Los métodos para la obtención de drogas pueden ser varios: desde la venta de los bienes de la familia hasta la venta del propio cuerpo. En diálogo con El Tribuno, el doctor César Rufino, a cargo del centro de atención de recuperación La Cabaña, expresó que el rango etario de la mayoría de los consumidores de drogas está entre los 18 y 25 años, de ambos sexos. En cuanto a las drogas que más se consumen, el primer puesto lo ocupan las bebidas alcohólicas con un 51 por ciento, le siguen la marihuana con 14 y la pasta base con un 3 por ciento.
inicia sesión o regístrate.
Los métodos para la obtención de drogas pueden ser varios: desde la venta de los bienes de la familia hasta la venta del propio cuerpo. En diálogo con El Tribuno, el doctor César Rufino, a cargo del centro de atención de recuperación La Cabaña, expresó que el rango etario de la mayoría de los consumidores de drogas está entre los 18 y 25 años, de ambos sexos. En cuanto a las drogas que más se consumen, el primer puesto lo ocupan las bebidas alcohólicas con un 51 por ciento, le siguen la marihuana con 14 y la pasta base con un 3 por ciento.
Si bien la última ocupa uno de los índices más bajos, es la más destacada por “las consecuencias” que genera. Entre ellas está la promoción de la prostitución para obtener la droga. “En este proceso, en muchas ocasiones es así como llegan los pacientes”, agregó Rufino, quien destacó que antes de iniciar un tratamiento contra el consumo de drogas las primeras acciones médicas son las que solicitar una serie de estudios médicos que incluyen la detección de las enfermedades de transmisión sexual, e incluso son los mismos pacientes los que quieren saber sí tienen alguna patología, sobre todo el HIV.
“El trabajo sexual en estas situaciones es una forma de subsistencia en la droga, sobre todo en las mujeres de entre 15 y 17 años, que además no son capaces de ver otras opciones de vida”, agregó.
La familia
El tratamiento de estas personas, por lo general, no se inicia por motus propio, sino por el interés de algún familiar o amigos cercanos. “Hasta hace algunos años el consumo se veía más registrado en los varones, mientras que ahora se está visibilizando también en las mujeres, porque usan la pasta base para bajar de peso”, detalló el profesional.
En cuanto al inicio de las drogas en niños de entre 9 y 13 años, tanto Rufino como el terapista José Hadoy destacaron que tiene que ver con la accesibilidad que se tiene a las drogas. El alcohol es uno de los primeros pasos, al igual que el pegamento, sobre todo en los grupos económicos más bajos, mientras que en las familias con mayor poder económico, el consumo se inicia con la marihuana y la pasta base. “Los chicos comienzan fumando lo que denominan nevado, que es una mezcla de tabaco con pasta base en el papel”, detalló Rufino.
Sin embargo, y pese a estos detalles, el consumo de drogas no discrimina estratos sociales, mientras que al momento de acceder a los tratamientos, las familias con un poder económico más importante y relacionada con el poder económico en Salta, no acceden a los tratamientos locales sino que prefieren hacerlos en otro provincia y viceversa.
Consultados sobre la reciente aparición de casos de consumo de hongos como el cucumelo o las denominadas drogas de ataque sexual, Rufino identificó que se presentaron varios casos en la zona de La Caldera y Vaqueros, a lo que agregó que este tipo de consumo requiere tener dinero, teniendo en cuenta que una dosis tiene un costo estimado de 1.000 pesos. “En otros países, las personas que son encontradas con este tipo de pastillas y hongos son inmediatamente detenidas porque se sabe cuál es su objetivo”, agregó.
Consecuencias en embarazadas
Según datos del Programa de ETS y el hospital Materno Infantil, los partos de madres con enfermedades de transmisión sexual también tienen estrecha relación con el consumo de drogas. En este panorama, es que los niños nacidos de madres que consumen drogas suelen presentar ciertas características físicas, además de afecciones -con el paso de los años- en el desarrollo cognitivo. Rufino, por su parte, destacó que los niños de madres que consumen suelen tener entre dos y tres centímetros menos en las circunferencia craneal, unos 500 gramos menos del peso normal y un estimado de entre 2 a 3 centímetros menos en el crecimiento. “Si este chico tiene una vida saludable pueden llegar a recuperarse”, agregó el profesional, quien alertó que el retraso cognitivo se ve reflejado al momento de adquirir conocimientos lógico-matemáticos.