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La pobreza estructural alcanza al 51% de la población salteña

En la provincia, más de 700 mil personas tienen carencias en distintos indicadores.Especialistas indican que la pobreza es más alta que el promedio de la Argentina.
Jueves, 28 de marzo de 2019 01:35

Más de la mitad de la población de Salta está afectada en algún punto por la pobreza estructural que, a diferencia de la monetaria, es la que se mide por carencias en indicadores como vivienda, empleo, acceso al agua o al saneamiento básico, educación, ingresos y protección social.

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Más de la mitad de la población de Salta está afectada en algún punto por la pobreza estructural que, a diferencia de la monetaria, es la que se mide por carencias en indicadores como vivienda, empleo, acceso al agua o al saneamiento básico, educación, ingresos y protección social.

El lunes, la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló su informe anual en el que se expone que la pobreza multidimensional urbana pasó del 26,6 al 31,3 por ciento de la población entre 2017 y 2018, en un contexto en el que se redujo la cantidad de hogares sin acceso a cloacas, bajo contaminación o con vivienda precaria.

En este contexto, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) dará a conocer hoy los datos oficiales de pobreza que, a diferencia de la medida por la UCA, solo mide los ingresos y se espera que la cifra supere el 30 por ciento.

El director del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde), Jorge Paz, consideró que "en pobreza por ingresos Salta no está lejos del promedio nacional, es decir alrededor de un tercio de la población tendría ingresos que no alcanzan a cubrir la canasta básica".

En diálogo con El Tribuno, Paz anticipó que "en lo que está peor Salta es en pobreza estructural, en pobreza no monetaria", y reveló que, según las estimaciones de la institución que encabeza, realizada con datos oficiales (de la Encuesta Permanente de Hogares - EPH), el 40 por ciento de la población urbana en Argentina tiene al menos una privación de este tipo" y que, aún peor, "en Salta, la cifra asciende al 51 por ciento, 11 puntos porcentuales más que la media nacional".

"Con esta cifra, más de 700 mil personas en la provincia tendrían al menos una privación no monetaria vinculada a la educación, protección social, empleo, vivienda, acceso al agua o al saneamiento básico", alertó el titular del Ielde.

Multidimensional

Para Paz, "una característica de la pobreza en Salta, comparada con el promedio nacional, es que no sólo hay más personas con privaciones no monetarias, sino que la pobreza en la provincia es más intensa que la de la Argentina en promedio". "Esto quiere decir que las personas pobres en Salta tienen más privaciones que las personas pobres en otros lugares del país", adujo.

"En cuanto a los factores preponderantes -indicó- Salta arroja déficits enormes en saneamiento y acceso al agua segura para beber".

En la misma línea, el director del Isepci Salta (Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana), Federico Maigua, alertó: "El aumento de la pobreza lo vemos a través de uno de los síntomas que podemos apreciar en las recorridas por los barrios cada vez que tenemos que hacer relevamientos de los precios de la canasta básica y también a partir de la charla con la gente, con los responsables de merenderos y comedores y con los comerciantes".

"Desde que Mauricio Macri gobierna hemos notado un aumento importante en la asistencia de niños, niñas, mamás y también últimamente de abuelos y abuelas a merenderos y comedores porque la plata para cubrir los gastos alimentarios del mes no les alcanza", señaló Maigua, y reveló que "esta situación tuvo un pico en 2016".

"En los seis primeros meses del gobierno de Macri ya veíamos un incremento importante a partir de un estudio en merenderos y comedores. En 2017 se amesetó la asistencia en los mismos valores del 2016 pero el año pasado se empezó a notar nuevamente un incremento, con más gente grande, no solo de chicos con sus madres que empezaron a quedarse con ellos, sino que muchas mamás van con jarras para ver si se pueden llevar más comida a las casas", sostuvo.

Maigua lamentó: "Tenemos testimonios de chicos que van a merenderos que funcionan dos o tres veces a la semana y, el resto de los días, van a otros merenderos para poder cubrir toda la semana. Eso antes no pasaba, como tampoco se abrían más merenderos y comedores".

No obstante, aclaró que "esta es una situación general de todo el país", y que "Salta está inmersa en una crisis que es nacional".

Soluciones de fondo

Por su parte, Paz explicó que para combatir la pobreza "las herramientas que están usando los gobiernos de diversos países de América Latina (desde hace mucho tiempo) son los programas de transferencias de ingresos; por ejemplo en Argentina es la asignación universal por hijo".

"La pobreza estructural requiere de inversiones en infraestructura básica como vivienda, saneamiento, agua, educación, salud, etcétera", aseguró Paz, y consideró que "ciertamente la solución de fondo es romper la cadena que perpetúa la pobreza, romper los canales de herencia de las situaciones sociales”. 
Paz afirmó que “en este sentido la inversión en niñez es fundamental y básica: nutrición, salud y educación. Una inversión de largo plazo en educación es cambiar el sistema de formación de maestras y maestros. Esto sería un ataque frontal a la pobreza”.
Finalmente, el titular del Ielde destacó el rol de organizaciones e instituciones intermedias en el combate de la pobreza pero explicó que solo son “un paliativo, necesario pero irrelevante, para la erradicación de la pobreza”.

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El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer hoy un aumento en el índice de la pobreza para el segundo semestre del año pasado, un período signado por la caída de la economía, y un incremento en los precios por sobre los salarios. 
Tanto en medios privados como oficiales, se espera que la medición del índice de pobreza de entre junio y diciembre del 2018 esté en torno al 30%, por encima del 25,7% de igual período del 2017.
Incluso, que se coloque por sobre el 27,3% del primer semestre del 2018, que tuvo tres primeros meses de crecimiento en la economía, pero que luego entró en una “meseta” por la falta de financiamiento y la sequía.
Durante el año pasado la economía bajó 2,5%, la inflación llegó al 47,6% y la desocupación subió al 9,1% desde el 7,2% de finales del 2017, según datos del Indec.
El domingo pasado, el presidente Mauricio Macri afirmó: “Vamos a tener el mismo nivel de pobreza que cuando asumimos”, en torno al 30%, y explicó: “No prometí ‘pobreza cero’, (sino que) es una tendencia a la que tenemos que ir trabajando”.
Macri destacó: “Todos queremos crecer, pero para crecer tenemos que tener moneda”, y aseguró que “la inflación de este año va a ser más baja que la del año pasado”, cuando llegó al 47,6%, la mayor desde 1991.
 

$27.570 para no ser pobre

Una familia de cuatro integrantes necesitó en febrero un ingreso mensual de $27.570,43 para no ser pobre, un 4,3% por encima de enero, según cifras difundidas ayer por el Indec.
 Ese ingreso corresponde al valor de la canasta básica total (CBT) conformada por los artículos de primera necesidad y alimentos. En tanto, la canasta básica alimentaria (CBA), que define el nivel de indigencia, subió 5,1% y llegó a $11.117,11.
 

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