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Para el mejor maestro del mundo, la prioridad es educar con calidad

Peter Tabichi ganó el Global Teacher Prize y dio conferencias en Salta y Buenos Aires. El religioso africano invertirá en su comunidad el millón de dólares que obtuvo.
Sabado, 13 de julio de 2019 14:25

Peter Tabichi tiene 37 años, y ganó el Global Teacher Prize 2019, el galardón que cada año desde 2014 entrega la fundación Varkey de Dubái, dotado con un millón de dólares que deben destinarse a fines educativos. Es docente en zonas desfavorecidas de Kenia, país ubicado en la costa este de África. En Buenos Aires dio su primera conferencia y entre jueves y viernes en Salta, una de las provincias elegidas para su gira sudamericana, además de Corrientes y Jujuy. Fue recibido por el gobernador Juan Manuel Urtubey con quien compartió su experiencia y se interiorizó de las características educativas. Ayer, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Provincia, junto con la Fundación Varkey, organizaron una conferencia en el Centro de Liderazgo e Innovación Educativa del Instituto de Formación Docente Continua de barrio El Huaico, donde dialogó con la prensa y con directivos y docentes.

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Peter Tabichi tiene 37 años, y ganó el Global Teacher Prize 2019, el galardón que cada año desde 2014 entrega la fundación Varkey de Dubái, dotado con un millón de dólares que deben destinarse a fines educativos. Es docente en zonas desfavorecidas de Kenia, país ubicado en la costa este de África. En Buenos Aires dio su primera conferencia y entre jueves y viernes en Salta, una de las provincias elegidas para su gira sudamericana, además de Corrientes y Jujuy. Fue recibido por el gobernador Juan Manuel Urtubey con quien compartió su experiencia y se interiorizó de las características educativas. Ayer, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Provincia, junto con la Fundación Varkey, organizaron una conferencia en el Centro de Liderazgo e Innovación Educativa del Instituto de Formación Docente Continua de barrio El Huaico, donde dialogó con la prensa y con directivos y docentes.

El Tribuno estuvo en la Universidad Torcuato Di Tella donde Tabichi habló ante un auditorio colmado de profesionales de la educación de todo el país e incluso de Colombia.

“Es un honor compartir mi historia con ustedes. Agradezco la cálida bienvenida. Vengo de Kenia, de una zona rural. Mis alumnos tienen muchos desafíos, es una zona muy vulnerable y la mayoría solía tener muy bajo rendimiento. Es un lugar de mucha escasez, con lo cual yo no me sentía digno de recibir este premio. Más allá de eso tengo esperanza y soy optimista, porque confío en mis alumnos. Como maestros tenemos que creer en ellos y destrabar el potencial que tienen. Tuve la posibilidad de ver que muchos mejoraban no solo en lo académico sino que también tenían éxito en otras áreas, como la humana y la espiritual”, explicó el educador y religioso franciscano, que dona el 80% de su salario a la comunidad.

“Cuando comencé en esa escuela, en 2016, teníamos muy pocos alumnos que llegaban a la universidad y ahora tenemos un gran número que asiste a la formación superior. Ese es un logro que impresiona”. Y añadió: “Para mí, como maestro es importante darle la oportunidad a todos, facilitar el proceso”, explicó Tabichi, quien dirige el club de ciencia de la escuela donde trabaja. 

Peter Tabichi durante su visita a Salta. Foto Jan Touzeau

“No soy el director, pero me hice cargo de estas iniciativas para que los chicos brillen. Ganamos una competencia el año pasado, que por lo general la obtenían las escuelas de alto rendimiento, y fue una sorpresa para nosotros. No se trata de un milagro si creemos en el potencial, si consideramos que los chicos pueden cambiar el mundo y les damos la confianza y la oportunidad de brillar”.

Clubes de paz

Entre las numerosas labores extracurriculares que realiza, Tabichi fundó un sistema de clubes de paz. Esta necesidad apareció porque hay estudiantes de siete tribus diferentes: “Queríamos demostrar que, a pesar de ello, la unidad es posible. Así pueden apreciarse a sí mismos y a los demás, darse cuenta de que pertenecen a una comunidad más amplia” comentó. En ese espacio, los miembros limpian y cuidan el medio ambiente, bailan, toman clases de canto y generan arte tras el objetivo de fortalecer lazos sociales. En este sentido, el galardonado maestro reveló que no se trata de un proyecto individual. “Somos una comunidad. Creo en el poder de la humildad, en la confianza y el respeto hacia los demás. Veo en la diversidad una gran oportunidad”.

Asimismo, el keniata que promueve las competencias de talento “para que los chicos descubran todos sus potenciales”, acentuó que “si bien nos enfocamos en los aprendizajes, que son importantes, estoy convencido de que hay que aportar a la formación holística de los chicos en pos de su carácter, formarlos como personas. Eso les permitirá brillar”.

Todos juntos

Tabichi desplegó su pasión por el oficio de la enseñanza con una notoria sencillez. “Hago lo que puedo dándoles mi tiempo, apoyo y guía a los estudiantes”, dijo. Y no está solo en esta tarea, muchos de sus colegas y padres lo acompañan “En la escuela hacemos trabajo colaborativo, por ejemplo, entre maestros de lengua, humanidades y ciencia. Tratamos de incluir a los padres en lo que hacemos en la escuela, el rol de ellos es fundamental. Por mi parte, visito a mis alumnos para conocer a sus familias. La escuela tiene programas donde se integra a los padres y cuando son invitados, casi el 100% viene. Los padres tienen que estar incluidos, eso es algo que da muy buen resultado. No se trata solo enseñar, sino que transformemos a la comunidad”.

La mujer africana y la religión

La figura de la mujer, a la luz de las redefiniciones actuales, fue tópico ineludible: “La cultura africana está llena de valores y manifestaciones. Pero hay algunos aspectos negativos como poner a la mujeres en un nivel más bajo, son vistas como una propiedad. La buena educación cambia esto, y que las chicas hagan ciencias y cosas que supuestamente hacen solo los hombres, las empodera. Mis alumnas ganaron un premio en Ciencias en Estados Unidos”, relató.

En cuanto a su ferviente vocación docente y religiosa, contó que “mi familia siempre fue religiosa y desde chico sentí deseos de unirme a un movimiento religioso. Es parte de encontrar el camino de cada uno”. No obstante la escuela donde trabaja es laica: “Antes estuve en una escuela cristiana, la de esta aldea no porque es del gobierno, con religiones muy diversas. Es ahí donde vi la oportunidad, en la diferencia”. Finalmente enumeró algunos de sus proyectos: quiere propagar su mensaje y difundir el conocimiento en toda África, además de crear una fundación que trasforme la vida de las personas con objetivos a largo plazo. “Necesitamos educar todo el tiempo. Hay que promover la educación no formal porque es la única forma de resolver los problemas que tenemos: educación de calidad”. Y vaticinó: “Si logramos tener una sociedad más educada, resolveremos muchos de los problemas que hoy tenemos”.

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