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Dinastía Panamericana: el hilo rojo del destino, tras 24 años

Padre e hijo, tío y sobrino, dos generaciones de beisbolistas salteños que pasarán a ser los representantes en dos Juegos continentales diferentes.
Domingo, 31 de marzo de 2019 00:34

Según la mitología japonesa, el hilo rojo del destino va atado en ambos extremos a los dedos meñiques de dos personas que se conectan entre sí. En este caso, la hebra colorada forma parte de una costura de 108 perforaciones, entre dos cubiertas de piel que forman la bocha de béisbol.

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Según la mitología japonesa, el hilo rojo del destino va atado en ambos extremos a los dedos meñiques de dos personas que se conectan entre sí. En este caso, la hebra colorada forma parte de una costura de 108 perforaciones, entre dos cubiertas de piel que forman la bocha de béisbol.

Héctor y Lucas Ramón se conectan entre sí a través de esa pelota. Ernesto Comoglio y Ezequiel Cufré, también. Son padre e hijo, tío y sobrino, dos generaciones de beisbolistas salteños que pasarán a ser los representantes en dos Juegos Panamericanos diferentes. Héctor y Ernesto jugaron en Mar del Plata 1995, mientras que Lucas y Ezequiel serán parte del seleccionado nacional en Lima 2019, del 29 de julio al 4 de agosto. El béisbol nacional llega a esta competencia por tercera vez en su historia, tras Buenos Aires 1951 y 1995.

Ernesto Comoglio y Ezequiel Cufré en Puerto Rico, 2010.

Héctor "Chiquitín", tenía 27 años cuando regresó de la decimosegunda edición de los Juegos, disputados oficialmente en Mar del Plata, aunque el béisbol se jugó en el estadio Nacional de Ezeiza. Estaba de novio con Pilar y todavía no eran padres, pero cuatro meses más tarde se enteró de que un hijo venía en camino: era Lucas, uno de los actuales pitchers de la Selección. En 1994, un año antes de los Panamericanos y dos antes del nacimiento de su hijo, Ramón compró un guante en Estados Unidos y lo grabó: "Lucas, #21".

Los peloteros argentinos no fueron ningunos improvisados en aquellos Panamericanos. Entrenaron desde 1990 bajo el lema "cinco años por una medalla". La Selección le ganó a Puerto Rico en dos oportunidades, a Estados Unidos y a Guatemala. Terminó en la quinta ubicación, muy cerca del objetivo.

Los rivales no eran menores. Cuba tenía, entre otros, a Orlando "el Duque" Hernández, quien jugó diez años en New York Yankees, Chicago White Sox, Arizona Diamondbacks y New York Mets de las Ligas Mayores.

"Angueto" Comoglio, de 46 años, tenía 22 cuando le tocó salir al campo de juego y subirse al montículo en los Panamericanos del 95.

Llevaba cinco años en la Selección, desde los Juegos Odesur de Perú 1990. Diez meses antes de esa competencia, su hermana Sandra y su cuñado Laureano Cufré habían concebido a su primer sobrino Ezequiel, quien 24 años después, es una pieza fundamental de Los Gauchos, el seleccionado de béisbol. Desde Perú, Comoglio trabajó en el programa "Cinco años por una medalla". "Fue un programa muy interesante que finalizó en los Juegos del 95 y después no lo ví. Teníamos pocos lanzadores, yo era uno y por suerte me fue muy bien", dijo.

 

El legado y sus números de camisetas 

La herencia del 21 para Lucas Ramón. De chico, Cufré prometió ser “diez veces mejor”. 

“Lukety” Ramón tenía un guante con su nombre dos años antes de nacer. De chico jugaba solo con una botella y una pelota, hasta que a los 7 años fue a Popeye, se dio cuenta que los de su edad jugaban con bocha de goma y se animó. Desde entonces, con su hermano Bautista, dos años menor que él, hizo su carrera.
“Sabía que iba a jugar casi como yo”, dijo entre risas Ramón, capitán de la Selección de 1995. “Sus amigos me cargan y me dicen que ojalá hubiera jugado como él”, añadió Lucas a El Tribuno, y remarcó que “de grande me di cuenta lo que significó mi viejo en el béisbol”.

Ramón vs. Ramón. Foto: Pablo Yapura

Ezequiel y Ernesto afianzaron su relación en 2006, cuando “Angueto” lo llevó a jugar a Italia. “La última vez que me había visto jugar tenía 5 años y en Grosseto me dijo: ‘tío, vos tirás como yo’. La genética era similar”. Sandra, hermana de Ernesto y madre del actual jugador de Los Gauchos, agregó: “Cuando Ezequiel llegó a Italia la gente le decía que no le copie a su tío, y en realidad él nunca lo había visto tirar. Lo mismo pasó con la Selección, cuando jugaron en Puerto Rico 2010”. Comoglio colgó la camiseta argentina en el Sudamericano 2012 y su relevo fue Cufré: “Fue un momento muy emocionante”, coincidieron tío y sobrino.

No es casual
Héctor posó con la camiseta de los Panamericanos del 1995 y Lucas con la que usó en los enfrentamientos previos a Lima. Ambos tienen el número 21.
“Mi cumpleaños es el 21 de agosto. Fui a jugar un Mundial de sóftbol hasta 18 años a Estados Unidos y me tocó el 21. En 1988 cuando fui a la Selección de béisbol ya se habían repartido la mayoría de las casacas pero tuve la suerte de que quedaba la 21 y aunque era doble XL, estaba a mano, la agarré y no cambié más ese número”, sostuvo “Chiquitín” Ramón. Lucas heredó esa numeración.
Comoglio usó la 40 en sus diferentes equipos y también en el seleccionado. Desde Buenos Aires, donde reside, explicó el motivo: “Una vez vino un cubano a enseñar béisbol, se llamaba Agustín Marquetti y tenía ese número. Años más tarde me lo crucé en un viaje a Cuba y me reconoció. Desde entonces usé ese número”.


Ezequiel lleva en su espalda la 50. “Cuando yo jugaba en infantiles, trajeron unas camisetas de Cachorros desde México y había tres en mi casa: 55, 56 y la 50. Como mi tío usaba la 40, me puse la 50 y le dije que iba a ser 10 veces mejor que él”. 
Respecto a la llegada de Lucas y Ezequiel a los Panamericanos, ellos contaron que no hablaron mucho con Héctor y Ernesto, respectivamente, sobre la competencia.


“No hablamos mucho del tema. Me imagino que hasta que no esté ahí no voy a tener conciencia de lo que logramos”, dijo “Lukety”.
“Con mi tío hablamos de la familia. Hace poco nació mi hijo Gaetano y más que nada me pregunta por él”, recordó Ezequiel. En menos de cuatro meses escribirán la misma historia que aquellos beisbolistas del 95 y los de 1951. 

 

De Diego a Lío Messi

Héctor y Lucas Ramón, además de quedar en la historia del béisbol por ir a los Juegos Panamericanos, tuvieron la oportunidad de conocer a los mejores futbolistas que dio nuestro país, Diego Maradona y Lionel Messi.

“En 1986 gané el Olimpia y estaba Maradona. El tipo venía de ganar el Mundial, estaba con traje. Dejó de cenar para recibirnos, es un genio. Me saqué fotos que nunca me entregaron”, contó Héctor.

 

En 2017, Los Gauchos entrenaban en Ezeiza y la Selección de fútbol los visitó. Messi saludó a cada jugador. Estaban Lucas y Ezequiel. “‘¿Qué hacés capo?’, me dijo”, contó Cufré, y le respondió: “¡El capo sos vos!”. 

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