¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

13°
19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Miguel Pichetto: "Este es el rumbo; hay problemas, pero sería muy grave volver al pasado"

Entrevista exclusiva al actual senador y candidato a vicepresidente por Juntos por el Cambio.
Domingo, 30 de junio de 2019 12:21

“Hay problemas, por cierto, pero hay indicios favorables. Tengo la certeza de que vamos por el rumbo correcto, y que volver al pasado, es decir, al cepo, al default y a la economía cerrada, sería un desastre peor que el de 2001”. En esos términos, el senador Miguel Ángel Pichetto explicó su incorporación a la fórmula presidencial del Juntos por el Cambio, acompañando como vice a Mauricio Macri.
Abogado laboralista oriundo de Banfield pero tras el inicio de los gobiernos de las dictaduras militares se radicó en Río Negro desde 1976. En 1983 obtuvo su primer cargo público como concejal en el municipio de Sierra Grande. Tras dos años como concejal, reemplazó a Beluz González como intendente de la ciudad hasta 1987. Entre 1988 y 1993 fue legislador provincial por Río Negro. En el Partido Justicialista fue Congresal por Río Negro desde 1983 hasta 1991, cuando fue electo presidente. En 1993 abandonó la banca provincial para ser elegido diputado nacional. En 1997 fue elegido vicepresidente del bloque del PJ en la Cámara de Diputados de la Nación Argentina.
En 2001 asumió como senador nacional y fue presidente del bloque justicialista desde 2002 hasta hace unas semanas, cuando aceptó la sorpresiva propuesta de Macri.
En una entrevista con El Tribuno, Pichetto desmintió supuestos enojos por el armado de listas, ratificó sus convicciones peronistas, que se expresan en el énfasis que pone al destacar la urgencia del trabajo genuino que reemplace “el modelo de esperar el plan en casa”.
“Siempre creí en el modelo capitalista, del que hoy hay pocas dudas, en el alineamiento con los países desarrollados y en la racionalidad de la política”, sostuvo, y añadió que “hay un amplio sector de peronistas en todo el país que no se sienten contenidos por la Cámpora ni por la izquierda”. Pichetto asume las dificultades que genera la inflación, pero no deja dudas respecto de su decisión: cuestiona “las ideas locas que amenazan el sistema de división de poderes” y asegura que “Argentina no es Venezuela; es muy distinto, pero puede llegar a serlo”.
 
- ¿Qué representa para usted esta decisión de sumarse a Cambiemos luego de tantos años como senador justicialista?
- Es un punto de fractura. Una decisión que no tomé de un día para otro, sino de un proceso de reformulación política y de ratificación de convicciones de fondo. Mi visión del escenario internacional y de las políticas más convenientes para el país al respecto siempre estuvieron cerca de los lineamientos de este gobierno. Priorizar la vinculación con Estados Unidos, con Europa, con los países más importantes del mundo y no optar por Venezuela. Hemos tomado una posición muy firmemente crítica frente a la dictadura sangrienta de Nicolás Maduro.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

“Hay problemas, por cierto, pero hay indicios favorables. Tengo la certeza de que vamos por el rumbo correcto, y que volver al pasado, es decir, al cepo, al default y a la economía cerrada, sería un desastre peor que el de 2001”. En esos términos, el senador Miguel Ángel Pichetto explicó su incorporación a la fórmula presidencial del Juntos por el Cambio, acompañando como vice a Mauricio Macri.
Abogado laboralista oriundo de Banfield pero tras el inicio de los gobiernos de las dictaduras militares se radicó en Río Negro desde 1976. En 1983 obtuvo su primer cargo público como concejal en el municipio de Sierra Grande. Tras dos años como concejal, reemplazó a Beluz González como intendente de la ciudad hasta 1987. Entre 1988 y 1993 fue legislador provincial por Río Negro. En el Partido Justicialista fue Congresal por Río Negro desde 1983 hasta 1991, cuando fue electo presidente. En 1993 abandonó la banca provincial para ser elegido diputado nacional. En 1997 fue elegido vicepresidente del bloque del PJ en la Cámara de Diputados de la Nación Argentina.
En 2001 asumió como senador nacional y fue presidente del bloque justicialista desde 2002 hasta hace unas semanas, cuando aceptó la sorpresiva propuesta de Macri.
En una entrevista con El Tribuno, Pichetto desmintió supuestos enojos por el armado de listas, ratificó sus convicciones peronistas, que se expresan en el énfasis que pone al destacar la urgencia del trabajo genuino que reemplace “el modelo de esperar el plan en casa”.
“Siempre creí en el modelo capitalista, del que hoy hay pocas dudas, en el alineamiento con los países desarrollados y en la racionalidad de la política”, sostuvo, y añadió que “hay un amplio sector de peronistas en todo el país que no se sienten contenidos por la Cámpora ni por la izquierda”. Pichetto asume las dificultades que genera la inflación, pero no deja dudas respecto de su decisión: cuestiona “las ideas locas que amenazan el sistema de división de poderes” y asegura que “Argentina no es Venezuela; es muy distinto, pero puede llegar a serlo”.
 
- ¿Qué representa para usted esta decisión de sumarse a Cambiemos luego de tantos años como senador justicialista?
- Es un punto de fractura. Una decisión que no tomé de un día para otro, sino de un proceso de reformulación política y de ratificación de convicciones de fondo. Mi visión del escenario internacional y de las políticas más convenientes para el país al respecto siempre estuvieron cerca de los lineamientos de este gobierno. Priorizar la vinculación con Estados Unidos, con Europa, con los países más importantes del mundo y no optar por Venezuela. Hemos tomado una posición muy firmemente crítica frente a la dictadura sangrienta de Nicolás Maduro.

- ¿Y en lo económico?
- Yo comparto la mirada capitalista y la firmeza del actual gobierno para dar una lucha sin cuartel contra el narcotráfico. No dudo de que hay cuestiones complejas en el escenario económico y sería necio ignorar los problemas. Pero también es cierto que se está logrando un equilibrio cambiario, que se avanza en mejoras en el poder adquisitivo. Contra estas dificultades, la alternativa de volver al default, a la economía cerrada o alimentar ideas locas como reformar la constitución, quebrar el sistema de independencia de poderes o erosionar la credibilidad del Poder Judicial como lo están haciendo me parece prometer un escenario altamente peligroso.

- Usted coloca los logros por sobre las dificultades.

- Hay problemas, por supuesto, que se profundizaron con la devaluación del año pasado pero es claro que el rumbo es el correcto. El horizonte inflacionario empieza a mostrarse positivo. Y el rumbo al que me refiero es que ya nadie discute el capitalismo en general, ni el orden fiscal. Nadie duda de que no es razonable gastar más de lo que ingresa. Argentina tiene potencialidades en todas sus regiones, y por eso tengo una mirada esperanzada y no comparto la mirada negativa propia del conurbano bonaerense. Argentina no termina aquí.

- ¿No tiene la impresión de que hay una deuda con el país federal?
- El centralismo es un proceso que se ha ido acentuando en los últimos quince años. El gobierno anterior tuvo una impronta muy fuerte de unitarismo económico. En estos años, el gobierno de Mauricio Macri ha permitido a las provincias recuperar capacidad fiscal; por una serie de decisiones y acuerdos, se logró una transferencia del 1,5% del producto hacia las provincias.

- Apenas anunció su candidatura, definió al trabajador y a la necesidad estratégica de resolver el problema laboral.
- Hay gente que no tiene trabajo y hay que alentarlos a salir de esa situación. Que se liberen del plan. El general Perón decía que el mundo es de los que trabajan. Por eso pienso que hay que estimular, generar y dignificar el trabajo de cada argentino. Hay que alentar los emprendimientos productivos, los desarrollos tecnológicos como los que están apareciendo, con empresas en condiciones de cotizar en bolsa y convertirse en exportadoras. El plan por definición es una emergencia, una asistencia a alguien que quedó sin trabajo.

- ¿Cuál es su opinión sobre los “trabajadores de la economía popular”?

- Son trabajadores desocupados que se han organizado y tienen un emprendimiento económico. Muchos de ellos se han hecho cargo de empresas fundidas y las llevan adelante. El modelo de personas que se quedan en su casa a esperar el plan solo contribuye a estratificar, consolidar la pobreza y es muy mala referencia para los hijos y los nietos, que ven al mayor sin actividad. El resultado de la economía popular, como contrapartida, en muchos casos puede ser exitoso, productivo y por eso merece el apoyo del Estado.

- Se estima que el 15% de la población vive en hogares con tres generaciones de desocupados.
- Se trata, sin duda, de un problema consolidado, es parte del gasto de seguridad social, tiene que ver con esto. Es por eso que resulta perentorio encontrar una salida genuina y que la gente pueda reconvertirse en el trabajo, que es lo que dignifica. Crear una cultura del trabajo, y esto se logra creciendo.

- ¿Cómo salimos?
- Con trabajo. Con decisiones. Salimos con un proyecto productivo que potencie nuestras riquezas naturales. Como los inmigrantes que llegan y consiguen trabajo, con la voluntad de ir a trabajar. Y con un modelo educativo que califique y disponga para el trabajo.

- Desde 2001 los gobiernos se sucedieron y mantuvieron la ley de emergencia económica hasta 2017.
- Efectivamente. Es una mecánica de discrecionalidad que beneficia al Poder Ejecutivo al liberar la disponibilidad de los fondos públicos. Es decir, había una delegación de facultades legislativas en el Congreso y el presidente Macri lo dejó sin efecto en 2017.

- Usted hizo referencia a una mayor transferencia a las provincias. El valor real de la coparticipación se incrementó unos 10 puntos.
- Y es un dato concreto, fruto del acuerdo con los gobernadores, con el que se buscó garantizar la gobernabilidad a nivel nacional y también a las provincias. Se dejó sin efectos la retención de cuantiosos recursos que el anterior gobierno no distribuía, y hoy las provincias subieron varios puntos en su participación desde 2015.

- ¿Usted espera modificar algo en las estrategias del oficialismo?
- El presidente no me pidió que cambie nada. Tampoco lo hicieron el jefe de Gabinete ni el principal asesor político del presidente, un experto en ganar elecciones y a quien respeto mucho, Jaime Durán Barba. Por edad, generacionalmente, estoy acostumbrado a los medios tradicionales y creo que siguen siendo importantes. Hay un sector de personas jóvenes que se informan por twitter, en un sistema vertiginoso pero de verosimilitud endeble. Ambas vías se complementan.

- Al gobierno, hasta ahora, le faltó claridad comunicativa. En mi parecer, se le notan las limitaciones propias del universo de los “ceos”, pero usted tiene un estilo bastante más directo.
- Sigo creyendo en el discurso político y en la política. El mensaje político genera expectativas, marca caminos y orienta, genera adhesiones. Pero ese discurso corresponde al Presidente y yo estoy para acompañarlo.

- La experiencia argentina indica que sobrevivir a la inflación es difícil y usted tomó la decisión en un momento complicado.
- Es simple: no podemos volver al pasado, el pasado queda para el análisis histórico. Volver al cepo, tomar por el camino del default que parece una salida facilista para inyectar recursos al consumo. Si se repitiera ahora las consecuencias serían mucho peores que lo que vivimos en 2001. Eso sí que multiplicaría el número de pobres y las consecuencias serían nefastas para los trabajadores. Argentina no es Venezuela pero puede llegar a parecerse, porque algunos caminos de aparentes buenas intenciones nos guían al infierno. Hay quienes se ilusionan con que se puede no pagarles a bonistas y acreedores, pero las consecuencias son previsibles: default definitivo, aislamiento, destrucción de la credibilidad del país y del poder adquisitivo de los trabajadores. Venezuela, por cierto, es la muestra de lo que genera el aislamiento: un país cuya economía podría ser comparable a la de un emirato hoy está empobrecido, con millones de venezolanos que sobreviven con 20 dólares por mes y protagonizan un éxodo interminable. Por eso creo que la salida es por este rumbo que estamos llevando, con acuerdos y renegociaciones, y defendiendo los intereses nacionales.

-Un estilo diplomático.
-Sin actitudes unilaterales ni arengas emocionales. Sin la plaza de Galtieri ni los discursos de la señora cuando hablaba de la Fragata Libertad o proclamaba el “Patria o buitres”. El patrioterismo lleva a los peores resultados. Hace falta tomar un sendero inteligente.

- ¿Usted cree que esas posturas serían unánimes en el cristinismo o solo las reclaman algunos radicalizados?
- No hago futurismo, sino observar las conductas del pasado. Pero hay componentes autoritarios peligrosos. El candidato es Alberto Fernández, lo respeto y en absoluto lo subestimo. Sin embargo, el Frente por Todos reúne a varios partidos, muchos de ellos de izquierda. El interrogante es dónde está el poder. Y hoy, con total claridad, está en la figura de la candidata a vicepresidente. Ahí están los votos, la capacidad de movilización de los movimientos sociales y la conexión con algunos sindicatos. Hay que ver como se desarrollan los acontecimientos: en la experiencia histórica del peronismo, cuando el poder no estuvo identificado con el presidente siempre hubo conflicto.

- ¿Y que pasará con el peronismo?
- Sigo pensando como peronista. He decidido dar un paso con muchos compañeros de todo el país. Hay mucha gente que no se siente contenida porque en el cierre de listas, ejecutado por la señora con mano propia, se impuso un componente decisivo de la Cámpora o de personas de la izquierda.

- ¿Es cierto que usted se enojó por el cierre de listas en Juntos por el Cambio?
- No sé de dónde lo sacaron. Yo no pedí absolutamente nada, aunque tratamos de ubicar algunos de los dirigentes que me acompañan. Yo creo que este año concluye un ciclo en el peronismo, un ciclo con fuerte componente personalista. Después de tres derrotas, y una más, cuatro, ese ciclo está terminado.
 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD