Ayer, desde temprano, cientos de personas se reunieron en la avenida Independencia, entre Chile y 16 de Septiembre, para participar en el desfile que se hace en la Villa San Antonio desde hace cinco años consecutivos para celebrar el 9 de Julio.
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Ayer, desde temprano, cientos de personas se reunieron en la avenida Independencia, entre Chile y 16 de Septiembre, para participar en el desfile que se hace en la Villa San Antonio desde hace cinco años consecutivos para celebrar el 9 de Julio.
A lo largo y ancho de la calle, banderines blancos y celestes alegraban la mañana fría. Con sus uniformes, cientos de niños de la Policía Infantil encontraban un poco de calor en los vasos con chocolatada que repartía una comisión de vecinos, a cargo de la organización. Perros merodeaban entre ellos buscando espacios para recostarse.
A las 11, los organizadores tomaron el micrófono para agradecer a los presentes y para recordar que, hace 203 años, la Argentina decidió declararse independiente de la Corona española. Entregaron reconocimientos a vecinos que siempre colaboran en las actividades barriales y mencionaron que el desfile fue declarado de interés por la Provincia de Salta y por el Concejo Deliberante capitalino. Sin embargo, las autoridades no fueron a la villa.
El gobernador Urtubey estuvo en Metán, en el acto central, y el intendente Gustavo Sáenz participó de la ceremonia en la plaza 9 de Julio y en el tradicional chocolate que se sirvió en el Cabildo.
Leandro Gabriz (14), quien integra la comisión Independencia de la Villa, se refirió en un discurso a la importancia de trabajar todos los días para mejorar la calidad de vida de los vecinos. Invitó a una tarea conjunta entre las instituciones y las organizaciones del barrio para lograrlo: “Si en otros tiempos tomar las armas era hacer patria, hoy la patria se construye con innovación, trabajo y desarrollo. La patria es algo más que un concepto abstracto, es algo que se construye día a día”.
“Si ellos peleaban por la soberanía, la libertad y la independencia, nosotros pelearemos contra la desigualdad, la desunión, las barreras y el olvido. Si ellos arriesgaron sus vidas, nosotros no podemos descansar hasta que el país pueda transitar las vías del progreso. El enemigo hoy no son los realistas: los enemigos son la pobreza, la falta de infraestructura, la inseguridad y la desigualdad”, expresó el adolescente.
A los costados de la calle, algunos vecinos ofrecían golosinas, sándwiches, budines, tortas, manzanas y kinotos caramelizados. Con sus provisiones, esperaban a más de 6 mil personas y a más de 60 instituciones participantes.
Sobre una mesa y bajo una tienda, cinco mujeres atendían a los golosos que se acercaban a comprar bizcochuelo, maicenas, pastafrola, suspiros o pan dulce. Los productos se ofrecían a 20 pesos, con un café de regalo.
Marianela Balcazar, de la comisión de padres de la Banda Infantil de la Policía de Salta, contó que las mamás y los papás colaboraron con productos caseros para vender y, así, juntar fondos para comprar instrumentos y atriles para los niños músicos. “Todo se hace a pulmón. No recibimos donaciones de nadie”, contó.
El referente de la comisión de vecinos, Horacio Chuchuy, destacó que el desfile es una actividad que encontraron para cambiar la realidad del barrio y, sobre todo, cuestionar los prejuicios que pesan sobre ellos, relacionados con la droga, la prostitución y la delincuencia. “Creo que a través de la cultura y de la educación las cosas pueden cambiar mucho”, manifestó.
La banda de música municipal 25 de Mayo, después de participar en el acto oficial por el Día de la Independencia en la plaza 9 de Julio, se acercó a la Villa San Antonio para tocar durante todo el desfile.
A partir de las 12, cuando el sol calentaba, comenzaron a desfilar representantes de distintas instituciones públicas y grupos voluntarios de rescatistas y bomberos. Las organizaciones del barrio, como la biblioteca y las escuelas de folclore y de zumba, dijeron “presente”.
Filas de motos, Falcon y Peugeot antiguos revolucionaron la calle con los ruidos potentes de sus motores expertos. Mujeres de una comunidad kolla desfilaron con atuendos coloridos. La murga Chapulines, de la Villa Arenales, agregó ritmos descontracturados.
Después del mediodía, el desfile seguía y los presentes esperaban su porción de arroz con leche, prometida por la comisión de vecinos.