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Constanza Ruiz: la niña “rara” que ahora se reconoció autista

Es investigadora de la Universidad Nacional de Salta en el área de desarrollo y educación e invita a mirar esta condición sin prejuicios.  
Martes, 02 de abril de 2019 12:47

Por Daniela Orlandi

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Por Daniela Orlandi

Constanza Ruiz Danegger es investigadora de la Universidad Nacional de Salta, especializada en desarrollo y educación. Hace menos de un año descubrió que el autismo era algo más que su tema de estudio. “Sabía que era excéntrica, rara, o al menos así me consideraba la gente. De varias cosas tenía demasiado y escaseaba de otras... Hasta hace poco no se sabía que podía haber mujeres adultas autistas”, relata. Admite que muchas veces en su vida se sintió excluida o discriminada por ser diferente. Sin embargo, no fue sino hasta el año pasado que descubrió su condición, durante una entrevista a una mujer autista. Se vio reflejada en su relato. Pasó el día y la noche siguientes leyendo y buscando pruebas diagnósticas en internet. Consultó a profesionales destacados del país y, como corolario de su búsqueda, Constanza hoy se reconoce autista.
La investigadora recuerda que después de ese descubrimiento llegaron a su mente un montón de evocaciones. Ella trabajaba en la detección temprana del autismo y no se daba cuenta de que cumplía con esos criterios: “No había enganchado nunca una cosa con otra. Recuerdo que mi mamá pensaba que era sorda y me hicieron una audiometría para comprobarlo. El médico dijo que no, que era distraída nomás”.

Personas atípicas

Ella está convencida de que aceptar la diversidad y la complejidad de cada persona resulta clave, tanto para el autismo como para cualquier otra condición atípica de la vida. “Es necesario dar voz a las personas autistas. Desearía que cuanto antes se vuelva innecesario hablar de diversidad, por lo obvio que resulte”, anhela.
Constanza define al autismo como una condición y no como una patología o trastorno. “Si se entiende el espectro autista como una condición del desarrollo y no como una patología, el término tratamiento queda desfasado en el tiempo. Podría considerarse en revisión junto con el término discapacidad aplicado al autismo”, precisa.

Novedades

La profesional cuenta que en los últimos meses vio luz un estudio de revisión sobre uno de los programas más conocidos de intervención conductual temprana de autismo. Se trata del Early Start Denver Model (ESDM) que incluye un entrenamiento intensivo para niños autistas. “Se encontró que los resultados no son en principio tan buenos como se promocionaban. Esto debería llevar a una revisión de lo que se entiende habitualmente como modelos basados en evidencia”, precisa.
Considera importante la inclusión de determinadas dietas en personas autistas -como las promovidas por la Liga de Intervención Nutricional contra el Autismo (Linca)-, pero advierte que no deberían descartarse otros abordajes. 
“Desde hace un tiempo la medicina está virando hacia un enfoque que toma la alimentación desde un punto de vista integrativo. Por otra parte, en el campo de investigación del autismo se están dando avances importantes: un artículo revisa la correlación entre cándida (hongo responsable de muchas infecciones vaginales) y autismo”, detalla la investigadora. 
Además, explica que la simbología de los lazos azules y del rompecabezas está siendo rechazada por la comunidad autista por varios motivos. 
“En primer lugar implica la patologización del autismo, porque lo pone en paridad con el lazo del cáncer y el azul en nuestra cultura simboliza mayormente lo masculino”, dice. Y agrega que la representación con el rompecabezas da la sensación de que al autista le faltan piezas. 
“Me parece muy bonito que el autismo tenga el símbolo del infinito, porque puede ser hecho con las manos y, de esa manera se convierte en un símbolo no verbal; es decir, que puede ser expresado por personas que no hablan. Además debería simbolizarse con colores alegres, como el rojo o el dorado, e inclusive de todos los colores para representar la enorme variedad que engloba el espectro autista y cada persona”, detalla.

De la ciencia a las artes

Mutifacética, Constanza reúne su pasión por el desarrollo cognitivo con su pasión por la enseñanza. Coordina equipos de investigación y de extensión universitaria. Dirige a tesistas y becarios de posgrado. El año pasado durante la Semana del Cerebro organizó un concurso de youtubers destinado a niños y adolescentes autistas, que debían explicar cuál era su superpoder preferido. El certamen contó con figuras destacadas de la ciencia como el físico Daniel Córdoba y el biólogo y divulgador científico Diego Golombek. Ella empleó el arte, el juego y la ficción para el desarrollo psicológico. Actualmente trabaja en teorías de la mente y conductas prosociales en la infancia. La Sociedad Internacional para la Investigación del Autismo la nominó recientemente para un premio. La ceremonia se hará en mayo próximo en Canadá.
A esta versátil investigadora le gusta mucho la música clásica, aunque también el tango (lo baila) y el folclore. De pequeña tocaba el piano y de adulta aprendió flauta dulce. Tomó clases de canto y ahora está grabando sus propios temas musicales. Sin embargo, los últimos tiempos para Costanza no han sido fáciles en lo económico. Su situación no es ajena a los recortes presupuestarios que ha sufrido la ciencia en los últimos años y a eso se suman otros problemas laborales. Pero con una enorme sonrisa acepta la entrevista y dice: “Dale, todo irá bien”.

Una clasificación no exenta de polémica

 El DSM-5 es la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría. Entiende a los trastornos del espectro autista (TEA) como una categoría dentro de los trastornos del neurodesarrollo. No diferencia el síndrome de Asperger del trastorno autista ni del trastorno desintegrativo infantil, sino que los engloba bajo un mismo término (TEA). Los niveles o grados del autismo en el DSM-5 son 3 y están definidos por los niveles de ayuda que necesitará una persona para desempeñarse sus contextos vitales. Incluye dos categorías de síntoma de base: problemas sociales y de comunicación y comportamientos restringidos y repetitivos.

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