El Cine Club de los Miércoles, el proyecto que conducen Alejandro Arroz y Matilde Casermeiro y que está orientado a exhibir obras cinematográficas nacionales e internacionales destacadas por su calidad artística y temática, transita por su 12º temporada. Y para mañana acerca a los amantes del séptimo arte el filme Acha Acha Cucaracha, Cucaño ataca otra vez, una película de Mario Piazza.
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El Cine Club de los Miércoles, el proyecto que conducen Alejandro Arroz y Matilde Casermeiro y que está orientado a exhibir obras cinematográficas nacionales e internacionales destacadas por su calidad artística y temática, transita por su 12º temporada. Y para mañana acerca a los amantes del séptimo arte el filme Acha Acha Cucaracha, Cucaño ataca otra vez, una película de Mario Piazza.
El documental llega por primera vez a Salta y se proyectará mañana en el Salón Bicentenario del Colegio de Médicos de Salta (Marcelo T. de Alvear 1310), a las 21. La entrada es libre y gratuita
Sinopsis
En los oscuros años de la última dictadura en Argentina, surgió en la ciudad de Rosario, hacia fines de 1979, una agrupación de arte experimental compuesta por jóvenes muy jóvenes, necesitados de expresar su disenso con el mortal clima imperante, a la vez que buscaban su propia identidad saliendo de su adolescencia.
Ellos crearon una notable obra colectiva, efímera pero sustancial, que fue la respuesta más cabal que algún joven podía dar y darse a sí mismo en épocas de extrema represión de las expresiones más auténticas y diversas.
Partiendo de la música y el teatro experimental, Cucaño derivó a las intervenciones en lugares públicos, para que su “público” ya no fuera el avisado que concurría a sus presentaciones más “formales” o “establecidas”. En esa búsqueda también logró poner en evidencia lo siniestro de ciertas prácticas culturales de una sociedad que llevaba adelante su “normalidad” mientras solapadamente se había tornado (esa misma sociedad) cruel al extremo de la tortura, la desaparición de personas y la sustracción de la identidad por parte del propio Estado.
A través de sus acciones y a pesar de lo limitado del público o testigos que en cada una de ellas pudiera tener, Cucaño sin embargo tenía una más amplia llegada a través de la trasmisión oral por parte de la gente que comunicaba las acciones de la agrupación, construyéndole así su costado mítico, que trasciende en el tiempo.
La postura de Cucaño y sus acciones no eran expresa o declaradamente opuestas a la dictadura o a sus conductores, pero sí atacaban los fundamentos culturales de la misma y, más allá aún, los de una sociedad que había sabido darle lugar a esa dictadura y la sostenía o la toleraba como si fuese un mal “menor”.
A cuarenta años de aquellos hechos, la gran mayoría de los integrantes de Cucaño se encuentran hoy rondando la quinta década de vida, dedicado cada uno a sus respectivas profesiones sin dejar de reivindicar aquella participación de la primera juventud. Más aún reconocen aquella experiencia temprana como parte fundamental en su propia formación.
A la vez que rescatar la memoria y el mito de Cucaño y sus acciones de cuarenta años atrás, el filme se propone tender un puente entre aquellos jóvenes protagonistas de la experiencia y su propio presente, buscando identificar qué quedó en cada uno de ellos como marca de aquella juventud en tiempos oscuros y la bella rebeldía con que la vivieron.
Sobre la película
Dirección y Guion: Mario Piazza
Producción ejecutiva: María Langhi
Montaje: Verónica Rossi
Música: Cucaño
Fotografía: Cristian Ferreira da Cámara
Duración: 75 minutos