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Las cartas de Pablo Outes a su hija Soledad reconstruyen la memoria

Hoy se cumple un nuevo aniversario del peor crimen del terrorismo de Estado en la provincia. Habrá actos, pedidos de justicia y un documento en conjunto de la Mesa de DDHH de Salta.
Sabado, 06 de julio de 2019 00:38

“La masacre de Palomitas es eterna” dijo algún día indeterminado Nora Leonard, hermana de una de las víctimas. Los genocidas nunca calcularon que aquella matanza al costado de la ruta seguiría causando daño, dolor y lucha por tantos años. O quizás sí lo sabían.

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“La masacre de Palomitas es eterna” dijo algún día indeterminado Nora Leonard, hermana de una de las víctimas. Los genocidas nunca calcularon que aquella matanza al costado de la ruta seguiría causando daño, dolor y lucha por tantos años. O quizás sí lo sabían.

El peor crimen del terrorismo de Estado en la provincia sucedió el 6 de julio de 1976, a 50 kilómetros de la capital, cuando las fuerzas de seguridad fusilaron a 11 presos políticos que habían sacado momentos antes de la cárcel de Villa Las Rosas. Los fusilados en total fueron 12 con Turk Llapur, que fue traído desde Jujuy.

Eran personas que fueron apresadas sin delito y quedaron a disposición del Poder Ejecutivo, sin el amparo de las garantías constituciones. Luego fueron asesinadas a tiros o dinamitadas.

“Mi papá cometió el delito de presentar un proyecto de ley para que la educación pública sea laica”, dijo Soledad Outes, hija de Pablo Eliseo. Outes había sido diputado por el Partido Radical Intransigente y luego se sumó a las filas del Frente Revolucionario Peronista (FRP).

Le decían el “Viejo”, porque ya tenía 46 años y sus hijas Soledad y Rosario lo iban a visitar a la cárcel. Pablito Outes, su otro hijo, era muy niño aún.

Lo detuvieron en noviembre de 1974. Las garantías constitucionales habían quedado suspendidas el 27 de abril del mismo año por decretos del gobierno de Juan Domingo Perón que se remitían a la “lucha contra la subversión armada”.

“A mi padre lo tuvieron preso casi dos años en distintas cárceles del país sin ningún delito acusatorio. Me mandaba cartas y me decía que suponía que estaba en Rawson porque miraba las gaviotas desde su celda. También estuvo en Resistencia y en Villa Devoto”, dijo la mujer, que hoy tiene 60 años y que está en la encrucijada de seguir viviendo en España o volver a Salta.

Con una mezcla de tonada española y salteña, habla, llora y recuerda la historia que se va armando a través de las cartas que su papá le escribía desde la cárcel. Hace poco encontró una nueva y, como a las anteriores, la escaneó para conservar ese documento de papel, de tinta y de amor. Misivas escritas en la reclusión, para Soledad y para su hermanos.

Su mamá se llama María Elena Jiménez, y al momento de la masacre ya estaba separa de Outes. Los hermanos vivían con su papá, quien tenía una relación sentimental con Sara Ricardone. Este dato será clave en la vida de los hermanos hasta el día de hoy.

Soledad tenía 14 años cuando su papá fue apresado. Cuando lo mataron ella ya tenía 16, Rosario 14 y Pablo 8.

Ese 6 de julio del 76 Soledad estaba en Carlos Paz en su viaje de egresados. En Córdoba leyó la noticia en los diarios sobre la masacre y el nombre de su papá figuraba entre los asesinados.

Los recuerdos se le vuelven llanto, se confunden, trastabillan y la línea de tiempo es una pretensión imposible. La memoria es un espejo partido en el piso, es un flash de noticias viejas y nuevas, es una vida que aún recupera su eje.

“Yo pensé por mucho tiempo que todo era una gran mentira. Que mi papá seguía vivo en algún lado. Lo único que nos dieron fue un ataúd cerrado con la amenaza expresa de no abrirlo. Con los años tuve la oportunidad de leer los expedientes y ahí yo recién entré en razón. Allí pude saber que fue una acción premeditada, donde intervinieron varias autoridades, entre ellos el juez Lona, con una impunidad que asombra. Allí pude leer la cantidad de balazos que tenía el cuerpo de mi papá, que eran de armas de guerra, todo. Ahí recién pude entender la lógica de los hechos”, dijo Soledad.

Tras la tragedia, los tres hermanos volvieron con su mamá y al finalizar ese fatal 1976 se fueron en un exilio forzado a España.

De los casi dos años de prisión de su papá le quedaron al menos 25 cartas. “Son hermosas. Regularmente las leo porque de alguna manera me fueron ordenando en la vida. En las cartas me habla de la importancia de hacer ejercicios, de cómo ser mejor persona en la vida. Las tengo escaneadas y me gustaría alguna vez publicarlas; pero eso será para más adelante”, dijo Soledad.

En España estudió el magisterio y filología inglesa. Tuvo dos hijos, Cristian, que hoy tiene 40 años, y Amanda, de 33. 

Se jubiló y desde hace unas semanas está en Salta con el ánimo de meterse en una lucha que tiene dos frentes. Una busca cerrar capítulos del infierno que vivió tras la muerte de su padre y la otra es judicial.

“Mi lucha es para que nunca más dejen a un niño sin su padre, para que nunca más detengan a alguien sin la presunción de un delito, para que nunca más nadie se quede sin cigarrillos, papel o estampillas, para que nunca más trasladen a un preso lejos de su familia”, concluyó Soledad.

Sobre el documento

La Mesa de DDHH de la provincia de Salta ya tiene consensuado un documento único que se leerá en el acto que se realizará en Palomitas, aproximadamente a las 10.30.

Que las organizaciones que integran la mesa provincial hayan aceptado un documento demuestra la unidad que se viene reorganizando en la coyuntura.

“El documento reivindica a los compañeros desaparecidos y asesinados, y se plantea la idea sobre cómo hubiera sido el país y la provincia si estuvieran vivos. Es una reflexión sobre sus sueños de justicia y sobre cómo habrían actuado en medio de este ajuste neoliberal que plantea Macri”, dijo la referente de la Asociación Lucrecia Barquet, Nora Leonard. Los documentos de Palomitas son un anclaje sobre la realidad actual.

Los actos serán en el paraje

Por el 43º aniversario de la masacre de Palomitas habrá una concentración hoy, desde las 9 en el Portal de Memoria, en Yrigoyen y San Martín, para partir rumbo al paraje Palomitas, donde se realizará un acto.

La convocatoria se organizó desde la Mesa de Derechos Humanos de Salta, integrada por la Comisión de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas y Gremiales de Salta, la Asociación de DDHH Lucrecia Barquet, Hijos Salta, Asociación Coca Gallardo y Asociación Miguel Ragone.

Por otro lado, la Red por la Defensa de los Derechos Humanos convocó a una marcha y un acto en el monolito del parque San Martín (Yrigoyen y San Martín), a partir de las 14.

Además, estarán presentes organizaciones de Metán y de Orán.

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