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14 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Cinco claves del mal momento de Argentina

La deplorable campaña de la Selección en la Copa América tiene varias razones. Desde el nombramiento de Scaloni, al bajo nivel individual de varios jugadores.
Viernes, 21 de junio de 2019 02:03

El horrible presente de la Selección argentina en la Copa América encuentra varias razones. Tiene sólidos fundamentos, tiene lógica. Y lo que comienza mal, por lo general, termina de la misma manera. Es posta.
Argentina se arrastra en Brasil, expone una crisis que parece no tener fin. La derrota inicial contra Colombia por 2 a 2 y el empate 1 a 1 con Paraguay dejan al descubierto un proceso que venía torcido desde que abrió los ojos, plagado de dudas que se fueron afianzando con el tiempo. Estas son las cinco claves que explican lo mal que la estamos pasando en Brasil.

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El horrible presente de la Selección argentina en la Copa América encuentra varias razones. Tiene sólidos fundamentos, tiene lógica. Y lo que comienza mal, por lo general, termina de la misma manera. Es posta.
Argentina se arrastra en Brasil, expone una crisis que parece no tener fin. La derrota inicial contra Colombia por 2 a 2 y el empate 1 a 1 con Paraguay dejan al descubierto un proceso que venía torcido desde que abrió los ojos, plagado de dudas que se fueron afianzando con el tiempo. Estas son las cinco claves que explican lo mal que la estamos pasando en Brasil.

El nombramiento de Scaloni Cuando Claudio Tapia confirmó a Scaloni como DT “a prueba” se firmó el primer gran error. Ya era una mala idea y a la vista quedó que el entrenador no está a la altura de las circunstancias. El presidente de la AFA es el primer responsable de esta inminente debacle. Ningún otro seleccionado improvisa tanto como el nuestro. Quizá Scaloni le dio a Tapia el respiro económico que permitió cancelar la deuda que quedó con Jorge Sampaoli. Pero cuando lo barato sale caro...

El bajo nivel del plantel: el flojo presente de Nicolás Otamendi, de Renzo Saravia, Milton Casco, Roberto Pereyra, Giovanni Lo Celso y de Ángel Di María y el Kun Agüero amontonan las razones que justifican el mal momento de Argentina. Pero desgranemos: Otamendi viene de ser suplente en la última temporada del Manchester City y eso lo dice todo. Cometió un penal que casi elimina al equipo. 
El lateral derecho es, a esta altura, un verdadero drama. Primero Saravia, después Casco, también Pereyra y Lo Celso. El punto más débil está por ese lado. Y Lo Celso y Paredes son dos volantes centrales a medias. Ninguno cortó a James Rodríguez antes de enviarle la pelota a Roger Martínez en el primer gol de Colombia, ni tampoco cubrieron a Duvan Zapata en el círculo central, donde se inició la jugada del segundo gol. Y estuvieron ausentes cuando Richard Sánchez marcó el gol paraguayo en el centro del área grande.
Franco Armani tampoco se salva. Más allá del penal atajado, lo suyo no es para ponerle un moño. El arquero de River no transmite seguridad y cometió varios errores. De Di María, ya ni hablemos. Y además, hasta acá, muy poco se vio de De Paul, de Paredes, del propio Lautaro Martínez.    

Los miedos del técnico: si algo más faltaba para atenuar las malas actuaciones individuales eran los miedos del DT y su mala interpretación de los partidos. Haber sacado a Lautaro Martínez lo delató por completo. Si Martínez estaba lesionado, hubiera puesto otro delantero. No solo demostró tener miedo y prefirió cuidar un empate, sino que ya había armado mal el plantel. Scaloni es el responsable directo de un equipo que sufre innumerables filtraciones.

Los rivales: Colombia, probablemente sea en la actualidad la mejor selección de América. Y Paraguay, aún en reconstrucción, sabe lo que quiere en la cancha. Argentina podrá superar a Qatar, pero del otro lado del cerco clasificatorio aparecerán Brasil, que ni en su mejor versión muestra tantos desacoples, la temible Uruguay o Chile. Alguna vez hay que convencerse de que Argentina hoy no es la potencia de otrora.    

Lionel Messi: es cierto que Leo no tiene socios en la nueva generación, tanto como que la Pulga ya no tiene la misma chispa y movilidad que hace un par de años. Y no podemos quedarnos con su imagen que lo ubica solitario entre varios rivales. Lio, hoy, la pierde más fácil y encara menos. Y si nunca nos alcanzó con él, ni en su mejor momento, menos nos alcanzará ahora. Eso sí, hoy tiene otro tipo de rebeldía y, por ahora, da la cara, pero no nos garantiza nada.     
 

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