¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
18 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

“Hace falta un país en el que se vea que la moda genera muchas cosas"

Gabriel Lage, el diseñador de alta costura elegido por Juliana Awada y Mirtha Legrand, estuvo de visita en Salta y dialogó con El Tribuno. 
Martes, 18 de junio de 2019 16:10

Gabriel Lage en persona luce tan impecable como en cada foto que le toman en una noche de gloria cuando presenta alguna colección propia. Para romper el hielo cuenta cómo se atrasó el vuelo que lo trajo a Salta el jueves pasado, para una escapada de fin de semana, y cómo ignoró los cielos amenazadores de tempestad para llegar a tierras norteñas. En persona luce como cuando lo iluminan los reflectores de las cámaras televisivas: un hombre de sonrisa abierta, voz amable e inconscientemente seductora y mirada afable. 
“La alta costura para mí y para mucha gente es el arte de lo inimaginable, el arte de crear piezas que nadie más que uno hubiera podido imaginar. Luego viene un trabajo especial, íntegramente hecho a mano con materiales que hacen que esa pieza diseñada sea única”, señala cuando El Tribuno le pregunta sobre su visión de este arte. A continuación la charla exclusiva que tuvo con este medio. 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Gabriel Lage en persona luce tan impecable como en cada foto que le toman en una noche de gloria cuando presenta alguna colección propia. Para romper el hielo cuenta cómo se atrasó el vuelo que lo trajo a Salta el jueves pasado, para una escapada de fin de semana, y cómo ignoró los cielos amenazadores de tempestad para llegar a tierras norteñas. En persona luce como cuando lo iluminan los reflectores de las cámaras televisivas: un hombre de sonrisa abierta, voz amable e inconscientemente seductora y mirada afable. 
“La alta costura para mí y para mucha gente es el arte de lo inimaginable, el arte de crear piezas que nadie más que uno hubiera podido imaginar. Luego viene un trabajo especial, íntegramente hecho a mano con materiales que hacen que esa pieza diseñada sea única”, señala cuando El Tribuno le pregunta sobre su visión de este arte. A continuación la charla exclusiva que tuvo con este medio. 

Hijo de un sastre de alta costura ¿cómo fueron tus inicios con la moda? ¿Esta fue tu primera vocación? 
Empecé con mi padre, Mario Delfín Otero Lage, que era español y pasó en su pueblo natal épocas de guerra. Él vino a Argentina joven con un oficio que aprendió desde los 6 años. Vino con la mentalidad de que su hijo tenía que hacer lo mismo que él. Pero se había ido a un país distinto, en el que no había habido guerras, y la mentalidad era también distinta. Como buen gallego era un poco terco y después de hacer los deberes del colegio me enseñaba el arte de la costura. Al principio odiaba eso, porque era complicado decirles a mis compañeros que a la noche me la pasaba cosiendo, era un diferencial duro. En aquel momento era un oficio por el que te podían cargar, y aunque no me hicieron bullying me costaba a mí. Con mi papá aprendí todos los secretos de la costura. Mi papá tenía además mucha conexión con la moda, que a Argentina no llegaba tan rápido, pero a él le llegaban revistas europeas. A mí sentir la moda me daba mucho placer, miraba moda de hombre y de mujer. Me llamaban la atención las colecciones de Paco Rabanne, que eran muy exóticas. Cuando pude elegir cómo vestirme lo hacía a la moda y tenía una abuela, Josefina Seone, que me acompañaba en eso, me compraba cosas raras al punto que no me dejaban entrar al colegio porque tenía zapatos con plataforma por ejemplo. 

¿Y cuándo este hobbie se transformó en una profesión?
A los 16 empecé a hacer algunas cosas como hobbie y sabía cortar, hacer molderías y solapas como pocas personas en el país porque realmente había aprendido una alta costura. La cuñada de un amigo tenía un local en Recoleta y vio algunas cosas que había hecho, me pidió otras, las puso en la vidriera y se empezaron a vender. Empezó a ser un hobbie mezcla con un poco de trabajo. Yo era DJ y me encantaba tanto la música que pensé que iba a tener algo con ese ámbito de grande. Es más, todavía me sigue gustando. La música de nuestros desfiles la elijo yo y paso meses buscando esos temas. Me inspiro con música...
Era un buen DJ y aunque no lo necesitaba a lo de la costura me gustaba hacerlo. Cuando cumplí 20 años me fui a vivir a Mar del Plata, donde tenía una pequeña disco y trabajaba los fines de semana. Me iba bien y en la semana tenía tiempo libre para dedicarme a la moda. Mis clientas me llevaron más a la moda. En Mar del Plata no hay tanta alta costura, sino más prêt-à-porter y excelente sastrería, pero las clientas me iban pidiendo cada vez más para fiestas y me fueron llevando a la alta costura. 

¿Cuál es la transformación que opera en una mujer la alta costura?
¡El resultado que se logra con la alta costura en una mujer es único! Me da mucho gusto tener a una mujer vestida espléndidamente. Ver la cara de felicidad de esa mujer, que no es la misma de cuando lleva un traje, aunque le pueda encantar. Enfundada en una pieza de alta costura se la ve radiante, feliz, avasallante. Si es una mujer que sale a un escenario sale a matar: “Aquí estoy, mírenme”.

¿Hay diferencia entre una clienta y una musa?
No hay diferencia, todas son musas. Sí nos ha pasado de elegir como musas a algunas modelos para algunas colecciones que estaban pensadas para alguna mujer especial. Pampita en su momento, con la cual hasta viajamos a París y presentamos una colección en la torre Eiffel, Ingrid Grudke, Mariana Fabbiani, todas mujeres muy distintas entre sí. Me parece que es muy importante la personalidad de la mujer y no tanto su estilo o línea de cuerpo, sino cómo va a llevarlo. Me parece que una mujer con cualquier cuerpo, pero con una personalidad impecable y que se sienta feliz sale a que la miren, y una la va a ver fantástica.

 

Mirtha Legrand, en un diseño de Gabriel Lage. 

¿Cómo es la “negociación” con grandes figuras del espectáculo como Mirtha Legrand? 
Tenemos que respetar un cincuenta por ciento de ella y un cincuenta por ciento mío, siempre y cuando ese cincuenta por ciento de ella a mí me haga sentir bien y yo considere que ella va a estar bien con eso. Si no, buscar que ella se deje llevar. Con Mirtha yo he tenido la suerte -y la visto desde 1995- de que se ha dejado llevar siempre. Se ha sentido bien en las pruebas y eso ha hecho que se haya ido liberando. Mucha gente me decía: “Con Mirtha hay que hacer lo que ella quiere, porque es Mirtha y le tenés que tener un respeto especial”. Yo siempre le tuve ese respeto especial y me sigue pasando que llego a la casa de ella y tengo ese escalofrío del respeto hacia la figura tan importante, pero sé también que eso no me tiene que limitar porque si quiero que ella se luzca -y por lo tanto me pueda lucir yo- necesito que se deje llevar. Hay dos vestidos que le hicimos para dos entregas de Martín Fierro, uno gris con rosa (que la Señora de los Almuerzos lució en 2010 y que repitió en la gala de Fundaleu de 2011), con el que la he visto varias veces y hasta ha salido en una revista un artículo sobre qué tenía ese vestido que Mirtha se lo ponía tanto y creo que la explicación fue el haber encontrado justo su personalidad y que ella se sintiera tan bien que se lo volviera volver. Rompimos esa barrera con Mirtha de no repetir el vestido. 

Carla Peterson, ataviada con uno de los vestidos más celebrados de la última edición de los Martín Fierro.

Hablando de la alfombra roja de los Martín Fierro tu vestido que llevó Carla Peterson ocupó el podio. ¿Pero qué pasa cuando las críticas son negativas?
Cuando las críticas no son tan buenas y vienen de alguien que estudió para criticar uno aprende. Pero si vienen de un colega lastiman sin sentido. Estoy un poco enojado con eso. Argentina tiene esa cosa de que los críticos no han estudiado. Quienes sí lo han hecho me han criticado bien. Luego hubo diseñadores y otros que son solo conocidos en la moda que han dicho qué le cambiarían al vestido o qué le hubieran hecho ellos. Entonces lógicamente si lo hace otro diseñador hubiera sido distinto. Voy a ser malo con eso: yo no tengo tiempo para ir a un programa de televisión a criticar a un colega, y si lo tuviera no se me ocurriría ir. Mariana Fabbiani me ha ofrecido el piso de El Trece para ir a opinar sobre la moda de los Martín Fierro, pero no me gusta ir a criticar en público. Primero porque es un colega y cada uno hace lo que le parece bien. Segundo porque hay una estrella y si se sintió bien con eso basta. Tercero porque si hay una crítica debería ser por cómo se hizo y no sobre lo que está hecho. 

En 2018 recibió el premio Estilo Emprendedor que concede la Universidad de Palermo. ¿Lo sorprendió esta distinción? 
Siempre supimos que éramos emprendedores porque estábamos iniciando algo de lo que había muy poco en Argentina, salvo Gino Bogani que ha tenido un muy buen taller. En el nuestro trabajan más de veinte personas y desde 2001 ampliamos continuamente nuestros atelier. Emprender pasa por cuidar tu economía, por ser un poco terco. Hubo años en los que invertíamos todo lo que ganábamos y dejábamos de lado una mudanza o comprar un auto mejor. Ahora estamos emprendiendo la entrada a España desde Argentina. Y este es un país que tiene que valorar la moda, entender que genera muchas cosas para la gente. 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD