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Carisol, una empresa familiar, cumple 25 años

Una historia de visión y esfuerzo que se mantiene vigente en el local que está ubicado en calle Urquiza al 686.
Domingo, 19 de mayo de 2019 01:22

Carisol cumple sus bodas de plata y celebra este acontecimiento junto a clientes y amigos, fiel a sus objetivos de buena atención, calidad de los productos ofrecidos y surtido en las góndolas. El polirrubro -cotillón, insumos para repostería y juguetería- es líder en el mercado. La empresa inició el 18 de abril de 1994 en un local de solo 16 metros cuadrados en Urquiza 686, nutrido por la savia emprendedora de Graciela Pérez. Ella y su marido, José Antonio Audo Gianotti, se habían conocido mientras trabajaban en Bonafide y a los seis meses de novios se casaron.

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Carisol cumple sus bodas de plata y celebra este acontecimiento junto a clientes y amigos, fiel a sus objetivos de buena atención, calidad de los productos ofrecidos y surtido en las góndolas. El polirrubro -cotillón, insumos para repostería y juguetería- es líder en el mercado. La empresa inició el 18 de abril de 1994 en un local de solo 16 metros cuadrados en Urquiza 686, nutrido por la savia emprendedora de Graciela Pérez. Ella y su marido, José Antonio Audo Gianotti, se habían conocido mientras trabajaban en Bonafide y a los seis meses de novios se casaron.

Al momento de inaugurarse el negocio tenían dos hijas: Carolina y Marisol, cuyos nombres fundieron para otorgarle una impronta que obraría con la fuerza de una profecía: Carisol sería y es una empresa familiar. Graciela resistió los comienzos difíciles con cambio de recinto incluido. A los seis meses se mudó al salón comercial de Urquiza 766, que abarca actualmente 500 metros cuadrados. José, entonces gerente del supermercado Lozano, se le unió en 1998. También hubo una expansión que no fructificó, el local del Hipermercado Libertad. Allí inició Marisol, que estudió la licenciatura en Turismo y Hotelería y que colaboró desde los 16 años en el negocio, los sábados o después del colegio; pero que luego saldría y reingresaría en Carisol en varias ocasiones, correspondiendo a demandas familiares y vocacionales. Su hermana Carolina, Lic. en Recursos Humanos, también comenzó allí en 2009 por medio tiempo, pero desde hace años se dedica jornada completa a sus funciones: trato con proveedores, encargada de compras y administradora.

Sin embargo, todos coinciden en que la visionaria entre ellos era Graciela. Fue ella quien pensó en diversificarse. Gran repostera y atenta a las necesidades de sus clientes, regalaba consejos y recetas culinarias que le granjeaban la fidelización de la gente, pero también la demanda de ellos de adquirir en un mismo lugar -que daba muestras de conciliar como ninguno precio y calidad- los insumos completos para los acontecimientos festivos. Hoy la repostería sigue en expansión, acompañando el cotillón y la juguetería. Cada rubro tiene sus temporadas y juntas funcionan en un equilibrado ciclo de ventas.

Indudables protagonistas de estos 25 años de historia además son quienes la escriben desde sus puestos cada día: los diez empleados de Carisol que conforman un equipo de trabajo comprometido con la atención al cliente y los valores de la empresa.

La fundadora de Carisol, Graciela, enfermó y murió en diciembre de 2018. Dejó tres hijos: Marisol, Carolina y Facundo, aún estudiante universitario. Estuvo casada 41 años con José y casi 25 años al frente del negocio. Con el temple que la caracterizó la vida entera cuentan que estuvo unos diez días antes de su hora final liquidando sueldos en su casa. Por eso este homenaje le pertenece incluso en ausencia física. Mientras José asume el lugar de columna vertebral que ella dejó vacante y Carolina y Marisol honran aquello que les fue dado y de lo que aprendieron con el ejemplo, todos alimentan la mística de que solo está dotado el comercio atendido esmeradamente por sus dueños. Cualidad que el cliente de todos los tiempos aprecia.

 

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