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Antropología Forense, un equipo y 35 años de trabajo

Nacieron cuando en el país desaparecían adultos y bebés. Hoy son 70 profesionales reconocidos en el mundo.
Domingo, 18 de agosto de 2019 00:00

¿Qué hicieron con los desaparecidos? ¿Dónde están los bebés secuestrados? Estos interrogantes marcaron los inicios hace 35 años del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que logró ganar prestigio internacional, y cuyo recorrido cuenta el periodista Felipe Celesia en su nuevo libro "La muerte es el olvido", de Editorial Paidós.

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¿Qué hicieron con los desaparecidos? ¿Dónde están los bebés secuestrados? Estos interrogantes marcaron los inicios hace 35 años del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que logró ganar prestigio internacional, y cuyo recorrido cuenta el periodista Felipe Celesia en su nuevo libro "La muerte es el olvido", de Editorial Paidós.

Con rigurosidad histórica y una fina sensibilidad, Celesia narra los inicios del equipo -allá por octubre de 1983- y repasa la historia del grupo de antropólogos que le devolvió la identidad a miles de víctimas, entre ellos los desaparecidos durante la dictadura y los soldados de la guerra de Malvinas.

En estos 35 años, el EAAF intervino en 55 países y solo en Argentina logró la identificación de más de 800 desaparecidos; entre ellos, Azucena Villaflor, Ernesto "Che" Guevara, Luciano Arruga y -hasta el momento- 113 soldados que combatieron en Malvinas y habían sido enterrados sin identificar en el cementerio de Darwin, tras el conflicto de 1982.

Como equipo de trabajo nacieron en 1984. Eran apenas cinco estudiantes universitarios comandados por el antropólogo forense norteamericano Clyde Snow, oriundo de Texas, que llegó al país junto a otros seis miembros de la Asociación Americana por el Avance de la Ciencia, convocados por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y la Conadep. Tras la dictadura se necesitaban certezas científicas que permitieran identificar los cuerpos que había desaparecido la maquinaria militar.

Snow, especialista en leer huesos y que no hablaba una palabra de español, acudió a profesionales de las ciencias, pero también a un grupo de estudiantes universitarios a los que en exhumaciones, fosas comunes y cementerios, comenzó a instruirlos en el arte de desandar la historia de un cadáver, en los restos de una persona. Entre esos jóvenes estaba el actual director del equipo, Luis Fondebrider.

"Yo era un estudiante de antropología, tenía 19 años, el país venía de la dictadura, la sociedad estaba muy conmocionada, mucha efervescencia, mucha movilización y la llegada de Snow significó para nosotros conocer a una persona que quería hacer las cosas de otra manera", relató Fondebrider.

Snow había intentado que forenses en el país lo ayudaran a realizar una exhumación, pero no había tenido suerte con la convocatoria. Fue entonces que decidió acudir a los estudiantes. Los citó en el bar de un hotel de Buenos Aires y les hizo la propuesta. Le pidieron 24 horas para contestar y al día siguiente la mayoría terminó aceptando.

Dos años más tarde se conformó oficialmente el EAAF. Su principal capital según repasa a la distancia Fondebrider, fue haberse dado cuenta de que el tipo de trabajo que se necesitaba era de carácter interdisciplinario. "Se trabajaba tan mal que queríamos demostrar que había otra forma de hacer las cosas", recuerda.

Hoy al igual que al comienzo el Equipo es una organización científica, no gubernamental y sin fines de lucro que aplica las ciencias forenses, principalmente la antropología y arqueología, a la investigación de violaciones a los derechos humanos alrededor el mundo.

Luis Fondebrider: "El EAAF mostró que la ciencia no es algo lejano que se hace en un laboratorio, también se puede hacer con la gente"

El EAAF se reunió en Buenos Aires para celebrar sus 35 años de existencia, a lo largo de los que fueron ganando confianza y credibilidad mundial no solo a partir de las capacidades técnicas, de resultados, sino también del valor humano que advirtieron había en lo que hacían.

Mientras que la ciencia forense acostumbraba a tener con los familiares un trato distante, el EAAF los incorporó al proceso. A partir no solo de pedir datos, sino también de responder preguntas, evacuar dudas, explicar los pasos, el grupo se diferenció una vez más de cómo se hacían las cosas.

"En el ámbito forense los familiares normalmente es gente que da alguna información para identificar el cuerpo y es notificada años después con un papel que le dice que es su hijo, que vaya a buscar el cajón y que se acabó todo. Nosotros desde el principio intuitivamente no lo trabajamos así", dice Fondebrider.

Si bien Fondebrider deja en claro que no diferencia el trabajo en relación a nombres propios, el EAAF fue convocado a varios de los casos más resonantes a nivel nacional e internacional: Ernesto "Che" Guevara, Pablo Neruda, Salvador Allende, Carlos Menem Jr., Santiago Maldonado, los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en México en 2014.

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