línea Belgrano Cargas, algo que no se hacía hace 70 años", pareció, si no ciencia ficción, una desmesura.

"Hay otro camino"

Las encuestas demuestran que los argentinos no se rasgan las vestiduras por nadie. Ni por Macri ni por Cristina. En pleno fervor privatizador del menemismo, aquel oficialismo hizo sentar en una banca a Juan Kenan, el "diputrucho", para lograr el quórum y privatizar Gas del Estado. Ayer, Rossi, Gioja, Solá, Kicillof y los suyos permitieron la presencia de una frustrada y resentida legisladora de Cambiemos que no llegó a asumir por una denuncia de maltrato infantil. Esta vez no había votación, pero ella estuvo ahí para alterar la sesión. En un espacio que le está prohibido. A su alrededor abundaban los carteles kirchneristas de "hay otro camino". Sin dudas, es el camino que el país recorrió entre 2003 y 2015.

La sesión de ayer mostró a las claras la aridez del desierto: unos y otros parecieron decir: "Solo queda elegir entre el hambre y las ganas de comer".

La Asamblea Legislativa más descontrolada de la era Macri 

Aplausos, gritos, acusaciones, carteles y hasta una planta de cannabis en la sesión.

#HayOtroCamino, el cartel que levantó el FPV en la sesión. NA

El presidente Mauricio Macri dio ayer su cuarto discurso ante el Congreso en un clima de descontrol, con permanentes reproches de la oposición, vítores del oficialismo (para tratar de nivelar) y hasta una diputada fallida de Cambiemos.

El primer tramo del discurso presidencial, cuando Macri reconoció haber hecho el año pasado pronósticos que no se cumplieron en absoluto, transcurrió con tranquilidad, con los legisladores escuchando o tomando nota, como hicieron el kirchnerista Agustín Rossi y la macrista Silvia Lospenatto.

Pero la tensión fue creciendo desde que Macri mencionó a una familia que “no se fue de vacaciones”, pero “conectó las cloacas” hasta el punto de quiebre: la referencia a la extinción de dominio.

En ese punto, la diputada oficialista Elisa Carrió se puso de pie para aplaudir y toda la bancada de Cambiemos la siguió. El tono subió cuando el Presidente reclamó que “el que se oponga, que diga dónde está parado”. La líder del Frente Renovador, Graciela Camaño, y su compañera de bloque

Cecilia Moreau, gritaron desde sus bancas, donde se escuchó: “¡Hablá del Correo, Macri!”.

A medida que avanzaba el discurso se multiplicaban los gritos opositores, principalmente en el sector del Frente para la Victoria, que, para poner un poco de humor, lideró un aplauso irónico cuando el Presidente dijo que la economía está “mejor que en 2015”.

Carteles y una “plantita”

El bloque del Frente para la Victoria decoró sus bancas con carteles que decían #HayOtroCamino, el eslogan de la campaña de Rossi, mientras que la Izquierda optó por otras leyendas: “Abajo el régimen del FMI” y “Basta de despidos”.

El cartel más llamativo fue uno que decía #AutocultivoYa, que apareció colgado en la banca de la diputada del Movimiento Evita Araceli Ferreyra, quien puso sobre su escritorio una planta de cannabis.

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